Comida en familia

COMIDA EN FAMILIA

Como podemos comprobar, mediante la lectura de sendos artículos, ambos plantean la misma problemática: El vínculo comida-familia.

Primeramente, plantean el hecho de comer en familia como un momento y lugar idóneo para la comunicación e interacción regular entre sus miembros, mejorando así las relaciones entre padres e hijos. Este “espacio” que favorece la afectividad y los lazos familiares, ayuda al mismo tiempo a la adquisición de vocabulario en niños y a prevenir posibles conflictos externos derivados de una escasa comunicación o relación paterno-filial en la adolescencia.

Además de lo expuesto anteriormente, uno de los principales beneficios de la comida en familia es la creación de buenos hábitos saludables y de comportamiento. Ambos textos coinciden en que deben trabajarse estos aspectos desde los 3-4 años. A la edad de 11 años dichos hábitos (tanto buenos, como malos) se consolidarán, por lo que es importante cooperar para favorecer la adquisición de unos hábitos correctos.  

Al hilo de lo anterior, debe cuidarse la alimentación introduciendo todo tipo de alimentos en el menú diario, involucrando a toda la familia en el proceso (compra, elaboración, poner la mesa, recoger, limpiar…). De esta manera se comparte y disfruta más del tiempo juntos, a la vez que los más pequeños crecen y aprenden de los mayores. La infancia es un período crucial para actuar sobre la conducta alimentaria, permitiendo reducir los casos de morbilidad y mortalidad.

En el caso de los adolescentes, se presentan algunos conflictos en dichos artículos como son: el consumo de tabaco, alcohol y drogas, las peleas… e incluso depresiones y suicidios, sobretodo en el caso de las chicas. Según los datos que se exponen, este tipo de conflictos se reflejan en menor grado en el caso de adolescentes que realizan comidas en familia habitualmente. Respecto a los hábitos alimentarios, los adolescentes son fácilmente influenciables por los medios de comunicación, los anuncios, los amigos o las modas, por ello en ocasiones consumen una mayor cantidad de grasas y azúcares, en detrimento de frutas y verduras, incluso saltándose alguna comida (desayuno). Por tanto es indispensable fomentar los hábitos saludables desde la familia, creando una atmósfera positiva.

        Hoy en día existen diversas razones que no nos permiten reunirnos a la hora de comer. Algunas de las causas pueden ser:

• Trabajo. En muchas ocasiones ambos cónyuges trabajan, por lo que los niños pequeños comen en el centro escolar. Si bien, puede utilizarse la hora de la cena de una forma más distendida como punto de encuentro al fin de la jornada para padres e hijos.
• Comodidad. Creo que puede haber dos casos. El primero, cuando los padres comen en casa y prefieren que sus hijos coman en el comedor del colegio, así ellos tienen más tiempo libre, no tienen que “pelear” con los niños y tienen más tiempo para organizar sus quehaceres. El segundo caso, si el centro de estudios está lejos del hogar y los niños tienen clase por la mañana y por la tarde, puede ser perjudicial ya que no hay suficiente tiempo para comer con tranquilidad y hay una presión constante. Al igual que en el caso anterior, puede utilizarse la cena como momento de interacción y distensión después de un largo día de trabajo.
• Diferencia de horarios. Es posible que padres e hijos tengan diferentes horarios. Se da el caso de alumnos de secundaria o mayores que, después de clase, van a casa y comen solos porque sus padres están trabajando. Por unas u otras causas, propondría las mismas soluciones que en los casos anteriores, ya que es más probable que al final del día se reúna la familia.  
• Diversas distracciones. El uso de aparatos electrónicos (televisión, móviles, videojuegos…) o las constantes interrupciones (levantarse de la mesa, comer por turnos…) dificultan la conversación relajada entre todos los miembros de la familia. Recomendaría que no hubiera televisión o no se encendiera durante la comida ya que es uno de los principales obstáculos para la comunicación. Lo mismo sería para el uso de móviles, sobre todo en los adolescentes. Mantener el móvil en silencio y fuera del alcance puede ser una medida para no estar pendiente de él. La familia es lo primero, las demás cosas pueden esperar.

        Podemos afirmar que, para fortalecer los lazos familiares debe haber cooperación, compromiso y fomentar la relación entre miembros.

“La comida familiar es un tiempo sagrado para compartir”.

(James Stenson)

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