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Crisis De Liderazgo


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2012  •  1.829 Palabras (8 Páginas)  •  457 Visitas

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Crisis de Liderazgo

El sistema de gobierno conocido como democracia surgió en la Antigua Grecia para el año 1500 a.C. con la creación de la Asamblea del Pueblo dentro de las polis (ciudades estados totalmente independientes), los ciudadanos de éstas eran llamados demos (pueblo). Así surgió el nombre de democracia, que significa gobierno del pueblo; donde los ciudadanos podían opinar acerca de las leyes, normas y reformas. La población de la polis era pequeña, por lo que todos los ciudadanos; hombres libres podían participar de la Asamblea. Era una democracia directa en la que cada uno de ellos, de manera alternada, ocupaba uno de los puestos burocráticos de esta Asamblea. La cultura romana también tenía un sistema democrático, pero representativo. Muchos de los cargos políticos, entre ellos el ejecutivo, eran escogidos a través de una elección directa. En la actualidad, la democracia representativa es el sistema más utilizado en el mundo para dirigir las naciones. Se basa en que el pueblo elige a un individuo o individuos para que los represente. En el siglo XIX, la democracia fue entendida específicamente como la designación de los gobernantes por medio del sufragio; pero la democracia es más que eso: es la participación de la ciudadanía en el poder, pues entre más alta sea la participación de los ciudadanos en un país se puede decir que es más alto el grado de democracia en éste.

Pero entonces, para que esta democracia surja tiene que tener líderes que combinen el sentido de misión con una visión y carisma personal. Dentro de esta democracia se encuentra el liderazgo democrático que es nombrado por muchos autores como el tipo de liderazgo adecuado para enfrentar los nuevos tiempos en que vivimos. Dos características del liderazgo son: su compromiso con el proceso de elecciones y con los procesos participativos en la toma de decisiones. El líder democrático es elegido por los miembros de la organización, lo cual muchas veces significa que él tiene la obligación de representar las ideas e intereses de sus electores. También estimula la participación, el libre intercambio y debate de las ideas. Aunque todos los líderes democráticos son elegidos, una vez que asumen una posición de liderazgo, algunos adoptan características de los otros modelos prevalecientes y tratan de dominar los procesos de la toma de decisiones. Otros, a pesar de su posición, tratan de ser participativos y trabajan con los demás miembros del grupo como colegas.

Entonces, ¿un líder nace o se hace? Es la pregunta que ha diario no hacemos y pocas respuestas recibimos. Un líder es aquel que cuenta con la capacidad de guiar a una o varias personas. Es aquel que puede apoyar, escuchar y motivar a un grupo de personas hacia la meta en común o cualquiera que sea su fin y/o propósito. Hemos visto que con el pasar del tiempo ha ido mermando la esencia de lo verdaderos líderes. Líderes como Abraham Lincoln, Martin Luther King, Eugenio María de Hostos, Ramón Emeterio Betances y Lola Rodríguez de Tío, vemos que fueron líderes que en su época lidiaron y lucharon por lo que creían. Ahora, los líderes que se están formando en esta época, no están teniendo la visión de liderar para todos; sino de hacerlo para beneficio propio. Es aquí cuando se pierde la esencia del liderazgo y vemos como nuestra sociedad carece de líderes honestos que puedan ser quienes nos lleven hacia otros lares. Aquellos lares que demuestren progreso y solidificación para nuestra sociedad que tanto lo necesita.

Por consiguiente se puede definir a la crisis de liderazgo como la escasez o falta de las capacidades que una persona tiene para influir en un grupo de personas, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo y eficacia. Hasta hoy los líderes políticos se han enfrentado a situaciones históricas muy difíciles, ya sea por los sistemas socioeconómicos y políticos injustos, por las confrontaciones, por la improvisación de los liderazgos y por falta de vocación de servicio de muchos líderes, incluyendo a mandatarios que el mismo pueblo elige. Se requiere de alguien que se atreva y tome el desafío que implica movilizar a las personas en tiempos y escenarios de incertidumbre, donde las respuestas no sean conocidas, y donde las personas se deban hacer responsables del problema y de buscar las soluciones. Esto es la esencia del liderazgo, pero ¿qué necesitamos para recuperar nuestros líderes? Sencillo; necesitamos personas comprometidas, honestas, compresivas y humanitarias que deseen levantar un futuro con visión en el progreso social equitativo y cuantitativo. Personas que deseen servir, recibiendo como recompensa, no gratificación monetaria, sino la satisfacción y el regocijo de que su trabajo es el esfuerzo de ver como otros progresan por su liderato. No es decir soy un líder o dirijo algo; es decir soy un líder y mi fruto se ve en cada uno de los que dirijo.

Se necesita de personas dispuestas a poner los problemas difíciles “en la mesa”, ejerciendo liderazgo, con autoridad. Personas dispuestas a nadar contra la corriente y los paradigmas establecidos. Personas capaces de generar tensión; una tensión movilizadora. Pero al mismo tiempo, que sean capaces de contener la presión que generan los cambios, en la medida suficiente que no de paso a disminuir el trabajo adaptativo. Todo ello, nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de fomentar nuevos líderes, con una nueva mentalidad

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