Daño que hacen los elogios a los niños

“CÓMO LOS ELOGIOS PUEDEN CAUSAR UNA PÉRDIDA DE CONFIANZA”

¿Verdaderamente dañan los elogios en la integridad de las personas?

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a mejor manera de fomentar la confianza en sí mismo en alguien es ofreciéndole oportunidades para tener éxito. Hay que facilitar el éxito dando experiencias a través de las cuales se pueda ver todo el poder que las personas tienen. En esta edad, muchos de nosotros los jóvenes podemos ingeniárnoslas con estas experiencias. Parte de lo que crea la confianza es el saber qué hacer cuando uno no sabe qué hacer.

Sin embargo, muchas veces confundimos el abrir oportunidades o el motivar a una persona, elogiándola, es decir: alabarla o mostrar admiración por ella, o por lo que hace. Si bien es cierto, esta es una forma de “motivar” a alguien, pero en otras ocasiones puede fomentar una actitud de conformismo y perjudicar gravemente su rendimiento.

En general, a los niños les agradan el elogio y el aliento. Sin embargo, hay ocasiones en las que un exceso de alabanzas, sobre todo si no vienen mucho al caso, ejerce una influencia negativa. Los niños que reciben elogios, con frecuencia, por su ingenio o inteligencia, podrían llegar a pensar que sus éxitos se deben a cualidades inherentes y dejarían de darse cuenta de que la resolución de problemas por lo común depende de los esfuerzos persistentes. Sin embargo, el chico que recibe un elogio explícito por haber tenido éxito después de esforzarse mucho, probablemente recibirá el mensaje de ese aliento y estará motivado para seguir haciendo esfuerzos en el futuro.

Incluso los premios, cuando no son los correctos, pueden tener consecuencias negativas, en lugar de positivas.

Por ejemplo, un estudio realizado por especialistas en psicología en 1998, nos muestran una prueba realizada a 128 niños de entre 10 y 11 años de edad, en el que ellos tenían que resolver una serie de problemas matemáticos para evaluar su comportamiento. Los resultados fueron un tanto sorprendentes, puesto que a los niños que se les había elogiado por su esfuerzo, fueron los que mostraron una mayor y gran voluntad para lograr sus objetivos; en cambio, los estudiantes a los que se les elogio por su inteligencia, en lo único que pensaban era en no fracasar, y frecuentemente elegían tareas y/o trabajos que habían realizado ya anteriormente. Así mismo, se realizó un mismo estudio de niños que jugaban futbol en forma activa y disfrutándolo, revelando que cuando se les dijo a algunos de ellos que si seguían actuando así recibirían certificados de "jugador destacado", empezaron a ser menos creativos y activos que los niños que no recibirían premio alguno. Este sin duda, es un gran ejemplo de conformismo, cómo se venía mencionando al principio de este ensayo.

El niño al ser elogiado con frecuencia, reacciona a esto abandonando la tarea o disminuyéndole importancia, ya que ¿por qué va a hacer de nuevo el trabajo si él fue el mejor?, o en otra situación, que solamente repita lo que ya ha hecho.

No obstante, esto no significa que los estudiantes maduros no necesiten de la motivación superficial. Después de todo, casi cualquiera necesita aliento. Incluso las personas que son particularmente creativas y exitosas con frecuencia quieren obtener elogios y recompensas materiales, y también se benefician al recibirlos.

Conclusión.

Considero que una solución para este problema sería en parte, los padres, desde el nacimiento del niño, ya que se debe tener cuidado con cómo se elogia o critica a su hijo. Tal vez intentando felicitarle por hechos concretos y no de manera general. Por ejemplo, en lugar de decirle “qué listo eres”, decir “qué listo has sido al haber pensado en hacer tal cosa en tal situación”. Del mismo modo, si le criticamos lo hacemos sobre un tema concreto. No decir “eres un inútil”, sino “este problema de matemáticas te ha salido fatal”. Y vemos con él qué es lo que podría hacer para mejorar la próxima vez. El niño se construye a sí mismo con varios elementos, positivos y negativos. 

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