Democracia
diego8a10 de Noviembre de 2011
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Desde una perspectiva constitucional, como se garantizaría una verdadera democracia participativa en américa latina?
Docente: Carlos Lara Arias
07/10/2011
En el proceso de democracia que está atravesando nuestro país la vigilancia debe jugar un importante rol para contribuir a la consolidación de las instituciones públicas, cuando hablamos de vigilancia estamos considerando el derecho que tienen los hombres y mujeres de una comunidad al tener acceso directo a participar en la gestión del gobierno central o local, de la capacidad y el derecho de fiscalizar o controlar las decisiones o acciones de las instituciones y funcionarios públicos que afectan la vida de la comunidad.
EDUCACIÓN COMO APORTE A LA CONSTRUCCIÓN DE UNA
CONVIVENCIA DEMOCRÁTICA Y UNA CULTURA DE PAZ
¿Qué supone hablar de una educación para la democracia y la paz? Supone
la construcción de una experiencia escolar formativa para desarrollar valores, actitudes
y habilidades socio-emocionales y éticas que sustentan una convivencia
social donde todos participan, comparten y se desarrollan plenamente. También
supone una educación capaz de incluir de manera pertinente a una amplia gama
de estudiantes tradicionalmente excluidos, que comienzan a ser tenidos en cuenta
en la escuela, desde el punto de vista de la responsabilidad por su desarrollo.
Una educación inclusiva, que promueva la equidad entre sus alumnos, construye
una base sólida para una convivencia social positiva, en la que todos puedan
sentirse parte de ella y estén dispuestos a ofrecer su colaboración a otros. Así,
una educación desarrollada en el marco de una experiencia de convivencia democrática,
además de ser relevante y pertinente para el desarrollo de habilidades
ciudadanas, debiera también, favorecer la consecución de la equidad entre sus
estudiantes.
John Dewey (1917) sostiene que la filosofía puede dar cuenta de las tensiones
y conflictos de intereses existentes en la sociedad y sugerir métodos para conciliarlos.
Pero una vez establecidas las visiones esclarecedoras, sería imposible que
su tarea de cambio alcanzara el éxito sin la intervención de la educación. Por eso
señala que la filosofía necesita de la educación para realizarse, y la educación de la
filosofía para orientarse. “La educación es el laboratorio en el cual las distinciones
UNESCO
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filosóficas se concretan y son sometidas a prueba” (Hurtado, 1994).
Dewey se plantea cómo capacitar a los jóvenes “para compartir una vida en
común” y cuál sería la forma más eficaz para lograr este objetivo en una sociedad
compleja. En ellas –afirma– no es posible que jóvenes y niños aprendan directamente
a través de la participación en las actividades de los adultos. Por eso surgen
las instituciones intencionadas, para adiestrar al joven de tal forma que pueda llegar
a ser un miembro adulto capaz de participar en su comunidad, en posesión de
todos los recursos y adquisiciones para desenvolverse en una sociedad compleja
(Dewey, 1917: 18). La asociación espontánea no ofrece las experiencias que supone
apropiarse de las herramientas culturales simbólicas.
Por otra parte, Dewey distingue las sociedades estáticas de las progresivas. A
las primeras, para alcanzar su fin les resulta suficiente mantener las costumbres.
En las progresivas, se espera que la educación sea capaz de “ordenar las experiencias
del joven para que, en lugar de reproducir los hábitos corrientes, se formen otros hábitos
mejores, y, de ese modo, la futura sociedad de los adultos sea una mejora de la suya”
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