Democratización en América Latina

Democratización en América Latina

     En base a los sistemas democráticos que rigen a la sociedad desde hace décadas hasta hoy en día, se aprecian situaciones inéditas en comparación a los diferentes procesos mundiales, mostrando déficits y fortalecimientos a la democratización en América Latina y caracterizando a cada país por rangos en base a la forma de implementar el tipo de gobierno o elección electoral. Lo cierto es que al analizar las estadísticas que estos procesos socio-políticos representan, se pueden notar conformidades e indiferencias con la relevancia que esta forma de sociedad nos ofrece.

     Según el texto, “Latinoamérica busca últimamente más asistir a un cambio de época que a una época de cambio. El siglo XXI tiene más de todo: más gente, más urbana, más joven, más sana y más educada”. La pobreza extrema se ha reducido más que nunca, y la clase media en aumento, mejor informada, impaciente y con más aspiraciones. Está haciendo más difícil el ejercicio del poder tanto a nivel global como en el ámbito regional latinoamericano.

     En segundo lugar, con la revolución de la movilidad implica que no sólo hay más personas con mejor nivel de vida, sino que además de esto trabajan más que nunca. Por su parte, esta revolución implica que una población que consume y se mueve mucho constantemente, pasa por un proceso de cambio en el que adquieren más conocimientos y emociones.

      Según los datos actuales recolectados por distintos entes internacionales, se presentan altos números de percepción de gobierno para grupos poderosos y para beneficio propio y por otro lado muy bajas cifras en las encuestas referentes a la confianza en el poder judicial. Uruguay se presenta como el único país en Latinoamérica con una democracia plena, mientras que un total de once países son catalogados como democracias imperfectas: Costa Rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana. Seis son democracias híbridas: Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guatemala, Honduras y Nicaragua. De todos los países latinoamericanos, sólo Cuba presenta un régimen autoritario.

     Al igual que a lo largo de este tiempo éstas revoluciones han traído, tanto oportunidades como restricciones para el crecimiento de la democracia nuestra como la global, nuestra democracia ha cambiado mucho en todos estos años, ha crecido de una manera notoria ya que las personas ahora tienen más oportunidades y participaciones populares que anteriormente, pero así como hay crecimiento hay fallas; como en los casos de dirigentes corruptos elegidos por la propia sociedad, los fracasos en crear regímenes democráticos y  todo esto se concluye con que ya el fenómeno de la democracia está en un estado preocupante por sus limitaciones y errores constantes y esto conlleva a que la sociedad se desilusione con la política y poco a poco se está perdiendo el interés a ejercer este derecho a una democracia limpia y honorable.

     Sin embargo, no todo es color de rosa y es porque nuestra América Latina tiene una ironía ya que somos la única región del mundo donde rigen diversos regímenes democráticos. En casi todos los países integrantes donde se presentan amplios sectores de su población viviendo por debajo de los limites de pobreza, la distribución del ingreso más desigual del mundo, las tasas de homicidios más elevadas del planeta y lo que para nosotros es lo peor de todo, sus altos niveles de corrupción que es nuestra ancla al subdesarrollo, al final de esto podemos ver que existe un retraso en las formas de manejar la política porque hay desajustes que se han producido entre la política y la sociedad.

     En otras palabras, América latina ha construido una democracia de mínimos que ha durado casi cuatro décadas, ahora el reto es crear una democracia de calidad, de ciudadanos y de instituciones, que sea incluyente, gobernable y sostenible. En efecto, los resultados cerrados en algunas elecciones, se caracterizan por falta de condiciones de equidad e independencia cuestionada por los organismos electorales, que abusan de los recursos de estado, a favor de los oficialismos y financiamiento político. Esto reafirma la convicción en nuestra región de que “el voto es la única vía legitima para acceder al poder”, la democracia es un concepto muy amplio, lo cual lo hace muy vulnerable ante malas aplicaciones, esto se refleja en el momento en que una persona natural accede a vender su derecho como ciudadano.

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