Derechos Humanos
dian16 de Marzo de 2014
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Los DEBERES GENRALES DEL SER HUMANO surgen de sus correlativos los derechos. El Estado debe organizar la previsión social, prestar la asistencia social, respetar la libre agremiación, etc.
Los DEBERES CIVILES los impone la necesidad de convivir en paz y de contribuir al mantenimiento del Estado. Entre ellos destacaremos: la obediencia a las leyes, el respeto a las autoridades y el pago de los impuestos. La obediencia a las leyes y el respeto a las autoridades que mandan en nombre de aquéllas son nuestros primeros deberes para con el Estado. En ellos se compendian todos los demás. Las leyes deben ser obedecidas, no Sólo por temor a las sanciones penales, sino por conciencia y por deber.
Porque toda infracción a las leyes civiles es un atentado contra la sociedad.
Pago de los impuestos. El contribuir a las cargas públicas es otro deber esencial de todo individuo.
Para mantener el orden público y proteger los derechos y las libertades de todos, el Estado no tiene más recursos que los que le proporcionan sus habitantes.
Pretender defraudar la ley o buscar los medios de eludirla es una injusticia y una deslealtad.
Los DEBERES POLÍTICOS son una consecuencia del goce de la ciudadanía activa.
Entre ellos se destacan: la defensa de la patria y la participación en la administración de la cosa pública por medio del voto.
Defensa de la patria. La obligación de servir a la patria, de concurrir a su prosperidad, a su grandeza y a su defensa, por medios materiales o espirituales, intelectuales o morales, es absolutamente universal y nadie debe sustraerse a ella.
En cuanto al servicio militar propiamente dicho, como no todos son aptos para él, es menester admitir, en interés del país, que deben ser exceptuados aquellos que le prestan otros servicios tan importantes e incompatibles con la profesión de las armas. Pero es Una injusticia, una ingratitud y una cobardía tratar de sustraerse al servicio militar por la deserción, la mutilación o la simulación (C. Lahr).
Participación en la administración de la cosa pública por medio del voto. El voto es la base del gobierno democrático. En una democracia todas las autoridades surgen directa o indirectamente del sufragio y, por consiguiente, el gobierno está en manos de las mayorías.
Muchas veces, sin embargo, los gobiernos no representan la opinión pública verdadera. Ello ocurre en una democracia cuando se apodera de los ciudadanos la diferencia cívica.
La indiferencia cívica, que se manifiesta en el abstencionismo, es decir, en no concurrir a votar, o en el voto en blanco, es muy peligrosa, porque abandona el destino de la patria a los ambiciosos y a los irresponsables.
Debemos convencernos de que la suerte de nuestro país depende de nuestra decisión o, por lo menos, de millares de decisiones como la nuestra. Por ello no podemos permanecer indiferentes ante la elección de quienes han de gobernarnos y nuestro voto debe ser terminante.
LECTURAS: LA IGUALDAD DE POSIBILIDADES: La igualdad es una necesidad vital del alma humana. Consiste en el reconocimiento público, general, efectivo, expresado realmente por las instituciones y las costumbres, de que la misma cantidad de respeto y consideraciones es debida a todo ser humano, porque el respeto se debe al ser humano como tal y no tiene grados.
Por tanto, las inevitables diferencias entre los hombres jamás deben tener el significado de una diferencia en el grado de respeto. Para que no se sientan como si tuvieran esa significación es necesario cierto equilibrio entre la igualdad y la desigualdad.
Cierta combinación de igualdad y desigualdad constituye la igualdad de posibilidades. Si cualquiera puede llegar al nivel social que corresponde a la función que es capaz de desempeñar, y si la educación está lo bastante difundida para que nadie sea privado de una capacidad por el solo
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