Devastaciones Osorio
Papouche21 de Junio de 2014
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Introducción
Hacia finales del Siglo XVI y principios del Siglo XVII los habitantes de la costa norte y zona occidental de la Isla de la Hispaniola mantenían un continuo comercio de contrabando, principalmente con holandeses y portugueses, perjudicando las rentas de la Corona Española. Esta situación dio motivo a la emisión de una ordenanza real al Gobernador de ese entonces Domingo de Osorio que llevó a la destrucción en el año 1606, hace 398 años de las poblaciones de Puerto Plata, Montecristi, Bayajá y Yaguana, poblaciones que dieron orígenes a la fundación de dos ciudades ubicadas cerca de la capital de la isla, Monte Plata y Bayaguana. A esta inhumana e imprudente decisión la posteridad le ha llamado "La devastación de Osorio".
Las Devastaciones de Osorio
se le denomina Devastaciones de Osorio a la orden dada por el rey de España Felipe III al gobernador de La Española en ese entonces Antonio de Osorio de despoblar la parte occidental de la isla para luego trasladarla hacia la parte cerca de Santo Domingo. Este suceso transcurrió entre 1605 y 1606.
Además, otro inconveniente seria el que “los negros son tan belicosos y tan poco domésticos que sin poderlo sus amos remediar, se han de quedar allá muchos de ellos que bastaran solos a rescatar como lo hacen”. Así traerían a otros negros esclavos a escaparse de sus amos como lo habían estado haciendo, y entre todos se harían dueños del negocio del contrabando que se trataba de impedir.
A esto se sumaría el agravante de que por no existir poblaciones iba a resultar imposible cobrar diezmos para las iglesias y hospitales, y también podría darse el caso de que esa gente alzada se convirtiera más rápidamente en herejes, por falta de control y por andar fuera de todo trato con los católicos.
Todos esos argumentos, con otras palabras, también fueron esgrimados por los regidores de la Yaguana añadiendo, por su parte, que allí se perdería un ingenio muy rico cuyo valor ascendía a unos 50,000 ducados y los negros de la ciudad, que eran unos 1,500, se escaparían hacia los montes, y la ciudad quería en manos de los enemigos que “serán señores de todos”.
Tratando de impedir las poblaciones el Cabildo de Santo Domingo intento sugerir remedios o soluciones. Pero ya era muy tarde y el Gobernador Osorio desestimo tanto las protestas o inconvenientes como los remedios, con excepción de unas sugerencias de los regidores, que por defender los intereses de los grandes señores del ganado cometieron la imprudencia de sugerir al Gobernador que si destruyese los pequeños hatos (porción de ganado mayor o menor) y hatillos de personas pobres de poco ganado que estaban cerca de las costas, sobre todo cerca de las de Montecristi. Este era un pueblo “decían ellos” que si debía ser despoblado junto con las estancias de sus alrededores, puesto que no era de importancia por lo despoblado y convenía fundirlo con puerto plata, la cual debía ser reforzada y fortificada.
Osorio, desde luego, no se dejo impresionar mucho por los regidores de Santo Domingo y soporto sus presiones y sus injurias. Así, después de varios meses de intranquilidad y de conflictos Santo Domingo, a mediados de febrero de 1605 salió el Gobernador Osorio hacia la Banda del Norte a cumplir con las ordenes que tenia de proclamar un perdón general a todos aquellos que hasta la fecha habían estado envueltos en los contrabandos invitándolos a recoger sus pertenencias personales, ganados, esclavos y demás bienes y a marchar hacia los lugares dispuestos cerca de Santo Domingo donde se concentrarían en nuevas poblaciones.
Como era de esperarse, hubo una gran resistencia por parte de los habitantes de la Banda del Norte. Pero, a pesar de la misma, Osorio pudo obligarlos a salir de sus casa en el termino de veinticuatro horas después de proclamadas las cedulas de despoblación y procedió a quemar los bohíos, ranchos, iglesias, sembrados y todo lo que fuera necesario para impedir que los vecinos quisieran quedarse en los lugares. En esta labor Osorio contó con la ayuda de unos 150 soldados de la guarnición de Puerto Rico que habían sido enviados por la Corona.
Esta mudanza fue aprovechada por los negros de los alrededores que desde hacía años se encontraban alzados, quienes negociaron su participación con la Audiencia a cambio de ser asentados en los lugares despoblados de San Juan de la Maguana, lo cual no fue difícil pues apenas llegaban a veintinueve.
Las protestas de los vecinos de San Juan de la Maguana, por su parte, y de la misma población de Santo Domingo, que decía que de San Juan era donde está la ciudad se proveía de quesos, mantequilla y sebo, hizo que al poco tiempo se permitiera a los vecinos regresar a sus antiguos sitios, quedando así toda la población española de la Isla reducida a los límites de la guardarrayas impuestas por las autoridades que prohibían a los vecinos bajo pena de muerte adentrarse más al norte o al oeste de Santiago de los Caballeros y más al oeste de San Juan de la Maguana y Azua.
Antecedentes
En 1605, las autoridades españolas, dirigidas en este momento por el monarca Felipe III, perteneciente a la Casa de Austria, deciden a través de la Cédula Real de 1603 despoblar la zona noroeste. Esto se hizo con la finalidad de erradicar el contrabando. Además, en las embarcaciones que contrabandeaban el cuero del ganado y otros productos se introducían biblias luteranas, lo que era considerado una influencia nociva por la metrópoli.
El gobernador Osorio puso en vigencia la Cédula Real que establecía que todas las poblaciones de la banda del norte que se dedicaban a contrabandear tenían que ser despoblada y es así como en 1605 se despoblaron las ciudades de Montecristi, Puerto Plata, Bayajá y la Yaguana, trasladando a sus habitantes con sus pertenencias hacia el este de la Isla donde se fundaran nuevas ciudades como serán, Monte Plata y Bayaguana siendo estos nombres el resultado de las uniones de la ciudad de Puerto Plata y Montecristi y de Bayajá y la Yaguana.
Las ciudades de Neyba y San Juan de la Maguana también fueron perjudicadas con la medida tomada por el rey Felipe III, provocando ésta medida una transformación de orden político, social y económico que afectaron toda la estructura de la colonia.
Dentro de las transformaciones tenemos que la población de la isla se redujo mucho, se fundaron nuevas ciudades que se dedicaron a la agricultura y la ganadería para el auto consumo, trayendo como consecuencia la pobreza en alto grado, se destruyeron los ingenios azucareros, se perdió gran parte del ganado que tenía la isla y más aún se quedó abandonada en la zona noroeste la cual se convertiría en el punto fuerte de comercio ilícito entre las demás metrópolis. A partir de 1630 la isla La Tortuga se convirtió en el punto clave de los corsarios ingleses, franceses y holandeses, estableciendo de esta forma dominios en territorio que pertenecían a la Corona Española.
Los franceses a través de la Compañía Francesa de las Indias Occidentales, compraron isla la Tortuga estableciendo un dominio absoluto, expulsando de esta forma a los demás grupos de Piratas. Ya establecido con firmeza territorial y política los piratas franceses inician un proceso de migración hacia la parte oeste de la Isla de Santo Domingo, que más tarde se convertiría en la Colonia Francesa, llamada Saint-Domingue.
La corona francesa estableció a Bertrand D'Oregon como gobernador de la isla Tortuga. España tratando de defender su territorio de los inmigrantes franceses, Santo Domingo organizó tropas llamadas cincuentenas, porque estaban formadas por cincuenta hombres armados que desalojaban a los ocupantes extranjeros de la parte Oeste, pero una vez expulsados regresaban a [[Santo Domingo] debido a la escasez de tropas no se podía mantener una guarnición en el Oeste.
El gobernador Bertrand D'Oregon, despliega una serie de ataques militares desde la Tortuga al dominio Español hasta establecerse en toda la costa noroeste donde luego hace el primer asentamiento francés que luego será reconocido por la corona española como territorio de Francia.
El gobernador D´Oregon concedió territorios a los franceses en la Isla de Santo Domingo, estableciéndose así las primeras haciendas francesas en tierras española, quedando afianzando de esta manera el control de Francia en tierra española. A mediados del siglo XVIII la colonia de Saint Domingue se convirtió en un territorio próspero y con mucha importancia económica para su metrópoli. Esta prosperidad se inició con el gobernador De Pouvancey, quien desarrolló un intenso comercio con los habitantes de la parte española la cual estaba gobernada por Segura Sandoval y Castilla. Los burgueses de Saint- Domingue protegieron económicamente su colonia desarrollando de esta forma una gran comercialización que generó la prosperidad observada a todo lo largo del siglo XVIII.
Causas
Las causas de las Devastaciones fueron de diversos ordenes. En primer lugar estaba el problema comercial. España trataba de mantener el esquema monopólico en el comercio con las colonias. Los rescates de los habitantes de la isla con los extranjeros inferían grave daño a los intereses de la burguesía comercial de Sevilla y al propio Estado español que dejaba de recaudar sumas importantes por concepto de impuestos. En otro orden de ideas,
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