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Economía del oro, azúcar, hato, el contrabando y las devastaciones de Osorio

lisandro171424 de Noviembre de 2013

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Universidad Tecnológica del Sur (UTESUR)

Facultad:

Ciencias económicas

Carrera:

Contabilidad

Materia:

Historia Social Dominicana

Profesor:

Licda. Mónica escaneo.

Tema:

Economía del oro, azúcar, hato, el contrabando y las devastaciones de Osorio

Sustentante:

Diorca A. Segura de león —2012—0276

Economía del azúcar:

Era un producto que tenia una gran demanda en el continente europeo y que en un principio se producía en las costas mediterráneas. Al aumentar su consumo, los portugueses fueron los primeros en favorecer su producción en Madeira .Con la conquista de Canarias, este cultivo también se introdujo en las islas indicándose incluso su plantación en las datas de repartimiento concedidas.

La plantación de la caña de azúcar era muy costosa por muchos factores, por lo que los principales inversores en ella serán financieros extranjeros. Sin embargo, era beneficiosa su plantación ya que se obtenía el doble de su coste. Los principales lugares a donde era destinada eran Cádiz, Amberes, Francia y Génova, desde donde se volvía a distribuir por otras zonas. Los principales mercaderes eran también extranjeros destacándose los flamencos y genoveses entre otros. Éstos adelantaban el dinero a los dueños antes de la cosecha asegurándose la producción, o en caso de mala cosecha, la propiedad como pago por su inversión.

El azúcar tuvo una rápida expansión, pero comienza a decaer a mediados del siglo XVI por la competencia antillana, marroquí y brasileña. A esta situación se le suman los problemas internos ya que los recursos naturales para el cultivo del azúcar, suelo y agua, eran limitados en las islas, por lo que no podía hacer competencia con las producciones extranjeras.

La explotación de la caña de azúcar implicó también la llegada a la región de personal capacitado en su procesamiento. Eran conocidos como "maestros de hacer azúcar" y los más notables fueron Pedro de Atienza y Rodrigo Arias, quienes llegaron a trabajar en los trapiches de San Jerónimo. La producción del azúcar ayudó a consolidar las estancias como las unidades productivas características del Valle del Cauca. En ellas se desarrollaron los primeros cultivos comerciales de caña, que exigieron transformaciones adicionales del paisaje, como la construcción de acequias para el riego, otro tipo de roturación de la tierra mediante el uso intensivo de arados de reja tirados por animales y la construcción de galpones de beneficio dotados con su correspondiente trapiche, horno y pailas. También tuvieron honda influencia en los patrones culturales de la población, como por ejemplo, en el hecho de que los indios incorporaran a su dieta los productos de la caña, especialmente pan de azúcar, miel y guarapo. De esta forma la caña de azúcar se convirtió en el más importante cultivo del Valle del Cauca, no sólo por la variedad de subproductos, sino por una racionalidad que va más allá de la utilizada en otros cultivos. En efecto, de la caña se utiliza prácticamente todo --lo que nos recuerda conceptos tan actuales como sostenibilidad, ambientalismo y reciclaje--, pues se corta la caña, se selecciona la semilla, el cogollo se utiliza en la alimentación de animales, el tallo ofrece el jugo, el bagazo se utiliza como combustible y la ceniza como abono.

La importancia de la producción cañera continuó a pesar de la crisis del sistema minero colonial y se mantuvo durante el siglo XIX cuando, superados los conflictos políticos derivados de la independencia y de las reformas sociales iniciadas por el Estado republicano, se vivió un repunte agropecuario que llevó a que las haciendas de trapiche se dedicaran principalmente a la producción de aguardiente. Estas haciendas superaron el problema laboral derivado de la abolición de la esclavitud al invertir en modernos alambiques que podían ser abastecidos de caña, mediante la captación de mano de obra concertada por medio de arrendamientos de tierras en las haciendas, que eran pagados con trabajo.

Economía del oro:

El primer viaje en 1492. Cristóbal colon y sus hombres se limitaron a explotar la isla y reconocer sus riquezas nacionales. En el segundo viaje de colon, en 1493, se inicio la conquista y colonización de nuestra isla.

En un principio la econo9mia colonial estuvo centrada en la explotación del oro. Para ellos fueron utilizados los indios tainos. En 1503, fue utilizado el sistema de encomiendas, mediante el cual los indígenas fueron repartidos entre los españoles para dedicarse a la búsqueda del oro y a los cultivo. Nos referimos para el caso que nos compete, es decir, para la Nueva Granada a la explotación del oro, puesto que durante el período colonial fue este metal el de mayor producción y explotación. En un primer momento la obtención del oro en la Nueva Granada y el continente se redujo a la apropiación por parte de de los conquistadores de los tesoros acumulados por los diversos grupos indígenas que quedaron bajo la férula de la conquista. En un segundo momento y con el concurso del trabajo indígena, la extracción de oro se concentró principalmente en el lecho de los ríos en lo que se conoce como lavaderos fluviales. En un tercer momento la extracción se concentró en las minas de veta. Este último tipo de extracción fue uno de los causales de la sensible baja democrática, por lo que muy pronto se comenzó a emplear mano de obra negra en las minas.

Economía del hato:

El período colonial de la Economía del hato (1607 – 1800). Se inició a principios del siglo XVII y alcanzó su máximo desarrollo en el siglo XVIII. La principal actividad del hato era la ganadería. Ese terreno era manejado por el hatero. Este tenía a su vez peones que realizaban las labores dentro del hato. Los peones mantenían su categoría de esclavos pero el hato tuvo características feudales. El hato estuvo presente hasta la mitad del siglo XIX.

El hato ganadero resume lo fundamental de la estructura económica y social de Santo Domingo en el siglo XVIII. Los hatos eran las células sociales fundamentales de base, que generaban la mayor parte de la renta nacional de la colonia y agrupaban un sector muy elevado de su población. La dinámica social del hato era la que condicionaba el funcionamiento del conjunto de la sociedad colonial. Las relaciones de producción esclavistas-feudales del hato eran las que definían el modelo global del modo de producción colonial en el siglo XVIII.

El hato ganadero típico del siglo XVIII era una unidad social basada en la combinación del trabajo de los propietarios libres con el de los trabajadores esclavos, que era el fundamental, pero que tomaba rasgos feudales y patriarcales. Esto quiere decir que los esclavos no eran sometidos a un trato cruel, que tenían tiempo libre para dedicarse a labores para su provecho personal del pago de una renta al amo, que tenían en gran medida con las familias los y que tenían posibilidad de libertad después de haber acumula tras largos años de trabajo, hechos, el trabajo de libres y esclavos hatos no se diferenciaba demasiado por supuesto los beneficios iban n su gran mayoría a manos.

Las dimensiones de los hatos y el número de cabezas de ganado podían variar sensiblemente pero en lo fundamental los hatos eran explotaciones medianas de unos cuantos miles de tareas de tierras de pastos y bosques con algunos pocos centenares de cabezas de ganado y, en muchos casos, menos todavía, los que podían ser criados con el trabajo de los dueños y de dos o tres esclavos. La unidad productiva era de tipo extensivo, es decir, se aprovechaban poco los recursos de la naturaleza, la capacidad productiva del ganado y la fuerza de trabajo de esclavos y libres. Los beneficios de estas explotaciones eran bastante reducidos dando en lo fundamental sólo medios para que los hateros llevaran una vida llena de pobreza y mediocridad.

Había zonas del país en que predominaba el hato de gran extensión, como en el Este, donde sus tierras tenían muchos miles de tareas normalmente; en otras zonas, se extendió mucho el pequeño y mediano hato de pocos miles de tareas y aun de cientos. Sin embargo, la extensión de las tierras no era lo determinante en la magnitud de los hatos, sino el número de cabezas de ganado; había hatos que tenían desde unas decena hasta los mayores que tenían centenares que podían en casos sobrepasar el millar. El hato típico, al parecer, en este período, tenía pocos centenares de cabezas, entre 200 y 300, según se colige de diversas fuentes y en especial de los archivos notariales y de los municipales de Bayaguana e Higüey.

Contrabando y las devastaciones de Osorio:

se le denomina Devastaciones de Osorio a la orden dada por el rey de España Felipe III al gobernador de La Española en ese entonces Antonio de Osorio de despoblar la parte occidental de la isla para luego trasladarla hacia la parte cerca de Santo Domingo. Este suceso transcurrió entre 1605 y 1606. Las causas de las Devastaciones fueron de diversos órdenes. En primer lugar estaba el problema comercial. España trataba de mantener el esquema monopólico en el comercio con las colonias. Los rescates de los habitantes de la isla con los extranjeros inferían grave daño a los intereses de la burguesía comercial de Sevilla y al propio Estado español que dejaba de recaudar sumas importantes por concepto de impuestos. En otro orden de ideas, el Estado Español interpretaba el comercio ilegal como fuente de enriquecimiento de los países enemigos, por lo que las motivaciones económicas se unían a las de índole política y militar.

En el aspecto políticos

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