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Discurso De Gandhi En Una Reunión Social Organizada Por La Sociedad Vegetariana De Londres El 20 De Noviembre De 1931


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  1.349 Palabras (6 Páginas)  •  693 Visitas

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Discurso de Gandhi en una reunión social organizada por la Sociedad Vegetariana de Londres el 20 de noviembre de 1931

No tengo que decirles que tan complacido estuve cuando recibí la invitación para estar presente en esta reunión, pues reviví viejos recuerdos y agradables reminiscencias de amistades que establecí con vegetarianos. Me siento especialmente distinguido al encontrar a mi derecha al señor Henry Salt. Fue el libro del señor Salt Una petición por el vegetarianismo, el que me mostró porqué aparte de un hábito heredado, y de la adhesión a un voto que me fue impartido por mi madre, tenía razones para ser vegetariano. Me enseñó porqué era un deber moral concerniente a los vegetarianos el no vivir por la muerte de nuestros amigos los animales. Por tal motivo, para mí es de mucho agrado tener al señor Salt entre nosotros.

No pretendo ocupar su tiempo expresándoles mis experiencias con el vegetarianismo, ni tampoco quiero hablarles de la gran dificultad que enfrenté en el propio Londres para permanecer firme en él, pero sí me gustaría compartir con ustedes algunos de los pensamientos que he desarrollado con respecto a este. Hace cuarenta años solía mezclarme libremente con vegetarianos. En ese momento había apenas un restaurante vegetariano en Londres que no había visitado. Y me propuse por curiosidad, y para estudiar las posibilidades del vegetarianismo y de los restaurantes vegetarianos en Londres, visitar cada uno de ellos. Naturalmente, entré en estrecho contacto con muchos vegetarianos. Al estar en las mesas, me di cuenta que la conversación trataba en su mayor parte sobre la alimentación y las enfermedades. También pude ver que los vegetarianos que se esforzaban para mantenerse en su vegetarianismo, encontraban muy difícil hacerlo desde el punto de vista de la salud.

No sé si hoy en día ustedes tengan ese tipo de debates, pero yo acostumbraba a asistir en esa época a discusiones sostenidas entre los propios vegetarianos, y entre vegetarianos y no-vegetarianos. Recuerdo un debate similar entre el Dr. Densmore y el fallecido Dr. T. R. Allison. En ese entonces, los vegetarianos tenían el hábito de hablar nada más que sobre la alimentación y las enfermedades. Yo considero que esa es la peor manera de ocuparse de este asunto. También veo que aquellas personas que se vuelven vegetarianas porque están padeciendo alguna enfermedad o algo parecido —es decir, solamente desde el punto de vista de la salud—, son las que se retiran en mayor medida. Descubrí que para permanecer firme en el vegetarianismo, un hombre requiere una base moral.

Para mí, ese fue un gran descubrimiento en mi búsqueda de la verdad. A temprana edad, en el curso de mis experimentos, me di cuenta que una base egoísta no serviría para conducir a un hombre hacia lo más alto en los caminos de la evolución. Lo que se requería era un propósito altruista. También me di cuenta que la salud no era un monopolio exclusivo de los vegetarianos. Encontré que muchas personas no se inclinaban hacia una u otra dirección, y que los no-vegetarianos mostraban, generalmente hablando, una buena salud. Igualmente pude observar que para algunos vegetarianos era imposible seguir siéndolo porque habían hecho de la comida un fetiche y porque pensaban que volviéndose vegetarianos podrían comer tantas lentejas, judías, fríjoles y queso como quisieran. Pero desde luego, aquellas personas quizá no podrían mantenerse saludables.

Al observar a lo largo de estas líneas, me percaté que un hombre debe comer con moderación y de vez en cuando ayunar. Ningún hombre o mujer comió realmente con moderación o consumió simplemente aquella cantidad que el cuerpo requiere y nada más. Fácilmente caemos víctimas de las tentaciones del paladar y, por consiguiente, cuando algo sabe delicioso, no nos importa tomar uno o dos bocados más. Pero ustedes no pueden mantenerse saludables bajo esas circunstancias. Por lo tanto, descubrí que para mantener la salud, sin importar lo que comieran, era necesario reducir la cantidad de alimento y el número de comidas. Vuélvanse

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