Drogadicción por golosinas

Drogadicción por golosinas

Lucía un  ama de casa tradicional que vivía en la localidad de Kennedy , madre de dos hijas una de 14 años y otra de 18 años de edad decidió contar el drama que vivió con su hija menor.

Ella era la única responsable sobre su hija menor de 14 años, ya que su hija mayor ya había formado hogar con su pareja sentimental. Entro a estudiar en un colegio como cualquier otro a sus 12 años para iniciar el bachillerato, fue allí donde por un simple acto de recibir un dulce entro directamente en la drogadicción de los jóvenes y su madre empezó a notar cambios bruscos en su comportamiento.

Describe que si hija tenia comportamientos de rebeldía y en su apariencia física se veía muy descuidada como si no le importara, Lucia se dio cuenta dos años después de que su hija estaba en el mundo de la drogadicción con tan solo 14 años, su hija se encargó de contarle cómo fue que empezó “Nos pasaban los dulces por medio de las rejas del colegio, las primeras veces los regalaban” ellos los recibían normal porque tenían forma de refrescos o de dulces y chicles de marcas reconocidas su frase era “Tenga, mire, rico, se lo doy”

Al ver que los niños necesitaban cada vez más ya que esto los hacía sentir raros, más activos y esto sucedía en todos los niños no solo en la menor  entonces los expendedores  les iban subiendo su precio desde 100 pesos hasta 1000 pesos, por esto la menor y muchos más de ellos optaban por robarle a sus padres o utilizar lo de las onces para comprar estas golosinas ya que cada vez su cuerpo quería más y más. Esta erala intención de las bandas para volverlos adictos.

Para la menor no solo basto con consumir dulces si no que recurrió a fumar marihuana, muchas veces no llegaba a casa y su madre salía a buscarla después de llegar del trabajo y la encontraba en el parque de bella vista o en el caño de la 43 “toda ida” acompañada con niños de ocho y diez años hundidos en la droga.

Como una acción de desesperación Lucia envió a su hija al campo a vivir con sus padres, y allí se dieron cuenta que tanto era la intoxicación que tenía en su cuerpo que el síndrome de abstinencia la llevo a inhalar pegante.

Lucia no podía estar pendiente de ella, cuando llegaba a casa esta estaba llena de niños consumidores que en su mayoría empezaron por comer dulces. Luego de enviar a su hija a que la desintoxicaran encontraron en exámenes que también habían acudido a consumir bazuco y cocaína. En una ocasión la menor llego con una apuñalada en su pierna, Lucia sospecho que ella ya estaba en deudas con bandas del sector y por esto ella guarda su identidad y la de su hija.

Por último, Lucía fue a pedir ayuda a una oficina del Instituto Colombiano de Bienestar Familia (ICBF), de ahí la mandaron para El Salitre y de allá, al Simón Bolívar, pero en este lugar le dijeron que si la menor no iba por voluntad propia no la podían ayudar.
Sin embargo, según la entidad, de acuerdo con la información registrada en el sistema de Información Misional (SIM), los niños, niñas y adolescentes que ingresaron por motivo de consumo de sustancias psicoactivas en Bogotá corresponden a 1.363 en el año 2017 y 219 en enero y febrero de 2018. 1.582 en total.

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