ENSAYO LAS INSTITUCIONES SOCIALES.

LAS INSTITUCIONES SOCIALES

El ser humano es por excelencia un ser social. Es decir siempre ha necesitado del otro para ser y sobrevivir. Así mismo ha necesitado de formas organizadas para aumentar su subsistencia. Desde la aparición de las hordas hasta las instituciones sociales que reconocemos hoy día, el hombre ha tenido necesidad de convivir. Comprendió entonces que la individualidad solo le traía problemas a la hora de sortear problemas con su medio.  En el presente texto a manera de ensayo, se determinarán las implicaciones que reviste el concepto de institución social, recurriendo a los aportes de algunos autores respecto a ello. Finalmente propondremos algunas herramientas que ayuden a visionar el verdadero sentir de la institución social.

De las tantas definiciones de institución social que conocemos, partiremos de una muy sencilla que iremos desglosando a lo largo de este texto: Una institución social es un conjunto social, valga la redundancia, en la  cual interaccionan día a día muchas personas, buscando siempre el bienestar común y que se encuentran enmarcadas dentro de unas normas.

A simple vista observamos en esta definición su carácter social. Según Zino Torazza (2000) citando a Spencer cree que “las instituciones son el resultado de la acción de los individuos en pro de sus intereses y metas”. Esto significa que el bienestar común de los individuos es el objetivo esencial de las instituciones sociales. De no promoverlo, se volvería entonces al estado natural descrito por Hobbes.

Para Ritze (1993), recurriendo a los planteamientos de Parsons  afirma que las instituciones sociales “parten de los intereses individuales como formas reales que sirven a los intereses generales. Es decir, cuando los miembros los internalizan en su proceso de socialización”. Tal afirmación nos muestra un engranaje en el sistema social, cuya meta es asegurar la convivencia general.

La siguiente característica de nuestra definición es que en las instituciones sociales existe una interacción mutua entre los miembros y tienden al bienestar común. Ya Ritze (1993) en sus argumentos parsonsniano retoma el concepto de sistema de acción. En él, Parsons cree que el problema de las instituciones sociales es el orden. ¿Cómo evitar entonces una guerra social, ante tanta individualidad? La respuesta está en el funcionalismo estructural de este autor: “Los sistemas tienden hacia el automantenimiento, que implica el mantenimiento de fronteras y de las relaciones entre las partes y el todo, el control de las variaciones del entorno, y el control de las tendencias de cambio del sistema desde su interior”. Aquí se desprende entonces que el control en un sistema es responsable del éxito convivencial de una institución. Y es este elemento, la tercera característica de nuestra definición. No siempre el control es sinónimo de fuerza o coacción. El control mediante normas y leyes nos asegura el horizonte hacia donde deben moverse los miembros de una institución social; sin él, el sistema pierde automantenimiento. En este sentido Foucault (1978) cree “que el poder derivado de la verdad permite que los miembros de la sociedad se regulen lo que hace que el orden social se autoengendre, se perpetúe, se autocontrole a través de sus propios agentes de tal forma que este, ante una situación regularizada por sí misma, tendrá la posibilidad de intervenir lo menos posible y de la forma más discreta”. Las instituciones sociales juegan un papel importante en cualquier sociedad, ya que todas ellas de otra manera rigen nuestros comportamientos con reglas o normas que se le imponen a los individuos y además preparan al ser humano para vivir y cumplir un roll en una sociedad determinada dependiendo de las necesidades e intereses de la misma.

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