El Bitcoin, la criptomoneda

En los últimos meses, la criptomoneda o “Bitcoin”, ha estado presente en las noticias de todo el mundo. Muchos inversionistas han apostado por entrar a este mercado e incluso, muchos analistas e inversionistas han aparecido dando fe de lo fructífero que es el mercado, e incluso invitan a invertir de forma ‘fácil’ en plataformas hechas para ello.

Lo cierto es que el Bitcoin es tanto una “moneda digital” como también un protocolo y una red informática. Apareció en el marcado en el año 2009 y hasta el momento se desconoce a su creador o creadores, la única firma registrada es la de un tal Satoshi Nakamoto, un pseudónimo que podría pertenecer a cualquier persona en el mundo.

Su sistema se basa en la tecnología blockchain, o cadena de bloques, una suerte de libro contable público y distribuido, donde quedan registradas las transacciones que se realizan en la red. El beneficio se obtiene al crear un código  (iterar hasta resolver un hash) que genere un nuevo bloque en la cadena, para ser distribuido por la red Bitcoin. Una vez que el bloque ha sido integrado a la red, se premia a los “mineros” por contribuir con una determinada criptomoneda.

El problema es que para “minar” (así se denomina el término que refiere a la acción de realizar transacciones con Bitcoin), se requiere actualmente computadores de gran capacidad y con gran consumo energético, por los complejos cálculos encriptados que debe resolver el procesador (la razón por la cual invertir en este tipo de divisas es técnicamente seguro, pues es imposible ‘romper’, falsificar o clonar un mismo código). Esto no refiere al computador más caro disponible en Chile, sino a computadoras verdaderamente potentes, importadas. Sólo esta clase de computadoras son capaces de generar verdadera competitividad en el mercado Bitcoins, pero tienen la desventaja de generar grandes gastos eléctricos, razón por la cual se ha establecido una suerte de contracampaña en desmedro de la moneda digital. En Chile, por ejemplo, una cuenta eléctrica puede incrementar entre 50mil y 80mil pesos durante un mes transando criptomonedas, un gasto a considerar en la inversión. Es por ello que grandes potencias energéticas y económicas pueden competir realmente en este mercado.

Sin ir más lejos, China (continental), país donde se realiza la mayor cantidad de transacciones de Bitcoin en el mundo, prohibió la realización de intercambios de criptodivisas, lo que llevó a muchas firmas a establecerse “fuera de la ley”, para poder continuar su funcionamiento. El Banco Popular de China (central) ordenó a sus instituciones financieras dejar de proporcionar servicios bancarios y financiar cualquier actividad relacionada a la criptomoneda. Se cree que el banco prepara el lanzamiento de su primera moneda digital, y de ser así, serían pioneros en este campo.

Este asunto deja entrever una preocupación por ingresar al mercado de este tipo de divisas, dado que si un banco central decide pagar un interés por depósitos en criptomoneda, los bancos comerciales se verían afectados, dado que al ser más ‘estable’, se presume que la gente optará por la divisa virtual. No obstante, consultoras internacionales consideran que sería imposible que una cualquier criptodivisa se convierta en global, dadas las restricciones actuales en su transacción, sobre todo en lo referido al gasto energético y al escepticismo imperante respecto a su uso.

El desarrollo en el ámbito de las criptomonedas y su consumo energético, preocupación evidente para quienes invierten en este mercado, ha llevado a la creación de un sistema de algoritmos de consenso (básicamente, lo que permite determinar qué blockchain es válida y cuál no) que asegura transacciones más rápidas, baratas y con un ahorro energético notable en comparación. Se denonimna POS (Proof of Stake) y viene a reemplazar al antiguo sistema POW (Proof of work).  La diferencia entre ambas es, en palabras simples, que el algoritmo de consenso POW determina que el blockchain con “más apoyo” en la red es aquella cadena con más “trabajo” (hashrate) detrás, mientras que el algoritmo de consenso POS establece que la cadena con “más apoyo” es la cadena más “colateral” (stake) destinada.

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