El Orador
johana1melendez25 de Mayo de 2014
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1) EL ORADOR: CUALIDADES, ORATORIA, LIDERAZGO.
El orador en la oratoria es aquel que se encarga de comunicar claramente el mensaje. Como comunicador el orador instruye, vierte su caudal de cultura sobre el auditorio, por lo que debe generar en la audiencia confianza y empatía. Por la importancia de la posición que ocupa como comunicador social y/o líder de opinión, en el orador no solo se valora la aptitud para el desempeño de las funciones como expositor, sino también la idoneidad a través de una serie de cualidades que debe poseer para cumplimentar su objetivo. Un buen orador se caracteriza por su elocuencia y la correcta aplicación de las reglas de la oratoria.
CUALIDADES
Ya sea con el objetivo de realizar una breve y sencilla exposición o para abordar profundamente un tema, toda persona que en una u otra circunstancia se dirija a un público, debe tener en cuenta una serie de cualidades generales:
• Conocer el auditorio, sus intereses y necesidades.
• Organizar cuidadosamente el trabajo y documentarse profundamente y con espíritu científico.
• Sentirse seguro de sí mismo.
• Despertar el interés y hacer agradable la exposición. Evitar la monotonía mediante la variedad.
• Poseer una elocución clara y precisa. Usar un vocabulario correcto y asequible.
• Mantener una postura y tono de voz adecuados.
• Exponer la materia con suma sencillez. Huir de frases altisonantes y huecas.
• No pretender nunca agotar un tema completamente. Cuando se ha logrado exponer un asunto en la extensión y claridad que este lo permite, todo lo que después se aumente o recargue tiende a debilitar y destruir el efecto que pudo producir.
• Dominar las pasiones. La emotividad es necesaria, pero la pasión en exceso puede hacer perder el dominio propio.
• Llegar a conclusiones válidas e importantes, útiles para el auditorio.
El orador no nace, se hace. Puede ser que tengamos condiciones innatas, pero sin entrenamiento, no vale nada ante un exigente público. Puede ser que un orador tenga una excelente y bella voz, pero si no sabe hacer uso de ella ante un auditorio, nunca tendrá éxito. Para todos los interesados en este tema, que espero sean muchos, voy a hacer un esbozo de las cualidades que debe poseer un excelente orador para que merezca el respeto, el cariño, la admiración y el aplauso de cualquier público o escenario.
• FISICAS.
La voz: Constituye el medio primordial y básico del orador, ya que por medio de ellas se proyecta. Deberá ser clara, sonora y proporcionada a las circunstancias. Aunque sea perfectamente cierto que un auditorio tolerará una voz desagradable también es cierto que aceptará de mayor gusto una voz agradable. Hay gran cantidad de ejercicios que podemos utilizar para embellecer nuestra voz. Para matizarla, para acomodarnos en nuestro mejor tono. Tienda a abrir la boca con amplitud, muchos oradores pretenden hablar con los dientes apretados, con los músculos del rostro y de las mejillas casi inmóviles y rígidos. Tenga siempre cuando hable que el tono sólo puede fluir con libertad si la boca está siempre bien abierta. Para lograr eso hay que dedicar tiempo a los ejercicios de gimnasia facial.
Gesticulación y ademanes: La gesticulación se refiere a los movimientos de los músculos de la cara que dan mayor expresión al estado de ánimo. Los ademanes son los movimientos de los brazos y manos que hacen más enfática y enérgica la expresión.
Porte: Corresponde a la buena disposición, presentación personal, decencia y lucimiento del orador. Es un factor que contribuye en gran parte a despertar la simpatía y atracción del auditorio.
• INTELECTUALES.
Entendimiento: El orador deberá entender y comprender a plenitud el tema a exponer para sí vender con mayor facilidad las razones en pro o en contra de lo que ofrece.
Memoria: Necesaria tanto para memorizar los discursos escritos, como para recordar rápida y oportunamente en los discursos improvisados aquellas verdades o hechos relacionados con su materia.
Imaginación: Servirá para dar brillo y sensibilidad a la charla, para emocionar, apasionar o conmover.
• MORALES.
Honradez: Constituye la sinceridad y sanidad con que se emiten los juicios.
Carácter: corresponde a la fuerza de voluntad para sostener sus principios frente a cualquiera, evitando con todo la terquedad.
Serenidad: Deberá existir para conservar la calma aún en las situaciones más difíciles.
ORATORIA
Se llama oratoria al arte de hablar con elocuencia. En segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la arenga, la disertación, el sermón, el panegírico, entre otras varias. Este segundo sentido más amplio se aplica a todos los procesos literarios que están planteados con propósito persuasivo, tales como la conferencia, la charla o las exposiciones. Esta finalidad de persuadir al destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es convencer de algo.
LIDERAZGO
El liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos.
También se entiende como la capacidad de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar a un grupo o equipo. En la administración de empresas el liderazgo es el ejercicio de la actividad ejecutiva en un proyecto, de forma eficaz y eficiente, sea éste personal, gerencial o institucional (dentro del proceso administrativo de la organización).
2) LA VOZ COMO RECURSO DE LA ORATORIA.
Como es lógico suponer, la voz en la oratoria es una pieza clave para tener una intervención más que buena al hablar en público. Ahora si la voz es clave al hablar en público, entonces debemos esforzarnos por practicar para que la misma sea agradable para nuestro público.
Una voz baja, monótona, ronca, desagradable, fingida, etc. hace que el público no se concentre en el mensaje que quieres transmitir sino en cómo es tu voz lo que conlleva a fracasar en el objetivo principal de la oratoria, “transmitir un mensaje”.
En realidad el problema radica en que nosotros muchas veces no conocemos nuestra voz, no sabemos cómo suena frente a un micrófono, es por esto que hasta nos sorprendemos al oír una grabación de nosotros mismos. En realidad ahí está la clave, el grabarse y luego oír esta grabación nos ayuda a reconocer y familiarizarnos con nuestra voz.
Así también podemos sacar conclusiones sobre la misma anotando si es muy baja, fina, ronca, nasal, moderada, etc. para luego corregir los errores y enfatizar en las virtudes de la misma. Incluso es de mucha utilidad dejarle escuchar esta grabación a una persona neutral para que esta también te aporte con conclusiones importantes.
La verdad cambiar tu voz es difícil de lograr pero si se puede corregir y mejorar algunos defectos que dificulten su comprensión o que la hagan desagradable. Para esto es de utilidad el método que te di de grabarte.
Ahora, otro punto importante es la modulación de la voz (subir y bajar el volumen, cambiar el ritmo, enfatizar palabras, etc.), la cual es de mucha utilidad para captar la atención del público. Por ejemplo si quieres contar una anécdota o explicar un concepto se puede utilizar un tono relajado, si quieres afirmar algo tienes que ser determinante con una voz firme, sin titubeos, alta.
Hay que tratar siempre de vocalizar muy bien cada palabra, remarcando los finales de cada palabra, sin acelerarse ya que esto es muy común en un discurso debido a los nervios. Una voz lenta sin caer en lo monótono ayuda a la comprensión, proyecta seguridad. La clave está en el comienzo de la intervención ya que si empezamos con el ritmo deseado, hablando pausadamente, será fácil mantener esta línea durante toda la intervención.
Debido a que en la vida cotidiana estamos acostumbrados a habar con personas muy próximas, lo hacemos con un tono bajo pero cuando se habla en público hay que esforzarse por hablar más alto consiguiendo que se escuche con claridad en todo el auditorio.
A menudo nuestros políticos y portavoces recurren a asesores de estrategia, a expertos en mensaje que les ayudan a elaborar el grueso de sus discursos e incluso a entrenadores de imagen pública que les asesoran sobre qué corbata ponerse o la pertinencia de usarla en función de la actividad de esa jornada, pero pocas veces se acuerdan de entrenar la voz para la comunicación pública, a pesar de que en buena medida, el resultado de esa comunicación depende de la efectividad en la transmisión de sus mensajes.
Sin duda, en cualquier situación de comunicación en público, el uso de la voz es imprescindible para trasladar nuestros mensajes al auditorio, y hacerlo bien es un arma indispensable para que esa comunicación sea eficiente. Saber hablar en público es la asignatura pendiente de muchos políticos, directivos y portavoces, sin embargo nadie duda de la importancia que tiene ser una persona capaz de informar y comunicar nuestros mensajes con eficacia. El propio Aristóteles decía que la habilidad de exponer una idea es tan importante como la idea misma.
Estudios como los de Albert Mehrabian han demostrado,
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