ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Orador

Gabriela333333Ensayo1 de Mayo de 2021

4.166 Palabras (17 Páginas)209 Visitas

Página 1 de 17

“EL ORADOR “[pic 1]

[pic 2][pic 3][pic 4]

[pic 5][pic 6]

         INDICE        

INTRODUCCIÓN.        1

“EL ORADOR.”        2

CONCLUSIÓN.        10

INTRODUCCIÓN.[pic 7]

Este libro fue una de las últimas obras que escribió Cicerón (106-43 a.C.), que nos plantea el cómo debe ser un buen orador, basándose en prácticas que el mismo Cicerón sabía que no eran las adecuadas, por ello, lo que busca con este libro es un modelo de elocuencia para el hombre, especialmente a Bruto, a quien Cicerón veía como su sucesor en la oratoria romana, Cicerón fue formado como orador, si es que lo es, como lo menciona, en los paseos de la Academia

Cicerón nos habla de tres tipos de estilos para ser un buen orador, ya que para él es importante que el orador sea alguien capaz de comprender y dominar un estilo armonioso frente al auditorio, este ideal es inalcanzable.

Para Cicerón, la elocuencia es aquella capacidad de decir las cosas con sencillez, las elevadas con fuerza y las intermedias con tono medio, solo así, se podrá ser un buen orador, según su crítica.

Para Cicerón el mejor orador es aquel capaz de saber conjugar y emplear según le convenga en cada momento, para que cualquier oyente, sea sabio en el tema o no, lo entienda a la perfección y quede cautivado por escuchar su oratoria.

El objetivo que se espera alcanzar al finalizar la lectura es comprender y analizar los distintos aspectos más importantes que se mencionan en el libro, ya que es muy relevante en la carrera de derecho y para un buen abogado el tener un adecuado discurso oral, que no solo sea coherente, sino que también vehemente, sencillo y agradable, para así poder tener un estilo adecuado, la pregunta base ante eso es, ¿lo lograremos?, misma pregunta que será respuesta al final de este ensayo.

“Aunque siempre se desee el primer lugar, no es vergonzoso quedarse en el segundo o tercero”

        

“EL  ORADOR.”

[pic 8]

Marco Tulio Cicerón   nació   en   Arpino,   cercana   a   Roma,   en   el   106   a.C,   fue un jurista, político, filósofo, escritor y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República Romana. La filosofía de Cicerón es una de las mayores representaciones del eclecticismo y del desarrollo del derecho natural.

Cicerón al principio del libro hace referencia a que se negaba a explicar a Bruto la perspectiva que tenia de un buen orador, o más bien, como llegar a convertirse en el orador perfecto o real, en esta obra redactada por Cicerón, este no trata de ser un maestro para Bruto, sino que habla como si fuera un crítico y oyente ante todos los géneros para la oratoria.

Cuando hablamos de la oratoria estamos hablando del arte de la palabra, de cómo una persona es capaz de transmitir un mensaje hablando, comunicando a un público, a un grupo de personas o un individuo. La clave está en la competencia del emisor para convencer a un receptor. Lo importante de esto es la capacidad del orador para hacer llegar aquello de lo que habla. Para ello existen varios elementos que son fundamentales para que lo que se dice agrade y conmueva a los oyentes.

No hay que desesperarnos por alcanzar la perfección de llegar a ser un buen orador, ya que para todas las formas que menciona, lo hace difícil, pero no imposible; es buen lugar el que está cerca del primero, esto quiere decir que mientras nos esforcemos y practiquemos cada una de las formas, estaremos cerca de llegar a ser de los mejores oradores, ya que para serlo no se necesita más que pensamiento e inteligencia, basarnos en nuestros propios pensamientos que vienen directos de la mente, y estos plasmarlos y perfeccionarlos.

Hay distintas formas para llevar a la mente la idea de una perfecta elocuencia, y con escuchar buscamos algo que se le asemeje, a esto se le llama ideas las cuales sobresalen de la razón y la inteligencia, tomando también a la filosofía, ya que sin ella no se podría llegar a la elocuencia por que ayuda a los oradores para hablar con abundancia.

Gracias a muchas más ciencias, es que llegamos a la filosofía, quien se encarga de distinguir el género de cada cosa, para si definirla, lo mismo pasa con las demás formas de

        

la oratoria, sin ellas no se habría llegado hasta este punto, ya que gracias a ellas fue que Cicerón pudo realizar una obra para perfeccionar el discurso de un orador.

Para poder entender mejor, se mencionan dos tipos de filosofía, la filosofía primaria y la filosofía regresiva, la primera parte de aspectos básicos para la construcción de la lógica, que es una ciencia formal que estudia la estructura o formas del pensamiento humano (como proposiciones, conceptos y razonamientos) para establecer leyes y principios válidos para obtener criterios de verdad, la filosofía primaria emplea una serie de demostraciones de forma lógico-matemático; mientras que la regresiva funciona a través de la razón argumentativa, ya que su propósito es demostrar o justificar una cosa sin tomar términos precisos de algo.

Siempre fue una norma el estilo de los oyentes, ya que tienen en cuanta la voluntad que se hacía en un auditorio, y hace referencia de que los que escuchan son los que más aprenden, ya que juegan con las diferentes problemáticas habladas, esto es el estilo ático, donde el orador no se atrevía a utilizar ninguna palabra insolente ni sus derivadas, se oraba con abundancia y majestad; mismas que caracterizaban a Demóstenes, quien era de admirar de los oradores griegos.

Para Cicerón, era difícil encontrar una forma que se acercara a la perfección para orar, ya que para lo que unos es perfecto, para otros cuantos no. Cicerón tomo como base principal analizar los diferentes géneros, que para el son imperfectos, aunque de estos se va formando un orador, él se propuso a hacer uno nuevo para que el orador llegara a un grado de perfección, basándose en adecuar el estilo al alma del oyente.

El orador deberá tener en cuenta en cada ocasión diferentes aspectos para que su oratoria sea exitosa, ya que muchos ocupan por lo menos una de las que mencionaremos, pero no todos utilizan las tres en un mismo auditorio, al emplear todas en un mismo discurso es lo que nos hará un orador real.

Cada orador deberá de considerarse capaz de tener un dominio de la elocutio, para poder responder a la docere, detectere y moure.

Hay que considerar en cada oratoria la forma en la que se habla para probar el caso y mostrar interés completamente en él, también hay que agradar con lo que decimos y como nos desenvolvemos en cada oratoria, y por último convencer al oyente para obtener la victoria, este último es el más importante a considerar, ya que de eso depende la decisión que tomen ante cada caso presentado. Para todo esto es importante la persuasión que se

        

tiene, la presentación de las pruebas obtenidas y reunidas con antelación a la audiencia, así como presentar un estilo para orar sencillo y armonioso siendo capaces de externar la pasión que se tiene ante los oyentes del auditorio.

El orador deberá considerar tres cosas para la elocuencia: lo que dice, como lo dice y cuando, menciona que lo que se va a decir es más propio de la prudencia, ya que en toda interrogante se deben hacer diversas preguntas para saber lo que se dirá, que son: si es, qué es y cómo es.

En todo argumento hay que centrarnos únicamente en las cosas útiles, insistir en aquellos argumentos que tienen realmente fuerza, para poder conmover con argumentos que son comprobables y regir al arbitrario los ánimos. Solo de esta forma se podrá tener al público cautivo, sabiendo como se dice tal argumento tendremos una elección en el juicio; ahora bien, sabiendo lo que se dirá y cuando se dirá, falta saber cómo se dice de manera adecuada, según Caneadas solía afirmar que Clitómaco decía siempre las mismas cosas y que Cármadas las decía siempre del mismo modo.

El perfecto orador es aquel que, también, quiera mostrar la pasión que tiene para así conmover y persuadir a los oyentes, siendo una de sus acciones el movimiento de su cuerpo, como se desenvuelve al momento de dar razones por medio de sus movimientos, así como de sus expresiones en el rostro y el tono de voz que emplea, ya que sin estas acciones no hay elocuencia, se tiene que tener un perfecto equilibrio dependiendo de lo que se esté hablando, ya sea que se diga con tono despavorido y misterioso las cosas inhumanas, con voz suave las cosas sencillas y las dolorosas en un tono humilde.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (23 Kb) pdf (893 Kb) docx (772 Kb)
Leer 16 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com