El Tabaquismo
pakohb76 de Febrero de 2014
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INTRODUCCION
El tabaquismo nos acompaña desde hace siglos y, de hecho, la gran aceptación social de este hábito y los múltiples intereses que rodean el consumo del tabaco han ocultado los dramáticos efectos de esta verdadera epidemia, cuya carga de enfermedad y muerte no es comparable a ninguna otra causa de las que se etiquetan actualmente como evitables. Así, son muchos los factores que históricamente han favorecido la expansión del tabaquismo, entre ellos la difusión de mitos sobre las hipotéticas excelencias del tabaco, propiedades que indudablemente no tiene pero que han ayudado a disfrazar o cuando menos a minimizar el alcance de sus efectos nocivos para la salud.
A lo largo de los años, en torno al tabaco, se han ido construyendo mitos. Hay muchos mitos (económicos, sociales, de libertad) pero una sola verdad científicamente comprobada: fumar produce enfermedades y causa la muerte. Concretamente en España el hábito del tabaquismo arrasa la vida de más de 55.000 personas al año y provoca más de 25 enfermedades que reducen la calidad de la vida de los pacientes.
La presencia de fumadores en nuestro entorno familiar y social (padres, hermanos, amigos, profesores, etc.) hace que no siempre le prestemos la suficiente atención a los riesgos que supone fumar. Por eso, si sientes alguna curiosidad por saber que se siente al fumar o si ya has probado algún cigarrillo, te conviene estar informad@ de las consecuencias que provoca el consumo de tabaco.
El tabaco es una droga muy peligrosa y muy tóxica. Te preguntarás entonces ¿por qué razón hay tanta gente que fuma?. La respuesta es sencilla: el tabaco contiene una sustancia, la nicotina, que es una droga con una enorme capacidad de generar adicción.
Una muestra del poder de la nicotina para “enganchar” a quienes fuman es que de cada tres estudiantes de Secundaria que prueban el tabaco dos acaban consumiéndolo de forma habitual.
¿QUÉ ES EL TABACO?
El tabaco es una planta que los españoles introdujeron en Europa hace más de 400 años, tras el descubrimiento de América. Son muchas las sustancias presentes en los cigarrillos, además de las hojas de tabaco, algunas de ellas incorporadas por los fabricantes de cigarrillos con el objetivo de incrementar su capacidad adictiva. Entre los productos que contiene el tabaco se encuentran:
• La nicotina, que es la responsable de los efectos estimulantes y adictivos del tabaco.
• El alquitrán, que es el principal componente cancerígeno, aunque no el único.
• El monóxido de carbono, responsable de la reducción de la resistencia física que experimentan los fumadores y de las enfermedades cardiovasculares.
• Los gases irritantes (amoniaco, acetona, etc.), responsables del picor de ojos y garganta que provoca el humo del tabaco.
EL HUMO PROCEDENTE DE LA COMBUSTIÓN DEL TABACO CONTIENE CERCA DE 4.000 SUSTANCIAS QUÍMICAS, DE LAS QUE MÁS DE 50 SON CANCERÍGENAS.
¿CÓMO ACTÚA EL TABACO EN EL ORGANISMO?
La nicotina de los cigarrillos se absorbe rápidamente a través de los pulmones, llegando al cerebro en pocos segundos. Inmediatamente después de absorber el humo del cigarrillo la nicotina hace que los fumadores sientan cierta estimulación, con la aparición de un estado de alerta y el aumento de la atención. Además, la nicotina actúa sobre las zonas del cerebro que regulan el placer, motivo por el cual algunos fumadores se sienten relajados después de fumar.
¿CÓMO SE CONVIERTE UN FUMADOR EN ADICTO AL TABACO?
Hacerse adicto al tabaco es un proceso relativamente sencillo y rápido.
PASO Nº 1. El fumador experimenta ciertos efectos estimulantes o relajantes tras inhalar el humo del cigarrillo.
PASO Nº 2. El fumador desea volver a experimentar estos efectos, para lo cual debe consumir cada vez más cigarrillos y con mayor rapidez de la deseada.
PASO Nº 3. Como estos efectos del tabaco desaparecen a los pocos minutos, el fumador necesita administrarse nuevas dosis de nicotina (volver a fumar) cada vez con más frecuencia, para poder mantenerlos y evitar el síndrome de abstinencia o “mono”, que aparece cuando descienden los niveles de nicotina en sangre. Así es como un fumador se queda “enganchado” al tabaco.
Si te fijas bien comprobarás que los fumadores utilizan habitualmente el tabaco de forma regular, ello a pesar de que la mayoría reconoce que la nicotina les provoca daños en su salud y de que les gustaría dejar de fumar.
Según las encuestas muchos jóvenes fumadores quieren dejar el tabaco, sin embargo, la dependencia a la nicotina es tan fuerte que no lo consiguen. En el caso de los adultos muchos no son capaces de dejar de fumar a pesar de estar gravemente enfermos u hospitalizados.
Son muchos los efectos que produce el tabaco, algunos de ellos inmediatos:
• Tos.
• Mareos y náuseas.
• Irritación de la garganta y los ojos.
• Fatiga, reducción de la capacidad física.
• Mal aliento.
• Arrugas.
• Pérdida de olfato y gusto.
Lamentablemente la mayor parte de los efectos del tabaco en la salud de los fumadores, algunos de ellos muy graves, no son visibles hasta que pasan varios años. Por este motivo algunas personas continúan fumando, pensando que el tabaco no les perjudica.
Aunque escucharas a algunos fumadores decir “llevo muchos años fumando y no he notado nada”, lo cierto es que el consumo habitual de tabaco tiene un impacto muy negativo en la salud, estando relacionado con más de 30 enfermedades, entre ellas muchos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
PROBLEMAS EN LA SALUD DE LOS FUMADORES
• Cáncer de pulmón, de labios, boca, lengua, garganta, laringe, faringe, esófago, etc.
• Enfermedades respiratorias (bronquitis, asma, etc.)
• Problemas digestivos (acidez, dolor de estómago, gastritis, úlcera, etc.).
• Enfermedades cardiovasculares (infarto, angina de pecho, etc.).
• Irritación de los ojos, la garganta y la mucosa nasal.
• Envejecimiento prematuro.
• Tolerancia (los fumadores necesitan consumir cada vez un mayor número de cigarrillos para conseguir los mismos efectos. Comienzan fumando uno o dos al día y terminan con una o más cajetillas).
• Adicción o dependencia.
• Síndrome de abstinencia o “mono” (los fumadores habituales experimentana las pocas horas de fumar el último cigarrillo un malestar general y un intenso deseo de consumir tabaco, que desaparecen cuando vuelven a fumar).
LOS DAÑOS Y RIESGOS DERIVADOS DEL CONSUMO DE TABACO SON ACUMULATIVOS: CUANTOS MÁS AÑOS FUMEMOS Y MAS CIGARRILLOS CONSUMAMOS, MAYOR RIESGO TENDREMOS DE DESARROLLAR UNA ENFERMEDAD ASOCIADA AL TABAQUISMO.
Los efectos nocivos del tabaco no se limitan a los fumadores, sino que afectan a los fumadores pasivos. La exposición involuntaria al humo del tabaco repercute muy negativamente en la salud de los no fumadores, especialmente en el caso de los niños y las personas mayores.
• El tabaco es responsable del 30% de todos los casos de cáncer diagnosticados y del 90% de los casos de cáncer de pulmón.
• Los fumadores tienen cinco veces más infartos que los no fumadores.
• Una de cada cinco enfermedades cardíacas se deben al tabaquismo.
• Cada fumador pierde de media 16 años de vida.
El tabaquismo no es sólo un problema individual, sino que nos afecta a todos.
DESARROLLO DEL TEMA
Muchos fumadores creen que la decisión de comenzar a fumar fue una elección libre e informada, pero la realidad más habitual no coincide con esa percepción. Suelen hacerlo –antes y ahora– para parecer modernos, maduros, adultos, independientes, esbeltos, sofisticados… En ocasiones, también por inadaptación familiar, inseguridad y timidez. En resumen, porque creían que les hacía estar en la onda, o como dicen hoy los adolescentes porque es “guay”.
Fumar es un hábito y, a menudo, una adicción, que debe ser entendido como un proceso vital que habitualmente comienza entre los 12 y los 14 años de edad, es decir, bastante antes de tener la capacidad psicológica y legal para decidir. Las decisiones importantes de la vida no deberían tomarse antes de la adolescencia. Ahora no hay duda de que encender el primer cigarrillo o dar la primera calada –a primera vista, acciones banales–, es decir, la decisión de comenzar a fumar, tiene consecuencias negativas de gran alcance.
Después de dos años de fumar esporádicamente es común convertirse en fumador regular. Basta consumir un total de 100 cigarrillos a lo largo de un promedio de 9 meses para que comience la afición a la nicotina. El papel que la familia y los educadores pueden desempeñar como promotores del consumo de tabaco entre sus hijos y alumnos es fundamental. Los adolescentes cuyos padres son fumadores tienen un 50% más de posibilidad de ser fumadores que aquellos cuyos padres no fuman. Los niños no hacen lo que se les dice, hacen lo que ven.
La influencia que el grupo de amigos ejerce sobre el adolescente como factor iniciador del consumo de tabaco es igualmente potente, y muchas veces, comenzar a fumar no es otra cosa que un mecanismo de integración en un determinado grupo. Pero hacer una cosa porque la hagan los demás tiene sus riesgos. ¿Qué pasaría si a los amigos se les ocurre cruzar las vías del tren 10 metros antes de que pase la locomotora porque es “guay”? Es cierto que las prohibiciones absolutas, tanto de los padres como de otras instancias sociales, no evitan probar el tabaco y en todo caso, en los
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