El discurso oral. In Las cosas del decir
juliosantiApuntes26 de Julio de 2021
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Referencia bibliográfica del capítulo leído:Calsamiglia, H.; Tusón, A. 2002. El discurso oral. In Las cosas del decir. Ariel: 15-58. Barcelona
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La oralidad es natural, consustancial al ser humano y constitutiva de la persona como miembro de una especie. Se produce en el cuerpo, aprovechando órganos del sistema respiratorio, labios, lengua, fosas nasales, movimiento de ojos, expresiones faciales y otros movimientos corporales. Sin embargo, no todas las manifestaciones comunicativas orales son naturales. Una conferencia, un sermón, un discurso inaugural, por ejemplo, requieren un alto grado de preparación, elaboración y, muchas veces, de escritura. La función social básica y fundamental de la oralidad consiste en permitir las relaciones sociales
2.1. SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN
La situación de enunciación oral prototípica se caracteriza por la participación y presencia simultánea de las personas que intervienen en ella (interlocutores), y porque estos activan, construyen y negocian en la interacción una relación interpersonal basada en sus características psicosociales: el estatus, los papeles o la imagen. La ductilidad de la modalidad oral también se puede apreciar en el hecho de que, aunque siempre hay interacción, permite formas dialogadas (las más típicas) y formas monologadas (las más formales).
2.2. LA CONVERSACIÓN ESPONTÁNEA
Se entiende la conversación espontánea como la forma universal de realización de la oralidad (Tusón, 1995); como una forma de acción social; como protogénero o prototipo del que derivan todas las demás formas de realización discursiva. Según Kerbrat-Orrecchioni (1996), lo característico de la conversación es el hecho de implicar un número relativamente restringido de participantes, cuyos papeles no están determinados en un principio, gozando así los mismos derechos y deberes, y que tienen como finalidad el placer de conversar. Las conversaciones espontáneas suelen tener un alto grado de improvisación por parte de los interlocutores y ello no obsta para que se pugne por el control del espacio discursivo. Así, los participantes deben ponerse de acuerdo en lo que se refiere a parámetros conversacionales, iniciando la interacción con un tema de común acuerdo, luego, se negocia el mantenimiento o cambio de tema, de tono y de papeles, es decir, deben ir construyendo el desarrollo del cuerpo del diálogo, y finalmente, deben ponerse de acuerdo en terminar la conversación. Grice (1975), compara la conversación con “cualquier otra actividad humana que requiere el esfuerzo cooperativo de dos o más personas”, por ejemplo, cuando dos personas quieren cambiar una rueda de un coche deben cooperar haciendo lo que sea oportuno en cada paso hasta dar por finalizada la acción.
Se entiende la conversación espontánea como la forma universal de realización de la oralidad (Tusón, 1995); como una forma de acción social; como protogénero o prototipo del que derivan todas las demás formas de realización discursiva. Según Kerbrat-Orrecchioni (1996), lo característico de la conversación es el hecho de implicar un número relativamente restringido de participantes, cuyos papeles no están determinados en un principio, gozando así los mismos derechos y deberes, y que tienen como finalidad el placer de conversar.
Las conversaciones espontáneas suelen tener un alto grado de improvisación por parte de los interlocutores y ello no obsta para que se pugne por el control del espacio discursivo. Así, los participantes deben ponerse de acuerdo en lo que se refiere a parámetros conversacionales, iniciando la interacción con un tema de común acuerdo, luego, se negocia el mantenimiento o cambio de tema, de tono y de papeles, es decir, deben ir construyendo el desarrollo del cuerpo del diálogo, y finalmente, deben ponerse de acuerdo en terminar la conversación. Grice (1975), compara la conversación con “cualquier otra actividad humana que requiere el esfuerzo cooperativo de dos o más personas”, por ejemplo, cuando dos personas quieren cambiar una rueda de un coche deben cooperar haciendo lo que sea oportuno en cada paso hasta dar por finalizada la acción.
Es muy común que existan momentos de confusión, ya que, en la mayoría de los casos las decisiones se toman de manera implícita, a través de la producción e interpretación de indicios contextualizadores que orientan a los participantes sobre lo que está pasando y sobre la dirección que toman los acontecimientos conversacionales. Para organizar la conversación existe la alternancia de turnos, que se rige por dos mecanismos: la hetero selección, que consiste en que quien se encuentra hablando selecciona al siguiente hablante, y la autoselección, que consiste en que una de las personas presentes comienza a hablar sin que haya sido seleccionado previamente.
2.3. OTRAS PRÁCTICAS DISCURSIVAS ORALES
Se presenta un listado de otros métodos de comunicación oral y sus respectivos contextos. El diario vivir no sólo está compuesto de conversaciones espontáneas. Todo lo contrario. Como menciona Calsamiglia y Tusón (2002), a través de todos estos distintos tipos del habla se generan distintas relaciones entre el emisor y el o los receptores. Ejemplo de estos tipos de relaciones son, como menciona el texto, simétricas y asimétricas, formales e informales, distantes o íntimas, improvisadas o elaboradas, entre otras.
También en este punto se analiza el debate político y todas las reglas que se imponen antes de llevarlo a cabo (reguladas por el moderador). Sin embargo, aunque sea una conversación “elaborada”, ocurren cosas que, a veces, van más allá de lo que se ha planeado anteriormente, como muecas, risas, faltas de respeto, etc. En resumen, se puede inferir que el habla, ya sea una conversación o un soliloquio, evoluciona, y puede llegar a convertirse en, por ejemplo, una interacción más dinámica, incómoda, divertida, entre otras muchas características.
2.4. LA ADQUISICIÓN DE LA COMPETENCIA ORAL
El habla, a diferencia de lo que ocurre con el código escrito, se aprende como un complemento del proceso de socialización. Además, este aprendizaje está expuesto a situaciones especiales de comunicación como, por ejemplo, modismos usados en una familia. Sin embargo, a medida que se entra a un mundo más “formal (como, por ejemplo, el mundo laboral)”, surgen tipos de habla que no se aprenden naturalmente en la infancia.
La competencia oral está definida por distintos autores. Sin embargo, éstas convergen en una misma idea. Por ejemplo, según Saville-Troike (1989, cit. en Calsamiglia y Tusón, 2002), la competencia oral “implica conocer no sólo el código lingüístico, si no también qué decir a quién y cómo decirlo de manera apropiada en cualquier situación dada”. Calsamiglia y Tusón destacan la importancia del entorno sociocultural, ya que el hecho de que existan diferencias en las distintas sociedades permite el acceso a los “bienes” lingüísticos a sólo una parte de la población. También se señala la influencia de los medios de comunicación audiovisuales en la formación de, sea para bien o para mal, distintos comportamientos comunicativos en la población más joven de la sociedad.
2.5. ASPECTOS PSICOSOCIALES DE LA ACTIVIDAD ORAL
Según dicen Calsamiglia y Tusón (2002), el buen o mal intercambio oral puede ser influenciado muchas veces por varios elementos de carácter diverso que confluyen en la interacción. Éstos elementos corresponden a características psicosociales de quienes participan en la interacción: la manera en la que las personas se “ponen” a interactuar, los roles que eligen tomar de entre sus posibilidades, la posición que adoptan respecto a la situación en la que se encuentran, la manera en la que van manifestando sus cualidades y cómo interpretan las posiciones de los demás. Todos estos aspectos psicosociales pueden ser muchas veces cruciales para el inicio y desarrollo de las interacciones cara a cara.
Goffman propone conceptos como los de «imagen», «territorio» o «posicionamiento». De acuerdo al contexto o entorno en el que el individuo se encuentra, éste podrá elegir su imagen, los límites de distancia o intimidad que se permiten y la posición que se adopta respecto a los demás. El entorno determinará la importancia que tenga el compartir mucho conocimiento de fondo como una situación familiar, o si adquiere más importancia la apariencia como sucede en espacios públicos, también se determinará si corresponde a un ambiente amistoso o si es más bien de carácter jerárquico como una entrevista de trabajo.
En cuanto al contenido informativo entregado en las interacciones cara a cara, es preciso tener en cuenta que el proceso y el producto se dan a la vez, los errores cometidos en el habla no podrán ser “borrados”, solamente se puede seguir hablando para tratar de “reparar” el error; muchas veces se debe pensar sobre la marcha y organizar la contribución a partir de elementos entregados por los demás, y también se producen una serie de gestos y ruidos para avisar que se sigue utilizando el “turno” de habla.
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