El neoliberalismo en México

El neoliberalismo en México.

Con los cambios Sociales, políticos y económicos que se dieron en la década de los 80’s del siglo pasado y la inminente globalización de las economías nacionales, el papel del estado tuvo que sufrir transformaciones; de la idea central de que la sociedad tiene como objetivo lograr mayor calidad de vida a la misión de tener un desarrollo sustentable y un crecimiento económico que permita mayor bienestar social para la población.

Con el Neoliberalismo, se considera que la función del estado es mantener la seguridad y plantea la desregulación de las actividades económicas: adelgazamiento del estado, libre mercado, gobiernos democráticos, mayor participación ciudadana, gobierno eficaz y eficiente, transparencia, honradez y rendición de cuentas en las acciones gubernamentales para garantizar la estabilidad social necesaria para que se desarrolle el mercado de bienes y servicios con la protección del gobierno.

En los municipios se traduce en abrir a los particulares, áreas de oportunidad para la prestación de los servicios públicos, restringiendo las áreas propias de gobierno y de seguridad.

En la práctica, se observa que han aumentado el número de pobres y en nuestro país, alrededor del 60% de la población se encuentra en pobreza y pobreza extrema; necesario es decir que al neoliberalismo como tal no tiene como objetivo erradicar la pobreza y la marginación sino se circunscribe al logro de la libre empresa para la obtención de ganancias y al Estado le corresponde atender a su población con los mínimos de bienestar.

Con el neoliberalismo se han acumulado riquezas en pocas manos y se ha ensanchado la gran masa de población que no tiene medios para alcanzar satisfacer sus necesidades básicas; la redistribución de la riqueza es un problema que genera inestabilidad a los mercados.

Las contradicciones de la globalización enmarcan también el replanteamiento de la soberanía nacional y la autonomía de las poblaciones locales.

La democracia deliberativa se caracteriza por una mayor participación social y a través de espacio público influye en las decisiones gubernamentales.

Sin embargo, en nuestro país, la participación social se está desbordando, cada día aumentan las inconformidades sociales y los problemas focalizados en zonas antes marginadas alejadas territorialmente, con los medios de comunicación y las redes sociales, se “fraternizan” y en una “solidaridad” espontanea se unen y presentan en grandes concentraciones en las entidades federativas, planteando solución a sus problemas y demandas.

Se hace necesario replantearse un “liberalismo social”, que permita a la población acceder a los mínimos de bienestar con la participación de los grandes capitales, quizá “castigando” las ganancias de los inversionistas y respetando las zonas poblacionales en donde existen materias primas para la industria de la transformación.

En los municipios, los Ayuntamientos deben comprender que su quehacer debe centrarse en las actividades propias derivadas del marco legal que les da “vida”, principalmente proporcionar servicios públicos de calidad y con costo accesible a la población; alrededor del 90% de los Ayuntamientos dependen de las participaciones federales, han sido ineficientes en la captación de impuestos principalmente el “predial”, lo que los lleva a enfrentar una crisis de recursos económicos que los lleva casi a la “quiebra” financiera.

Cuantos de los integrantes de esa gran masa gobernante (Presidentes Municipales, Síndicos, Regidores y funcionarios públicos), ni siquiera enterados están que los cambios en el marco normativo obedecen a las intensiones de la globalización y del accionar del neoliberalismo inclemente a los padecimientos de la población.

El descontento social y la crisis de confianza en las estructuras políticas: partidos políticos, legisladores, magistrados y jueces, fuerzas encargadas del orden y la seguridad (penetradas por el narcotráfico, corrupción, enriquecimiento ilícito, etc), se verá reflejada en las elecciones constitucionales; el abstencionismo sin duda aparecerá y crecerá el malestar de la población que exige oportunidades de empleo, acceso a alimentos, a la salud, a la vivienda, etc.

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