El símbolo perdido
Cermine20995 de Septiembre de 2012
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Brown, D. (2009). El símbolo perdido. (C. Conde, D. José, & A. Montoro, Trads.) Estados Unidos: Editorial Planeta. 289 páginas. Suspenso, crimen y misterio.
Dan Brown, en esta novela de ficción, nos vuelve a presentar al personaje Robert Langdon, que ya había aparecido en sus dos novelas anteriores Ángeles y demonios y El código Da Vinci. Y como se ya ha hecho costumbre en Brown, nos presenta un personaje femenino (en este caso Katherine Solomon) que acompaña a Robert Langdon. En Angeles y demonios Vittoria era una física que se ve obligada a ayudar a Robert Langdon. Y en El código Da Vinci Sophie era una desencriptora que ayuda a Langdon después del asesinato de su abuelo. La historia empieza con la iniciación de Mal’akh en el trigésimo tercer grado. Luego Robert Langdon es invitado a una conferencia en el Capitolio de los Estados Unidos, creyendo que era invitado por su amigo Peter Solomon, cuando en verdad todo era un trampa ideada por Mal’akh. Después de pasar un rato en la Capitolio, y después de enterarse que todo era mentira, vió la mano cercenada de Peter Solomon, en el centro de la sala apuntado hacia arriba donde se encontraba La apoteosis de Washington (Pintura donde se representa a George Washington como un dios), la mano estaba decorada como la “Mano de los misterios” que tenía tatuada en su palma “SBS XIII”. Mal’akh utiliza la “mano de los misterios” para invitar
a Robert Langdon a convertirse en un peón de su mortífero juego. En ese momento recordó lo que le dijo la persona que lo llamó “Como es arriba es abajo” y entendió que la mano, en verdad, señalaba para abajo, donde tenía que dirigirse a un cuarto bajo el nombre de “SBS XIII”. Ese cuarto le pertenecía a su amigo Peter Solomon, que lo utilizaba como “Cámara de reflexión”. Langdon solía hacerles leer a sus alumnos “Símbolos de la francmasonería”, de Beresniak, un libro que contenía hermosas fotografías de algunas cámaras de reflexión. Las cámaras de reflexión son habitaciones frías y austeras a las que los masones acuden para reflexionar sobre su propia mortalidad. A Inoue Sato, directiva de la CIA que había ido al Capitolio por la mano cercenada encontrada, le resultaba deprimente que los masones mediten entre calaveras y guadañas. Pero, Langdon le respondió diciendo que era igual a los cristianos que meditan a los pies de un hombre clavado en la cruz, o los hindúes ante un elefante de cuatro brazos llamado Ganesh.
“Malinterpretar los símbolos de una cultura suele ser el origen de muchos prejuicios”
En la cámara de reflexión de Peter Solomon encuentran una pirámide con la parte superior plana, que Sato pensaba que era la pirámide masónica de una leyenda, pero Langdon le refuto diciendo que la pirámide masónica era enorme y con un vértice de oro macizo. De pronto, llegó un
foto de rayos x de la mochila de Langdon y Sato vio que llevaba algo escondido en una pequeña caja que Peter Solomon le había dado hacía algunos años atrás. Sato intentó detenerlo pero aparecío Warren Bellamy, el “arquitecto del Capitolio” y se lo lleva a la biblioteca para que pudiera descifrar la pirámide.
Langdon se dio cuenta que lo que había en la pequeña caja que le había dado Peter era una pequeña pirámide de oro. En ese momento, llegó Katherine Solomon, la hermana de Peter, estuvieron debatiendo un tiempo para ver si la abrían o no. Katherine no lo pensó mucho y habrío la caja. En la pirámide había un cifrado masónico que Langdon pudo resolver fácilmente, pero las letras del resultado no tenían sentido. En la caja se podía notar el número 1514, que inmediatamente le hizo recordar a Alberto Durero, el artista más famoso del Renacimiento alemán, que en su grabado Melancolía I había dibujado un cuadrado mágico que uso para ordenar las letrar anteriores, el resultado fue “Jeova Sanctus Unus”.
Esa última pista, los llevo hasta la catedral de Washington, donde los esperaba Deán Galloway, amigo de Bellamy, este los ayudo a seguir descifrando la pirámide. Katherine se puso a pensar que lo que decía en el anillo se su hermano “Todo será revelado en el trigésimo tercer grado” se refería a la temperatura en Newton. Así que puso a hervir la pirámide y salieron las palabras “El
secreto está dentro de Su Orden Ocho de Franklin Square”. Katherine llamó a Mal’akh, que tenía secuestrado a su hermano, y le contesto una voz de una chica diciendo que habían encontrado a su hermano, que estaba bien y que vayan a buscarlo a su casa. Ellos fueron, pero era una trampa, Mal’akh los secuestro, obligó a Langdon a descifrar un código que se encontraba debajo de la pirámide y lo logró resolver con ayuda del “Cuadrado de Franklin de orden ocho”. Igual Mal’akh ahogó a Robert en líquido respirable, haciéndole pensar que se había muerto, dejó a Katherine desangrándose y se fue con Peter al lugar donde decía la nueva pista.
Al rato, llegó la CIA a la casa y los rescató. Cuando Langdon se recuperó, fue directamente, al lugar donde se habían llevado a Peter. Allá, Mal’akh estaba conversando con Peter. Y le confesó que él era su hijo, al que Peter creía muerto. El hijo de Peter se llamaba Zachary, era muy rebelde, al llegar a la edad de dieciocho años, Peter lo obligó a elegir entre sabiduría y dinero. Zachary eligió el dinero y lo gastó mal. Al tiempo, Zachary fue detenido con cocaína en la frontera de un país euroasiático. Peter fue a verlo y decidió dejarlo ahí para darle una lección. Zachary se molestó y fingió su asesinato, se mudó a Grecia y se cambió de nombre a Andros Dareios, que significa “guerrero”, y Dareios, “rico”. Vivió una vida lujurioso pero sentía que algo
le faltaba y se comenzó a interesar por la fracmasonería. Se cambió en nombre a Mal’akh, se rapó todo el pelo, se extirpó los testículos. “Los dioses no tienen sexo”. Y era irreconocible. Mal’akh quería obligar a Peter a que lo matara para así poder convertirse en dios. Peter no quería y nunca lo hizo. Al poco tiempo, un helicóptero de la CIA se acerco al techo de vidrio y provocó que este se destruyera, todos los pedazos de vidrio salieron volando y se incrustaron en el cuerpo de Mal’akh, y finalmente murió.
Cuando Peter se recuperó, decidió enseñarle a Robert cual era el secreto que había estado buscando toda la noche, le explicó que no era un “símbolo perdido” sino la “palabra perdido”, pero esta “palabra” se refería a una biblia que estaba guardada en la piedra angular del Obelisco. Al final, se encuentra Robert Langdon y Katherine Solomon echados en el piso de Capitolio, donde todo comenzó.
Toda la historia solo transcurre en un corto periodo de doce horas.
Hay preguntas que se pueden destacar en el libro, y son más o menos estas:
* ¿Existe Dios?
* ¿Es Dios una fuerza exterior o interior a nosotros?
* ¿Existe el alma? Si existe, ¿qué le pasa cuando morimos?
* ¿Qué pasa después de la muerte?
* ¿El pensamiento puede provocar cambios en el mundo físico?
Estas preguntas se pueden apreciar en la gran parte del libro, y nunca llegaron a ser respondidas
y solo se dejaron a medias.
Esta historia es narrada por un narrador omnisciente, porque el narrador conoce todo lo que piensan todos los personajes. También se puede apreciar una perspectiva múltiple, porque te muestran diferentes puntos de vista. Lo que más se usa en este libro, son los flashback, principalmente en la primera mitad del libro, y los personajes en muchas partes recuerdan lo que les pasó en un pasado. El tipo de discurso que usan es Discurso Indirecto. Una herramienta estructural de El símbolo perdido son los mensajes codificados y ocultos. La Melancolía I de Durero es un ingrediente decisivo en la solución de Robert Langdon al enigma de la pirámide.
Robert Langdon es el personaje principal de la historia. Es profesor de simbología de Harvard de 46 años. Pero ¿a qué se debe ese nombre? Uno de los mejores calígrafos de ambigramas es John Langdon, amigo del padre de Dan Brown. Otro John Langdon, fue un revolucionario americano que también era masón. Y otro Langdon, Samuel Langdon, fue presidente de Harvard en la vida real.
Mal’akh es el “malo” de la historia. Es el hijo de Peter Solomon, Zachary Solomon, quien su padre dejó abandonado en una cárcel de Estambul para enseñarle una lección. Tiene tatuado todo su cuerpo excepto la fontanela, que era el único espacio del cráneo humano que permanecía abierto al nacer, es un vestigio símbolico de la conexión perdida
entre los mundos exterior e interior. La transcripción de su nombre del hebreo es “ángel”. Este personaje no ve diferencias entre
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