GLOBALIZACION DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO

GLOCALIZACION DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO

Ensayo de Reflexión

GLORIA MILENA PINTA RODRIGUEZ

COHORTE V

Universidad de San Buenaventura

Facultad de Educación

Doctorado en Educación

Seminario: “Contexto glocal de problemáticas educativas:

La devastación ambiental, educación y paz”

Santiago de Cali, Septiembre de 2017

GLOCALIZACION DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO

Ensayo de Reflexión

Gloria Milena Pinta Rodríguez

La globalización se ha posicionado en el mundo actual a través de los procesos económicos  y tecnológicos, convirtiéndose en el punto de referencia privilegiado que determina el nivel de participación alcanzado por los países en el mercado internacional, lo que ha provocado una brecha entre la política y la economía que constituye un riesgo en vez de un beneficio, como podría pensarse. Desde este principio es que las naciones fijan condiciones para la participación, la distribución de los bienes, la redistribución del ingreso y la riqueza, ya que la globalización interviene y determina los modos de producción, redefine los conceptos y la valoración del tiempo, elimina las fronteras, reduce el espacio y replantea las condiciones geofísicas.

Es así como la globalización se ha convertido en una estrategia moderna para ejercer dominio político, económico, social y cultural sobre la población mundial, desde las esferas potencialmente poderosas que manejan los flujos trasnacionales de mercado.

Por cuenta de la globalización, el progreso tecnológico han convertido a los medios de información en una herramienta mediática utilizada para alcanzar o potencializar el proceso globalizante, ya que la tecnología permite la extensión de los dominios a través del mercado financiero y el mercado de capitales, que son exentos de condiciones de territorialidad, para infortunio de la condición de localidad de las comunidades regionales.

De tal manera que la globalización enajena y transforma las culturas particulares, ejerciendo una influencia que cambian las costumbres en el consumo y en los modos de producción, al punto que trata de dar fin al concepto de geografía, donde las distancias ya no importan y la idea del límite geofísico es cada vez más difícil de sustentar.

Sin embargo, como un horizonte esperanzador, la educación se constituye en el espacio social privilegiado para generar conciencia de lo que implica la globalización y desde una perspectiva crítica es posible formar a las futuras generaciones, considerando éste fenómeno como alternativa de desarrollo y de relaciones específicamente más humanas, siempre y cuando sea posible contextualizarlo desde un enfoque local, es decir que es posible pensar y actuar localmente para pensar y actuar globalmente, o viceversa.

Tal como se evidencia en la actualidad en las comunidades locales regionales, la globalización es un proceso discriminatorio y alienante de la cultura, que atenta contra los procesos sociales de identidad, ya que su propósito de corte neoliberal netamente economista, es la homogeneización de los grupos sociales vinculados al consumo de bienes y servicios.

Bajo este panorama se vislumbra la educación como una mediación cultural para aprovechar las facetas positivas de la globalización, en el sentido de que puede ser en algunos casos innovadora, constructiva y creativa, además de que contribuye a la ubicación y apropiación del ser humano y de su entorno, con el fin de que se descubra como un ser de sentido, que conforme y desarrolle cada vez más su humanidad.

Pero se puede evidenciar que las políticas educativas que rigen nuestra profesión docente, no se enfocan en la globalización como posibilidad de inclusión social, sino como medio de exclusión, tal como se observa en los procesos de privatización de la educación, la educación contratada y la entrega de establecimientos en concesión al sector privado. Así pues es que se produce una paradoja del sistema, ya que por un lado, mientras la globalización es una posibilidad para generar mecanismos en los que todos los individuos desarrollan un potencial para evolucionar humanamente, por otro lado, se aplica como mecanismo excluyente a través de modelos políticos y económicos que impiden que la globalización y la educación se reconozcan, se articulen y se integren.

La educación está obligada entonces a concientizar que la globalización no puede reducirse a la convicción de mercado y de la economía liberal en el mundo, y que juntas deben cumplir  unas condiciones vinculantes con la era de la tecnología, la informática y la comunicación,  pues un ser humano educado ha de reconocer que habita en un mundo global, interconectado, con un manejo de la información que permite tomar decisiones, participar efectivamente, tener dominio y movilidad y sobre todo, establecer los límites entre la solución de las problemáticas locales y las globales. Desde este enfoque se genera entonces una nueva brecha entre quienes acceden a la tecnología y la información y quienes están limitados a su acceso, ya que el que posee la tecnología y la información puede o tiene posibilidad de decidir y quien no pueda contar con ellas, queda excluido.

Y es en este sentido que la educación puede ser la virtual creadora de una cultura global, debido a que al vincular los medios de información al sistema educativo, se crea una efectividad en el propósito de incluir a todos en términos de posibilidad.

La modernidad planteada por la globalización se pone ahora en entredicho, porque como refiere Bauman (1999): “lejos de homogeneizar la condición humana, la anulación tecnológica de las distancias de tiempo y espacio tiende a polarizarla. Emancipa a ciertos humanos de las restricciones territoriales a la vez que despoja al territorio, donde otros permanecen confinados, de su valor y su capacidad para otorgar identidad”.  

...