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Gasolina Con O Sin Plomo


Enviado por   •  11 de Marzo de 2015  •  7.730 Palabras (31 Páginas)  •  163 Visitas

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GASOLINA CON O SIN “PLOMO”

Autor: Hely José Colmenárez Mujica

Email: helycolmenárez@ucla.edu.ve

En una de las tantas alocuciones presidenciales pronunciadas por el extinto jefe

de Estado “Comandante Hugo Chávez”, rodeado en este caso, de su grupo tribal, de su

gens étnica, de su familia de vocación, de sus congéneres de oficio, vale decir, por el

alto mando militar, afirmaba con tono de voz altisonante y expresión de rostro

afectado, que la Revolución Bolivariana era “pacifica pero armada”.

Eran tiempos en que la popularidad del caudillo de Sabaneta ascendía a niveles

siderales, y la percepción de la mayoría de la sociedad Venezolana sobre las bondades

del Socialismo de siglo XXI era favorable, debido al reparto de los ingentes ingresos

petroleros por la vía de las misiones y demás programas sociales, por una parte, y por

la otra, en virtud del aumento del consumo y de la sensación de bonanza económica

asociada al aumento exponencial de la liquidez monetaria.

La política expansiva del gasto público y la utilización del tesoro nacional para

financiar la “inversión social”, le había granjeado al Gobierno Nacional la simpatía y

aprobación de los sectores populares de la sociedad, no obstante, ya el Comandante

había experimentado el sabor amargo de una histórica derrota electoral, al ser

rechazado a través del referendo Constitucional, el proyecto de reforma de la Carta

Magna, al tiempo de ir creciendo una atmosfera de inconformidad por parte de los

sectores medios de la pirámide social.

La imagen de líder infalible e invencible en procesos electorales, fraguada por

las sucesivas victorias en consultas populares, y alimentada por los mensajes

mitológicos difundidos por la política comunicacional y propagandística del régimen,

había sido severamente erosionada por aquel fracaso electoral, que frustró en forma

transitoria, el propósito de acelerar la radicalización del proceso socialista.

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Fue entonces cuando los grupos opositores al Gobierno, se envalentonaron y en

consecuencia enfilaron sus recursos organizativos y de movilización hacia el

cuestionamiento de las políticas públicas, con el fin ulterior de debilitar la base de

apoyo popular. De este modo, el régimen sintió que el supuesto blindaje de hierro que

salvaguardaba su continuidad, desnudaba sus flancos vulnerables, y en un intento de

persuadir a los opositores para que cesaran en su conducta disidente, el líder máximo

del proceso lanzó a los cuatro vientos semejante anatema.

Luego de escuchar esa imprecación de boca del “redentor de los pobres”, la

opinión pública rápidamente entendió, que la revolución chavista era pacifica

mientras gozara de amplio apoyo popular traducido en éxitos electorales, pero tan

pronto perdiera la mayoría, se desprendería de la bandera blanca de la paz y

consecuentemente empuñaría la espada, blandiría el fusil para defender los “logros

revolucionarios” de los ataques infligidos por los “conspiradores de la rancia

ultraderecha imperialista”.

Al parecer, ese momento ha llegado. Según el estudio de opinión más reciente

realizado por la firma Datanálisis, evidencia una caída libre de la popularidad del

presidente Maduro, al ubicarlo en un mínimo histórico del 22%, al tiempo de enunciar

que más del 82% de los venezolanos tiene una percepción negativa de la situación

económica del país, los cuales en su mayoría relacionan la mala situación con la

gestión del Presidente.

El heredero del linaje presidencial, carece del olfato político y del carisma que

caracterizaba a su causante o de cujus, para sostener la relación idílica del pueblo

venezolano con el modelo revolucionario socialista. Ya ni siquiera las ofertas

populistas poco probables de concretar, son conducentes para rescatar el amor

perdido y deshonrado del pueblo.

El alto Gobierno Nacional avizora la agudización expedita de la crisis

estructural que invade a todos los sectores de la vida individual y colectiva del

venezolano. Y actúa en consecuencia, pero no de la manera en que lo haría un

estadista con sólida convicción democrática liberal, sino más bien, como la cabecilla

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de un régimen autoritario, populista, tutelado por las Fuerzas Armadas, al refrendar el

uso de las armas de fuego y armas químicas para sofocar los eventuales desordenes

que pudieran suscitarse en el futuro no tan lejano.

De este modo, el Ministerio del Poder Popular para

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