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Guion - Pesebre Viviente


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  2.748 Palabras (11 Páginas)  •  1.736 Visitas

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GUION PARA PESEBRE VIVIENTE

En medio de un tiempo difícil donde el país parecía estar invadido por la injusticia y la desesperanza, nace una esperanza.

Tiempos difíciles donde no hay cabida para la gente sencilla, honesta, trabajadora.

Esta es la historia de José y María y de una semilla que es la esperanza de los hombres.

M.

DIOS: Gabriel, Gabriel.

ÁNGEL: Aquí estoy Padre.

DIOS: Gabriel, escúchame bien lo que te voy a decir, necesito que vayas a una ciudad de Galilea, a Nazareth, allí vive una joven virgen que está comprometida con José, él es de la familia de David. Ella se llama María, dile lo siguiente: “Ante mis ojos ha sido encontrada llena de gracia y la he elegido para que sea Madre de mi Hijo, quiero que le ponga por nombre Jesús. Que no tenga miedo de cómo va a suceder, el Espíritu Santo la va a asistir en todo. Ese Hijo será grande y Él me dará a conocer ante el mundo”. Ve en seguida, Gabriel, no tardes más.

Diálogo del Ángel con María

ÁNGEL: Hola María, “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

María se sorprende al oír estas palabras y se pregunta:

MARÍA: ¿Qué significa todo esto…y este saludo…?

ÁNGEL: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Él será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás”.

MARÍA: ¿Cómo puede ser eso, si yo no convivo con ningún hombre?

ÁNGEL: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Porque para Dios, nada es imposible.”

MARÍA: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí todo tal como has dicho”

El ángel se retira.

- SEGUNDO ACTO -

“María visita a su prima Isabel”

A la Virgen María la pintan como mujer rica, tipo extranjera. Pero ella era una mujer pobre, del pueblo. No vestía joyas, ni ropas costosas, ni coronas. Dios escogió por madre a una joven de un pueblito del interior. Fue una mujer de pueblo, sencilla, pero con un corazón maravilloso, lleno de Dios y de servicialidad.

Por eso, después de que se quedó embarazada, no se preocupó sólo de sí misma, fue a servir a una prima suya, Isabel, que también estaba esperando familia.

Y al encontrarse con ella y recibir sus alabanzas, supo aceptarlas con sencillez. Hizo un canto de bendición a Dios, en el que reconoce que todo lo bueno viene de Dios. Todo lo linda que ella era se lo debía a Dios. Y se alegra porque Dios está de parte de los pobres.

María cree que Dios echa abajo a los grandes y poderosos, mientras que levanta a la gente sencilla, los humildes de la tierra; colma de bienes a los pobres, mientras que a los ricos los deja “con las manos vacías”. Ella comprende que los planes de Dios son completamente al revés de los planes del mundo.

María se manifiesta llena de alegría de ser de Dios, de que Dios ha mirado “la condición humilde de su esclava”. No es una chica ingenua. Ella conoce bien a Dios, se conoce a sí misma y reconoce las grandes cosas que Dios hace en ella. Sin falsas humildades: “En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas en mi”.

Por entonces María tomó una decisión y fue, sin demora alguna, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá donde vivía Isabel con Zacarías. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Lucas 1, 39-55

MARÍA: Querida prima, cómo estás, he venido para acompañarte en este tiempo delicado de tu embarazo.

ISABEL: “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas legó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!”.

MARÍA:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

Y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,

Porque se fijó en su humilde esclava,

Y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.

El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí:

¡Santo es su Nombre!

Muestra su Misericordia siglo tras siglo

A todos aquellos que viven en su presencia.

Dio un golpe con todo su poder:

Deshizo a los soberbios y sus planes.

Derribó a los poderosos de sus tronos

Y exaltó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos,

Y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su siervo,

Se acordó de su misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres,

a Abraham y a sus descendientes para siempre.

María se quedó unos tres meses con Isabel, y después

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