Industria minera

Cuando se habla de actividades mineras, lo primero que se suele asociar con este tema es la explotación irresponsable de los recursos y la degradación del medio natural. Como efecto de esta reputación, el papel fundamental que juega esta actividad en todos los aspectos de la condición humana es opacado, y es muy común encontrarse con profesionistas de todos los sectores de la industria y participantes activos en la economía en general que hacen un esfuerzo por distanciarse de las responsabilidades relativas a la minería que nos corresponden a todos como integrantes de una sola humanidad.

Este trágico autoengaño implica que la minería es un aspecto etéreo y desvinculado de nuestras vidas, sin embargo un ejercicio no muy ambicioso de honestidad y pensamiento crítico expone fácilmente la falsedad de estas implicaciones. El propósito de este ensayo es divulgar una serie de reflexiones discursivas relativas a este problema, y de este modo exhortar al lector a reconciliarse con su participación y sus obligaciones en materia de este sector primario.

Al examinar las características de las civilizaciones conocidas desde los asentamientos mesopotámicos hasta la actualidad, se distingue un patrón; todas las civilizaciones que han existido han practicado algún grado de minería. Por si el peso inductivo de esta observación no fuera suficiente, esta característica está fuertemente vinculada con los indicadores arquetípicos de la sociedad civilizada. El consenso en la comunidad de investigación histórica es que el principal elemento para identificar a una civilización es la evidencia de arquitectura monumental, para la cual es indispensable la extracción y refinación de recursos geológicos. Así planteado, la relación causal entre una civilización con la minería es muy explícita.

Las exigencias de la extracción mineral han fungido como motor para el desarrollo de herramientas conceptuales que han acompañado al género humano desde su confección hasta la fecha actual, y muchas de estas han quedado literalmente grabadas en piedra para el provecho de las generaciones venideras. Se trata de un asunto de las implicaciones esenciales de la condición material que es universal para todo ser vivo y para el desempeño de todos los aspectos de desarrollo humano. Incluso nuestras expresiones están derivadas de raíces etimológicas que en principio tenían una connotación minera, un ejemplo de este fenómeno es la palabra "salario".

Hasta en la denominación de los diferentes periodos de la historia podemos distinguir un vínculo intrínseco con los recursos minerales que caracterizaban a cada época y las tecnologías que estos mismos permitían, tal que se les conoce como la edad de piedra, la edad de bronce, la edad de hierro, y así sucesivamente.

El progreso tecnológico, acompañado de nuevas formas de explotación mineral, no se trata solo de un fenómeno recurrente del pasado;

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