Infancia Antigua

Para los egipcios la llegada de un hijo era un momento de gozo.

Asi lo demuestra el pensamiento egipcio, en uno de sus papiros que nos habla de la finalidad del matrimonio:

"Toma esposa mientras eres joven para que te dé un hijo... Feliz es el hombre con mucha familia. Lo alaban por causa de sus descendientes".

Un hijo por tanto no era la culminación del amor conyugal, sino es un apoyo en su vejez y en sus labores.

Y los hijos fruto de su amor serían encargadas de los rituales funerarios de sus padres.

La preferencia sobre el sexo de los hijos se inclinaban por los varones, al ser una mano de obra.

Fragmento del Papiro de Berlin

"Pondrás cebada y trigo en dos bolsitas de tela que la mujer mojará con su orina cada día... si ambos germinan la mujer esta embarazada.

Si germina primero la cebada sera un niño, si es el trigo sera niña. Si no germina ninguno de los dos la mujer no dará a luz"

Los partos eran muy complejos debido al riesgo que sufrian tanto la madre como el bebe, pero durante el parto los protegian los dioses, como por ejemplo, Bes, Tueris, Hathor

Se sabe que los partes a partir del Imperio Nuevo se realizaban en cabañas situadas en el jardin o en los tejados de las casas.

Las comadronas ayudaban a las madres en ese momento tan importante y delicado, las mujeres daban a luz en cuclillas sobre unos ladrillos, mientras las comadronas recitaban formulas magicas de protección para la madre y el bebe.

Al nacer, la madre daba un nombre al pequeño "el nombre de la madre", relacionado con la personalidad del niño o bien con algun dios.

Desde los primeros instantes de su venida al mundo, el nuevo miembro de la familia, era protegido de los malos espíritus y enfermedades con infinidad de amuletos, como el famoso Udyat (el Ojo de Horus), o una serie de tiras protectoras con dibujos de figuras apotropaicas (destinadas a alejar influencias maléficas).

También existían una serie de pequeños cilindros, de materiales diversos, los cuales eran colgados del cuello de los recién nacidos, los cuales contenían en su interior, formulas protectoras y bolitas de cobre que sonaban al moverse.

Desde que se tiene noción, es decir a partir del Imperio Nuevo, el parto tenía lugar en unas cabañas situadas en el jardín o en las estancias altas de las casas, espacios muy protegidos de la suciedad, el polvo y la arena.

En ellas, las mujeres pasaban la mayor parte del tiempo de su período de gestación,

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