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John Locke


Enviado por   •  23 de Abril de 2014  •  1.874 Palabras (8 Páginas)  •  308 Visitas

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Las ideas de John Locke Con estos antecedentes estaba preparada la atmósfera intelectual para que apareciera el pensador que habría de fijar de una vez por todas el ideario del liberalismo. Fue John Locke. Nacido en 1632 en Inglaterra, médico de profesión, lo cual le dio una finísima sensibilidad para lo que tuviera que ver con el organismo social y con las ciencias experimentales, Locke no formó su ideario político al calor del país natal sino en el ambiente helado del destierro. Obligado a alejarse de la patria por ser miembro activo de la oposición al rey católico Carlos II, después de errar por algunas naciones y de ponerse en contacto con los disidentes y heterodoxos de varias capitales, Locke se instaló en Holanda. Si como dice Paul Hazard, "no hay una escuela más ruda y mejor que el exilió", el ambiente de la libérrima Holanda era el más adecuado para fecundar un cerebro en trance de receptividad como el de John Locke, por lo cual fue allí donde escribió las dos obras que le abrirían las puertas de la fama, "El ensayo sobre el entendimiento humano" de carácter filosófico, pieza maestra del empirismo, y "El ensayo sobre el gobierno civil qué es donde está su pensamiento político. En el destierro había madurado y consolidado su amor por la libertad y todas sus reflexiones giraban en torno de la idea de que Inglaterra, en lo cual no se equivocaba, estaba a punto de romper con el absolutismo monárquico, para convertirse en la tierra de elección de las garantías individuales y morales que ennoblecen al individuo. En ese estado de espíritu volvió al suelo natal en 1688, cuando Guillermo de Orange desembarcó allí para derrocar a los Estuardos y ; dar cumplimiento desde el trono a las palabras inscritas en sus banderas: por la libertad, por la religión protestante y por el Parlamento. Como quien dice, el ataque frontal al absolutismo. Guillermo hizo honor a sus promesas, y de ese modo Inglaterra, gracias a la revolución incruenta de 1688, se convirtió en la primera monarquía constitucional. El derrocamiento del Estuardo Jacobo II había sumido en la confusión mental a muchos whigs, o liberales, que aunque felices porque eso hubiera ocurrido, no dejaban de inquietarse ante el hecho de que un rey hubiera sido despojado de la corona, rey despótico, perseguidor y todo lo que se quisiera, pero que al fin y al cabo era el monarca legítimo. Como lo recuerda muy bien Jean Jacques Chevallier (6), a tranquilizar esos espíritus fue a lo que se le consagró Locke, para lo cual estableció la distinción entre poder legislativo y poder ejecutivo; ambos. limitados, limitación vigilada y asegurada por el pueblo mediante el derecho de insurrección. Se insinuaba así una de las ideas centrales del liberalismo, la separación de poderes. En la concepción de Locke, el poder ejecutivo es decididamente responsable y está subordinado al Parlamento, lo cual le da el golpe de gracia a los regímenes absolutistas, y sienta las bases para que la doctrina liberal se haya manifestado en todas partes defensora de las prerrogativas del órgano legislativo. Pero por encima del aparato de la autoridad está el derecho de insurrección. Según Locke, cuando el pueblo se considere en condición miserable, puede rebelarse contra quienes quiera que sean los gobernantes, no importa que éstos sean "sagrados y divinos, que desciendan. o hayan sido autorizados por los cielos, que hayan venido de donde quieran, siempre sucederá lo mismo". Además, Locke insiste en que los hombres no se rebelarán "por cualquier pequeño manejo de los asuntos públicos, y en que el gobierno por consentimiento, junto con él derecho del pueblo a rebelarse, es la mejor muralla contra la revolución".

Sobré este punto observa el tratadista W. Ebenstein (7): "La insistencia de Locke en que hay una ley superior a la ley del Estado ha llevado a la idea, tan profundamente arraigada en las tradiciones de las naciones democráticas, de que la obediencia a la ley es una muy alta virtud cívica, pero no la más alta. Los oponentes al gobierno democrático han insistido en que haciendo que la norma política dependa del consentimiento del gobernado "hace que quede un fermento para la rebelión frecuente", como dijo Locke. Locke no niega eso, pero afirma que su hipótesis no invita a la anarquía y a la rebelión más que cualquier otra, y qué todo depende de la situación, buena o mala, en que se encuentren los gobernados. Cuánto más se mantengan las vías de libre comunicación y consentimiento en una sociedad, menos se da la necesidad de una revolución". Locke, como casi todos los pensadores de su tiempo, partió de la base del estado de naturaleza ,y del contrato original para llegar a la sociedad política y al gobierno civil. ¿Cómo fundar sobre esos cimientos la libertad, cuya existencia y defensa eran la razón de su obra? Locke da la respuesta: es por medio de los derechos naturales, vigentes en el estado de naturaleza, como el hombre va a protegerse de los abusos del poder al llegar al estado de sociedad. Es decir, según Locke, al alcanzar ese elevado punto de la evolución, el ser humano no renuncia a esos derechos; ellos persisten, y es sobre esa persistencia sobre la que está fundada la libertad. "La razón, dice el pensador inglés, enseña a los hombres que como todos son iguales e independientes, nadie debe hacerle daño a otro en relación con la vida, la salud, la libertad y su bien". Y es claro, si alguien le hiciera daño a otro acabaría haciéndoselo

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