LA COLABORACIÓN DE LA COMUNIDAD Y OTRAS BUENAS INTENCIONES

LA COLABORACIÓN DE LA COMUNIDAD Y OTRAS BUENAS INTENCIONES

(Marina J. La Salle, Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia)

…”Al considerar la naturaleza corporativa de la academia, me preguntaba si el modelo de investigación colaborativa representa una ruptura con el pasado, o es simplemente la misma práctica de siempre abordada con un lenguaje nuevo y moderno” (Marina J. La Salle).

Con este extracto la autora cuestiona el proceder de la llamada colaboración con la comunidad que se da dentro - al menos en teoría- de todos los trabajos de gestión del patrimonio, en este caso referido a los proyectos arqueológicos-aunque también debe darse en proyectos de cualquier índole- para un correcto proceder, ya que la práctica puede diferir mucho de lo expuesto en la teoría respecto a la cooperación con la comunidad. Es ideal resaltarla porque encierra el quid del artículo.

Aquí se relata la autora de 33 años, residente en Vancouver, ala Columbia británica en Canadá de forma breve los proyectos en los que ha colaborado desde el segundo año de la universidad. Esto es con la intención de mostrarnos como es que se introduce al problema de la colaboración con la comunidad y poco a poco intenta encontrar el problema de fondo para cambiarlo.

Desde su segundo año cuando trabaja en dos sitios pueblo en el norte de la Columbia británica, presencia una conversación entre el jefe del proyecto y una persona de la comunidad. En la que atestigua que los segundos en cuestión no están enterados de la investigación que se dan en la zona aunque ellos forman parte del territorio donde se desarrollaba. Al final del proyecto se dan charlas con el resultado final, sin gran acogida. Estos sucesos son los que le lleva a plantearse cuál es el verdadero propósito de la colaboración en los proyectos arqueológicos.

En 2008 asiste a la presentación de George Nicholas en el congreso de la Sociedad Americana de Arqueología donde a través de la alineación marxista encuentra una forma de entender la organización que se presenta en la actual arqueología, compartiendo la visión del expositor,  entiende a la burguesía como a los antropólogos y el proletariado representados por los pueblos indígenas.

En los subsiguiente años pasa por dos momentos fundamentales como lo fueron la enseñanza durante 3 años en la universidad local y la escuela de campo etnográfico (6 semanas de duración) en la misma zona de la ciudad. A partir de estas experiencias ella trata de explicarnos tenemos que separarnos del clásico sistema en el que el investigador es el que maneja la información y la comunidad solo es receptor. Nosotros debemos aceptar que hacerlos sentir cómodos durante charlas y encuestas no debe tener el propósito de convencerlos de aceptar el proyecto que exponemos, manipulándolos sino más crear una situación de mutuo intercambio de ideas. La colaboración y participación comunal necesita inclinarse a romper las desigualdades impuestas por los antropólogos y arqueólogos entre el investigador y el investigado para que la dictadura intelectual, no siga formando parte del “colonialismo”

Puede haber voluntad real (“buenas intenciones”) de ayudar pero las empresas manejan tienden a utilizar a los pobladores y a los inexpertos estudiantes que tienen la intención de ayudar, siendo manipulados. Ambos, de igual forma. Pues se maneja una fachada de modernidad y desarrollo económico.

Si el proyecto realmente tiene un marco colaborativo, y no solo cumple con “hacernos sentir mejor” debe ayudar a descolonizar a la sociedad, sino es inútil. Aquí es donde se hace visible la problemática entre la teoría y práctica de las prácticas de intervención comunal. Porque actualmente la colaboración es una palabra superficial y “bonita” que propugna igualdad pero en la práctica muestra más bien lo contrario. Siendo los arqueólogas consciente e inconscientemente participe y propulsor de ello, debido en gran parte por su desinterés político, dejando de lado con ello la posición de direccionar las investigaciones. Por lo mismo es importante que la persona que desarrolla la investigación le interese realmente el caso, comprometiéndose con la comunidad. En caso contrario en la realidad, todo lo planteado se convierte en un discurso racista y clasista que mantiene un orden de dominación histórica.

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