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La RAE, el feminismo y la comunidad LGBTTTIQ+


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2019  •  Monografías  •  6.766 Palabras (28 Páginas)  •  211 Visitas

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Estudiante: González, Sofía

Curso y año: 5°B Arte, Diseño y Comunicación 2019

Institución: Instituto Nuestra Señora del Carmen

Profesora: Liliana Iacopetti

Materia: Técnicas de Estudio Universitario

Fecha de Entrega: 04/11/2019

El Lenguaje Inclusivo

                                  La RAE, el feminismo y la comunidad LGBTTTIQ+  

   

 

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Introducción

En el presente trabajo se intentará dar una definición del denominado lenguaje inclusivo. Se tocarán temas como la relación entre este, el feminismo y la comunidad LGBTTTIQ+, la opinión de la RAE al respecto y los argumentos de cada lado. También se tocarán otras reformas del lenguaje polémicas, la evolución del lenguaje inclusivo a través de las distintas propuestas que fueron surgiendo y las complicaciones de estas. Al final del trabajo se dará un breve resumen de la información extraída de entrevistas realizadas a docentes del Instituto Nuestra Señora del Carmen de Lomas de Zamora.

        Se realizó este trabajo con el fin de ayudar a quienes lo lean a comprender que el lenguaje inclusivo va más allá de una letra que reemplaza a otra, sino que tiene un gran trasfondo ideológico e histórico. Y, sobre todo, a que nos planteemos la siguiente pregunta: ¿puede un libro o un colectivo ideológico imponernos una forma de comunicarnos?

        “Hasta hoy, la escritura siembre tuvo un uso mucho más restringido y privado que el habla. Pero, en nuestra época, la época de las redes sociales, eso está sufriendo un cambio revolucionario. Nunca se escribió tanto como ahora. Nunca tantos escribieron tanto a la vista de tantos. Y, en esas redes sociales, estamos viendo por primera vez a gran escala usos ortográficos novedosos. […] me parece que tenemos que prestarles atención. Porque probablemente nos estén diciendo que en una época que le asigna un lugar nuevo a la escritura, esté pidiendo para esa escritura, nuevos criterios. Creo que haríamos mal en rechazarlos, en descartarlos porque los identificamos como síntomas de la decadencia cultural de nuestra época.”

-Galperín, Karina. ¿Ase falta una nueba ortografía? Encuentro de charlas TEDxRíoDeLaPlata, Buenos Aires, Argentina, 2015.


El lenguaje inclusivo, también denominado lenguaje no sexista o de género neutro, es “un recurso de intervención del discurso público que persigue el objetivo de poner en evidencia y crear conciencia acerca de un problema que existe en la sociedad en cuanto a la desigualdad entre los géneros”. O así lo aseguró el lingüista y lexicógrafo argentino Santiago Kalinowsky, que se encargó de representar a la Academia Argentina de Letras en una entrevista realizada en julio de 2018 sobre este tema para el canal CNN.

Para entender de qué se trata el lenguaje inclusivo, debemos comprender que existe un debate sobre la posibilidad de que el idioma español sea de por sí machista. Si bien la Real Academia Española[1] se manifiesta totalmente en contra de la existencia del machismo en el lenguaje español y aborrece cualquier intento de reforma causada por esto, son muchos los profesionales (tanto de antropología cono de diversas ramas del estudio de la lengua) que afirman y denuncian la misoginia de la lengua castellana.

No es un secreto que, a pesar de vivir en una sociedad mucho más abierta que la de hace 20 años, sigue habiendo una clara desigualdad entre los sexos femenino y masculino. Es por esto que muchos especialistas plantean que ciertas normas de nuestra lengua invisibilizan a la mujer como parte de la sociedad general. Puede ser que este planteo haya tenido raíz, también, en movilizaciones de la comunidad LGBTTTIQ+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Transexuales, Travestis, Intersex, Queer, etc.)[2], que aseguró que los artículos él y ella y el hecho de que sólo hubiera una versión femenina y masculina para cada adjetivo y sujeto complicaba la visibilización de las personas de género no definido.

Por contrario de lo que muchas personas creen, la biología acepta la existencia de tres géneros distintos basados en el aparato reproductor con el cual se nace. El tercero, y el más ignorado, es el Intersex. Las personas de este género, nacen con ambos aparatos reproductores, aunque ninguno totalmente desarrollado, problemas hormonales y de desarrollo. La desinformación sobre esto se debe a que estos casos fueron catalogados como “Trastorno del Desarrollo Sexual” por la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica y se han resuelto con cirugías que daban a la persona un género definido según cada caso y/o situación específica, manteniéndolos casi ocultos a la sociedad. Aunque muchas personas Intersex encuentran un género definido con el cual identificarse a lo largo de su vida, muchas otras no, y lo mismo les ocurre a muchas personas que sí nacieron con un género definido por un aparato reproductor perfectamente reconocible. Aunque a muchos les parezca difícil de creer, hay personas que no terminan de identificarse con ningún género y se definen a sí mismas como parte del género no binario[3].

Las personas de género no definido, género binario, o género fluido se sienten discriminadas por el hecho de que el castellano sólo tenga formas femeninas y masculinas, casi obligándolas a encasillarse en algo con lo que claramente no pueden ni logran identificarse. La RAE, por su lado, argumentó lo siguiente en su página web en un apartado de preguntas frecuentes dentro de la sección de dudas lingüísticas: “Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos […] La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. […].”

A lo largo de la evolución de la lengua, se han propuesto muchísimos cambios para facilitar la comunicación: hoy en día, profesionales de la legua como Karina Galperín[4] proponen hacer cambios que hagan menos compleja la ortografía del español y así las escuelas puedan dedicar más tiempo a la enseñanza de otros aspectos de la lengua. “Simplificar la Ortografía no significa bajar la calidad de la lengua” aseguró la licenciada en un encuentro de charlas Tedx Río de la Plata al que fue invitada en 2015, presentando sus propuestas en forma de monólogo. Algunas de las propuestas dadas por esta mujer, y secundadas por muchos otros profesionales en la materia, son: eliminar las letras h que sean mudas, que no se escriba cuando no se pronuncia; eliminar la v o la b y quedarnos con una sola, ya que ambas suenan igual y en jamás se diferenciaron en ningún aspecto; que la letra g sólo tenga un sonido suave (como en las palabras mago y gato) y que la letra j posea el sonido áspero (como en las palabras jugo y gente); eliminar la c, la s o la z ya que, si bien algunas en algunos lugares corresponden a un sonido, en otros a dos sonidos, pero ninguna corresponde a tres, por lo que al menos una de las esas letras está demás. A estas propuestas se les sumaron, años después, formas en las cuales ningún artículo, sujeto, sustantivo o adjetivo haría que las mujeres, las personas Intersex o de género no definido se sintieran ignoradas o discriminadas.

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