La Violencia

nos obliga a detenernos a analizar uno de los más terribles problemas que aquejan a nuestra población. Este no es otro que el mal que representa la inseguridad personal y sus trágicos efectos sobre una sociedad, que cada día se ve más desprotegida y a merced de un hampa, que pareciese llegó a sobrepasar los niveles de respuesta de los organismos de seguridad ciudadana del Estado Venezolano para reprimirla.

Los sondeos de opinión que a diario se observa en los medios de comunicación escritos, radiales y audiovisuales, así como del resto de personas de las diferentes comunidades, instituciones y organismos públicos, nos reflejan que en todos los estratos sociales de nuestra nación, la falta de seguridad para las personas y sus bienes, ocupa el primer lugar en los mismos, muy por encima de problemáticas tan graves como la salud, el desempleo y la inflación.

Ciertamente, al adentrarnos en el estudio y análisis de las causas de este pernicioso flagelo, nos encontramos que en buena medida esto se debe, a la descomposición social y moral que afecta a nuestra población. Podemos decir, que el delito en Venezuela ha crecido de forma vertiginosa, extrañamente cuando al país se encuentran ingresando altísimos recursos económicos, nunca antes vistos en su historia.

Ciertamente, el estado Venezolano por medio de sus organismos de seguridad, instituciones públicas y privadas, han venido trabajando y desarrollando planes y programas, que permitan conformar un legajo de sugerencias, que puedan ser colocadas en práctica en beneficio del colectivo nacional, y así lograr el objetivo general que no es otro que brindar la seguridad en todos los sentidos al conglomerado nacional.

Con estas premisas, es significativo destacar la importancia de la políticas del Gobierno Nacional, Regional y Municipal en la lucha contra el secuestro; así mismo, cabe señalar que las demás instituciones gubernamentales vienen.

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