La Visión Y El Papel De La Mujer En La Sociedad Del Porfiriato.
Mariana_979 de Febrero de 2015
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Durante las últimas dos décadas del siglo XIX, las virtudes más estimadas en las mujeres eran la obediencia, la abnegación, la fidelidad, la resignación, el amor, la dulzura, la honestidad y el pudor. La sublimación de la maternidad daba sentido a la dignidad y la utilidad social de la mujer. La mujer se diferenciaba en cada case social. La de clase alta sólo se dedicaba a la vanidad y a ‘’superficialidades’’; la mujer de la clase media tenía que buscar un lugar en la sociedad, la de la clase baja era la más desprotegida. La sociedad creó modelos y funciones para dos tipos de mujeres: una privilegiada y ociosa, otra desposeída y con una sobrecarga de trabajo.
El papel fundamental de la mujer como madre y esposa era reforzado por manuales de urbanidad, imágenes publicitarias, novelas de folletín para señoras sermones repartidos en forma de hoja suelta que llegaba al público femenino. Aunque la participación de la mujer era concebida como restringida y dependiente en los ámbitos público y privado, con la Revolución francesa empezó a entreabrir una puerta para la educación intelectual de las mujeres mexicanas.
Conforme la mujer se fue educando empezó a demandar respeto y a tratar de expandir sus horizontes. Debido a la desastrosa economía de México, no resultó infrecuente que el gobierno reclutara temporalmente a la mujer de élite para ayudar a administrar instituciones municipales. Fue así que las mujeres empezaron a organizarse como grupo a favor de las demandas y necesidades de la población mexicana.
En camino la Revolución se incluyó de manera importante a la mujer; de hecho, Ricardo Flores Magón invita a las mujeres a participar en la Revolución. Aunque durante el Porfiriato la mujer luchó por lograr un lugar privilegiado en la sociedad, la gran mayoría se mantuvo apegada a su único espacio y papel: el hogar y la reproducción.
La expansión de las opciones para la mujer no sucedió inmediatamente y tampoco alcanzó a todas las mujeres. En el mundo del trabajo se aceptaba la presencia de mujeres, pero sólo como costureras, maestras, obreras y mientras se casaban o como respuesta a una necesidad económica. Un elemento que influyó mucho en la imagen femenina fue la prensa, que día a día llevaba información a la población. Gracias a ella, los citadinos imitaban las formas de las ciudades de Europa.
Revisemos, a manera de ejemplo, lo que en tiempos del Porfiriato indicaba el ‘’Manual de urbanidad’’, escrito por Manuel Antonio Carreño, respecto a la indumentaria femenina.
• Es una vulgaridad llevar cosas finas en momentos inoportunos.
• El vestido que se lleve al templo debe ser severamente honesto y tan sencillo cuanto lo permita la dignidad personal. Deben omitirse todos los afeites o adornos que designan la santidad del lugar.
• Es muy elegante y decente, en todas ocasiones, el uso de los guantes.
• En los grandes conciertos y funciones de ópera llevan las damas que asisten a palcos y plateas, traje de noche escotado, desnudos los brazos, y luciendo joyas. En la luneta, el traje es menos escotado.
• A los almuerzos debían concurrir los invitados con trajes de visita.
Por una parte, vemos que la mujer y la moda van de la mano. La función de la vestimenta no se agota en cubrir las necesidades. Quizá no deba ser este el objetivo de la moda, sino el gusto y el placer en sí; lamentablemente, no ha sido así. Las personas han tenido que someterse a la moda para pertenecer a un grupo social. Especialmente, la mujer ha tenido que soportar la incomodidad para decirle al mundo, a través de la ropa, su valor e importancia.
El hecho de que en la ropa haya tanta diversidad de diseños, colores, telas y, por lo tanto, costos, es un indicador y un diferenciador para la persona que lo está usando. Analizar la ropa, las telas y los estilos de ropa que se usan en una
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