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La importancia de la ética en la inteligencia artificial


Enviado por   •  16 de Octubre de 2021  •  Ensayos  •  1.926 Palabras (8 Páginas)  •  70 Visitas

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Tenemos algo claro y es el hecho de que nosotros como especie siempre vamos a la vanguardia de nuevos horizontes, estamos en constante cambio, económico, social, tecnológico, entre otros, los humanos no son ajenos a la guerra y después del conflicto bélico mas grande hasta ahora presentado, la segunda guerra mundial, nos trajo un resultado y una conclusión, trabajar en un futuro compartido, esto debido a la desigualdad que hay en el mundo actualmente.

De este movimiento por llamarlo de esta manera tenemos dos conceptos que están presentes en la vida diaria de todos aquí y es la globalización y globalismo, tenemos en cuenta que la globalización y el globalismo son dos corrientes diferentes, uno apuesta por la tecnología y el movimiento de ideas, bienes y personas, y el otro prioriza el orden neoliberal sobre los intereses nacionales.

Teniendo en cuenta que cada vez más y más votantes exigen recuperar el control de las manos de las fuerzas globales, el desafío que se enfrenta es la restauración de la soberanía en un mundo que necesita de la cooperación entre partes. En lugar de cerrar las economías a través del proteccionismo y la política nacionalista, debemos forjar un nuevo pacto social entre los ciudadanos y sus líderes, para que todos se sientan lo suficientemente seguros dentro de su propio país como parar permanecer abiertos al mundo en general. Si esto falla, la continua desintegración de nuestro tejido social podría, en última instancia, provocar el colapso de la democracia. Estos sucesos integrados están marcando el comienzo de una nueva era de globalización.

Si esta nueva era va a mejorar la condición humana dependerá de si la gobernanza corporativa, local, nacional e internacional se puede adaptar a estos sucesos, a tiempo. De manera paralela, un nuevo marco para la cooperación público-privada global ha ido tomando forma. La cooperación público-privada consiste en aprovechar el sector privado y los mercados abiertos para impulsar el crecimiento económico para el bien público, teniendo siempre en cuenta la sostenibilidad ambiental y la inclusión social. Sin embargo, para determinar lo que comprende el bien público, primero debemos identificar las causas de la desigualdad.

Cerrar esa brecha requiere que reconozcamos que estamos viviendo en un nuevo tipo de economía impulsada por la innovación, y que se necesitan nuevas normas, estándares, políticas y convenios globales para salvaguardar la confianza del público. La nueva economía ya ha perturbado y recombinado innumerables industrias, y ha desplazado a millones de trabajadores. Esta nueva economía desmaterializa la producción a medida que aumenta la intensidad del conocimiento en la creación de valor. Gestionar ese cambio requerirá no sólo de nuevos marcos para la cooperación nacional y multinacional, sino también de un nuevo modelo de educación, complementado con programas específicos para enseñar nuevas habilidades a los trabajadores.

Sin duda, los pesimistas argumentarán que las condiciones políticas se interponen en el camino de un diálogo global productivo sobre la Globalización 4.0 y la nueva economía. Pero, los realistas utilizarán el momento actual para explorar las brechas en el sistema actual e identificar los requisitos para un futuro abordaje. Los cambios que están en curso hoy en día no son cambios aislados que afectan a un país, una industria o un problema en particular. La no adopción de un nuevo abordaje cooperativo sería una tragedia para la humanidad.

Con el propósito de elaborar un plan para una arquitectura de gobernanza global compartida, tenemos que evitar quedarnos atascados en el momento actual de gestión de crisis.

¿La revolución industrial está cambiando la forma en que cultivamos, compramos y elegimos lo que comemos?

La respuesta es un si rotundo no solo la tecnología ha revolucionado la agricultura a intervalos regulares, desde la invención del arado tirado por bueyes en el antiguo Egipto, hasta el primer tractor a gasolina de principios del siglo XX. En los próximos dos o tres años, las tecnologías digitales en la agricultura tendrán una cobertura de mercado considerable en todo el mundo, según las estimaciones dadas por analistas.

Aunque la producción mundial de alimentos se cuadruplicó entre 1960 y 2010, en gran parte gracias a la tecnología y la expansión del comercio, esto no dio lugar a mejores resultados para los productores de alimentos, los consumidores o el medio ambiente. Aunque el incremento de la tierra agrícola y la productividad laboral ayudaron a que millones de personas en países como China y Vietnam aumentaran sus ingresos para salir de la línea de pobreza, esta sigue siendo claramente un problema rural. Alrededor del 80% de las personas pobres extremas del mundo vive en áreas rurales y el 65% de los adultos pobres que trabajan se ganan la vida con la agricultura, según un análisis del Banco Mundial de 2016. Paradójicamente, las mismas personas que se pasan la vida produciendo alimentos son las que menos seguridad de obtener alimentos tienen en el mundo.

A nivel mundial, el hambre aún afecta a 815 millones de personas. Mientras que la producción de alimentos se ha mantenido con éxito con el crecimiento de la población, las enfermedades relacionadas con la dieta se han convertido en una de las principales causas de muerte prematura. La nutrición subóptima ahora afecta la salud y las expectativas de aproximadamente tres mil millones de personas. Es casi una de cada dos personas en el planeta.

Con las dietas y prácticas de producción actuales, alimentar a 7600 millones de personas degrada los ecosistemas terrestres y acuáticos, a la vez que agota los recursos hídricos e impulsa el cambio climático», afirma un artículo en la revista Science. La producción de alimentos es responsable del 26 % de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, el 32 % de la acidificación de la tierra, el 78 % de la eutrofización y dos tercios de las extracciones de agua dulce. La verdadera pregunta, entonces, no es si las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial nos ayudarán a producir más alimentos. Se relaciona con los 570 millones de establecimientos rurales que producen nuestros alimentos y los 7600 millones de personas que los consumen.

La tecnología digital es un cambio de panorama para el sistema agroalimentario,

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