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La lectura de Мancuello y la Рerdiz


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  Reseñas  •  598 Palabras (3 Páginas)  •  214 Visitas

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La lectura de MANCUELLO Y LA PERDIZ propone el desafío de decir algo que todavía no se haya dicho sobre la que, sin duda, es la mejor novela corta paraguaya. Los críticos más eminentes se han ocupado de ella exhaustivamente, y cada uno la ha enriquecido con una nueva perspectiva. La tarea se vuelve más difícil cuando quien escribe estas líneas no es un crítico profesional sino apenas un lector compulsivo y, a veces, un escritor a quien cada línea le causa el padecimiento de un galeote.

Las reflexiones que propongo tratan de eludir la gravitación intelectual de quienes me precedieron en la aventura de sumergirse en MANCUELLO Y LA PERDIZ. Pero es imposible prescindir del rigor conceptual de sus respectivas contribuciones. Caminaré, pues, por un sendero que ha sido desbrozado, quizá con exceso. Basta con mencionara Julio César Troche, Rubén Bareiro Saguier, Ramiro Domínguez y Juan Manuel Marcos entre los críticos nacionales, y José Vicente Peiró, español, Poli Délano, chileno y Jaime Marchán, ecuatoriano, para no mencionar sino a los prologuistas e introductores de la novela. Por lo demás, se insertan en esta edición fragmentos de algunas opiniones críticas de otros escritores, nacionales y extranjeros.

Y ahora, los necesarios datos bibliográficos. Carlos Villagra Marsal nació en Asunción, en 1932. Abogado, catedrático, diplomático, escritor. Pertenece a la generación que se formó en la Academia Universitaria, centro de ebullición intelectual de la posguerra civil de 1947. Su obra es fundamentalmente poética, pero también ha frecuentado la prosa, aunque con menos asiduidad. El oficio de poeta ha influido, sin duda, en su prosa, otorgándole los matices que la enriquecen; ejemplo de esta es MANCUELLO Y LA PERDIZ, escrita en 1964, en Santiago de Chile. El original fue presentado con el seudónimo de "Compuestero", lo que quiere decir "autor de compuestos". En 1965, la obra le hizo ganar el Premio del diario La Tribuna, de Asunción, en el concurso literario más prestigioso de la época, en el Paraguay.

La primera edición fue prologada por Julio César Troche. Una nueva versión, corregida y variada, apareció en 1991, en la Biblioteca de Estudios Paraguayos de la Universidad Católica, con prólogo de Rubén Bareiro Saguier y epílogo de Ramiro Domínguez. Hay, además, dos ediciones ecuatorianas, de la colección Antares, de Libresa, Quito, Ecuador, con Estudio introductorio, nolas y cronología de Juan Manuel Marcos (1996 y 2000); una edición española de Cátedra, Letras Hispánicas, con Introducción, bibliografía, notas y glosario de José Vicente Peiró (1996), y una edición chilena, en la Colección Letras del Mundo, de la Editorial Lom, con Prefacio de Poli Detalle, (1999).

Según el autor, el argumento proviene de un "compuesto" que le fue transmitido verbalmente en 1957 por un anciano, durante un viaje por

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