La moral como contranaturaleza

EL OCASO DE LOS ÍDOLOS

La moral como contranaturaleza

Federico Nietzsche

Resumen

Julio David Carrión Huamaní

Universidad Nacional Federico Villarreal

I

Antiguamente, la pasión^[1] era perjudicial, pues las personas estaban bajo su sometimiento. Estupidizaba.  Luego, en épocas más recientes y avanzadas, las gentes se despojaron de aquello, y su pasión se espiritualizó, se depuró.

En aquella época anterior, se combatía a la pasión. Un ejemplo claro es el cristianismo. Él elogiaba al “pobre de espíritu”, en oposición al hombre apasionado, lleno de vitalidad. Lo que ha hecho, mas bien, es castrar, aniquilar las ansias de dominio, el orgullo, la venganza; que pertenecen al ámbito de la pasión. Por lo tanto, el cristianismo ha atacado a la vida, pues ella es esencialmente pasional. La iglesia es contraria a la esencia de la vida, del hombre.

II

Ellos, los cristianos, son incapaces de tener la suficiente voluntad para poder tener el control y mantener a las pasiones en su justa medida, sin exceso. Por eso han abierto un abismo entre ellos y la pasión, pues no pueden con ella; le temen. Mantienen una guerra abierta contra la pasión, contra la sensualidad^[2]. Esto es una degeneración, una anormalidad; está contra lo propio del ser humano.

Viendo quienes han sido entre artistas, filósofos y religiosos los que más han luchado contra los sentidos, la sensualidad, la pasión son aquellos que más han necesitado ser privados de ellos, pues en el fondo eran inclinados a ello, a la carnalidad (sensualidad).

III

La espiritualización de la sensualidad se llama amor, es una victoria contra el cristianismo. Otra es la enemistad. Ella consiste en la aceptación de que el tener enemigos es positivo. Los cristianos pretenden aniquilar a quienes no piensan como  ellos, pero los inmoralistas y los anticristianos pensamos distinto. Creemos que incluso la existencia de la iglesia es necesaria a nosotros.

La paz del alma que preconiza la iglesia es simplemente la quietud del espíritu. En contraste, está la guerra, ella es la vida que merece ser vivida.

IV

Un verdadera moral^[3], una moral sana, es aquella que tiene dentro de sí el instinto de vida, es decir, la sensualidad, la pasión.

Una falsa moral, aquella que se ha enseñado hasta ahora a partir del cristianismo, pretender negar todo instinto^[4] de vida. Ella, la vida, es instintiva mas que racional. Por lo tanto, el llamado “Reino de Dios”, inicia cuando se acaba la vida, lo pasional, lo sensitivo; la esencia, lo propio del hombre.

V

Luchar contra la vida, contra lo propio de ella, es decir, lo instintivo y pasional, es un intento inútil. Además, las valoraciones, normas, prescripciones tienen que partir de la vida misma. No deberíamos intentar –como hace el cristianismo– incluir en ella valores ajenos, impropios, como los bíblicos. La vida misma es la que te provee de ellos, de los valores^[5].

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