La praxis en los acuerdo de paz.

     La praxis de los acuerdos de paz.

     Por fin esta sobre la mesa, la decisión de terminar el conflicto armado en Colombia, gracias a los acuerdos pactados por el Gobierno y las Farc, desde hace más de tres años. Sin embargo, el si o el no, traerán consecuencias difíciles de prever, y he aquí, puesta en juego, la ética y moral de los colombianos  —incluyendo a los ciudadanos que no han vivido la guerra o tenido familiares involucrados.

     Con una victoria del no, se tendría que volver a replantear los términos del acuerdo; posiblemente las Farc volverían a las armas, porque el no quita garantías del cese al fuego, pactado en los últimos meses por el Gobierno y el grupo subversivo, el miedo generalizado de que la guerra seguirá, no se resuelve el problema de las zonas rurales, etcétera. Pero si gana el si, como están escritos los acuerdos —para quienes lo han leído—, se sabe por experiencia, historia, práctica y moral, que el Gobierno siempre le ha fallado al pueblo en cumplimiento de lo escrito en papel. Para que se tenga un ejemplo claro de lo planteado, no se olvide en las primeras elecciones presidenciales, donde Santos, entonces candidato, prometió no subir los impuestos. Promesa memorable; anecdótica, gracias a Mockus  y la placa de mármol «firmada» por el actual presidente de la República.

     Como está planteada la situación, la suerte de los colombianos está echada; primero, a nivel intrapersonal, por ignorancia del sujeto que, al parecer, porta con orgullo aparentemente inconsciente; a nivel interpersonal, la fácil persuasión de su inteligencia y la falta de voluntad para pensar por cabeza propia; en lo grupal, teniendo solo una postura y rehuyendo a la opinión del «bando contrario», hace ver clara su falta de comprensión de la situación histórica y contemporánea del país, y, para colmo de males, en lo societal; dos contrapartes que firman un acuerdo y que nunca, pero nunca, han pensado en el pueblo, porque una cosa es lo que enarbola un partido político o una ideología extranjera; muy distinto es el escenario de la praxis.

     La paz no es solo un cambio de actitud por parte de los actores del conflicto armado, frente a la forma de asumir el manejo de los desacuerdos sociales, sino, y con más veras, un cambio de actitud de la propia institucionalidad y de la ciudadanía, cuando se evalúan las decisiones que de acuerdo con la Constitución y la ley se adoptan por los distintos órganos del Estado (Álvarez.2016).

     No dejemos de lado, también, que las opiniones claramente sesgadas, en el presente contexto son por causa de la no lectura de los acuerdos de la negociación entre el Gobierno y  Farc.

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