La respuesta no sólo está dentro del aula.

La respuesta no sólo está dentro del aula.

Evelyn Gutiérrez Avalos|19 de febrero de 2016

¿Por qué los maestros suelen creer que la mayoría de las situaciones problemáticas que acontecen en las aulas se encuentran fuera de su alcance? Probablemente una de las respuestas más sonadas serían la comodidad y la indiferencia, al creer que mientras el ciclo escolar siga fluyendo nada es lo suficientemente importante como para prestarle atención. Aun cuando esto no tiene justificación, claro está, los demás podrían pensar que es comprensible que la gente no quiera trabajo extra, sin embargo, en términos escolares esto no es una vía de escape.

La Película detrás de la pizarra de Jeff Bleckner (2011) muestra una perspectiva diferente a lo usual, lo idóneo. Stacey Bess, una joven maestra con la ilusión del primer día de clases a su primer grupo asignado, preparada además con las materias para cualquier grado que le fuese dad, se topa con la realidad de una escuela, que no es escuela, sino un salón dentro de un refugio, unos alumnos los cuales son de edades diferentes y con hábitos no comunes para su edad, padres despreocupados de la educación de sus hijos e incluso de ellos mismos. Sería bueno que lo mencionado sonara tan hipotético como para creerlo, sin embargo, sabemos que la situación es más normal de lo que quisiéramos, e incluso suena “bonito” comparado a otras problemáticas que se llegan a suscitar.

Por ello, de manera personal considero que como docentes responsables de la educación que se imparte, sería bueno comenzar a asumir la idea de que el éxito de una situación de aprendizaje no radica sólo en la disposición del alumno por aprender, o del grado de innovación de una práctica, sino primeramente en lo que hay detrás de ello y de ellos. ¿Cómo aprender cuando el contexto en lugar de favorecer obstaculiza? ¿De qué forma los alumnos podrán prestar atención cuando su cabeza se encuentra llena de problemas? ¿Qué va a aprender el alumno cuando los materiales de aprendizaje no sabe utilizarlos o no se encuentran a su alcance? ¿De qué manera los alumnos pueden retener información cuando se les ha hecho creer que son tontos? Tal vez las preguntas suenen triviales, sin embargo, pocas son las personas que se han preocupado por ello haciendo algo al respecto.

[pic 1]

Tomar el contexto como parte del proceso educativo es primordial dentro de cualquier nivel, siendo el preescolar el primero de ellos se debe tener en cuenta que es de ahí de donde surgen las bases que permitirán al alumno desarrollarse y desenvolverse en un futuro. La forma de hacer algo al respecto en cuestión del vínculo contextual con el escolar es por medio de la intervención socioeducativa, explicado dicho término por Gonzalo Ernesto Pérez Mendoza, quien hace una interpretación de la definición del Lic. Sergio W. Saavedra Belmonte, dice que “La intervención socioeducativa consiste en planear y llevar a cabo programas de impacto social, por medio de actividades educativas en determinados grupos de individuos, es cuando un equipo de orientación escolar interviene sobre un problema social que afecta el desempeño y desarrollo escolar, éste aspecto se desarrolla dentro del aula considerándolo como un método participativo de investigación-acción educativa para lograr superar problemas académicos como equipo generador de una cultura de calidad educativa; sin embargo, además de la modalidad educativa también puede atender las modalidades cultural y social.” Por lo tanto, es el docente quien será el responsable de mediar dicha intervención en función de un fin común, por medio del diagnóstico, investigación, plan de acción y evaluación que le permitirá orientar tanto a los alumnos como a la comunidad involucrada hacia la mejora del contexto, dentro y fuera de la institución educativa.

...