La vida en la comunidad

1) “Nosotros existimos en múltiples contextos. Nos ubicamos en un área geográfica particular y formamos parte de una sociedad. Somos miembros de culturas particulares y estamos influidos por ellas. Vivimos en algún tipo de morada y de rutina, nos movemos en un vecindario, el campo o nuestro pueblo y/o ciudad. Tenemos pertenencias y herramientas que nos rodean y que utilizamos. Vivimos entre personas con las cuales interactuamos de rutina. Éstos son todos nuestros medios ambientales.” Así comienza Gary Kielhofner el capítulo 7, “Medio Ambiente y la Ocupación”, de su libro “Fundamentos conceptuales de la Terapia Ocupacional”.

Muchas veces creemos que nuestras decisiones son totalmente “libres”, que nadie influye sobre nosotros, que el medio ambiente en el cual estamos inmersos no interviene en nuestro día a día, que somos totalmente “independientes” los unos de los otros. Si hacemos un análisis escueto y somero de la historieta de Quino, podemos ver como dos señoras de muy diferentes clases sociales nos cuentan un poco de su vida. Por un lado, vemos una mujer de altos recursos, lo cual deducimos por su forma de vestir, por sus preocupaciones, y por ser acompañada por su mucama; y por otro lado, una mujer de escasos recursos, de tez oscura y, por su vestimenta y aspecto, parece pertenecer a alguna tribu africana o centro americana, la cual sostiene a su niño moribundo en brazos.

Ahora bien, si miramos un poco más allá, o mejor dicho si logramos observar en lugar de solo mirar, y analizar detalladamente lo que se nos presenta, podemos realizar un estudio más profundo de la situación. Ambas mujeres comienzan su frase con las mismas palabras, ambas nos cuentan sus preocupaciones, pero el desenlace de la frase es totalmente diferente. Mientras una como cereales porque es lo que la mantiene “en línea”, la otra los consume porque es lo único que le queda. Mientras una se preocupa porque sus hijos ingieren chocolates y papas fritas; la otra se alarma porque los suyos se alimentan de raíces, gusanos, lombrices… mientras el marido de una se “muere” por todo lo que sean dulces, cremas y tortas, el esposo de la otra se ha muerto literalmente por una epidemia. Y por último, y para remarcar las diferencias, mientras una se angustia por no poder sobrellevar más tiempo su dieta, la otra se aflige porque no sabe cuánto tiempo más podrá vivir, y no sabe qué será de sus hijos.

Entonces, ¿cómo podemos pensar que nuestro contexto, nuestro medio ambiente, nuestra cultura nos es indiferente? El medio ambiente puede definirse como las características físicas y sociales particulares del contexto específico en el cual se hace algo que tiene impacto sobre lo que uno hace y sobre el modo en que se hace. ¿Podría la mujer que no tiene ni sus necesidades básicas cumplidas preocuparse por una dieta? El medio ambiente influye sobre nosotros, nos moldea, y de alguna forma regula nuestra ocupación,

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