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“Las trampas de la exclusión” –Robert Castel Individualismo y liberalismo


Enviado por   •  14 de Abril de 2021  •  Resúmenes  •  983 Palabras (4 Páginas)  •  225 Visitas

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“Las trampas de la exclusión” –Robert Castel
Individualismo y  liberalismo

Según el liberalismo el individuo sería una suerte de entidad dotada de potencialidades, en particular, de sentido de responsabilidad, de espíritu de empresa que solo tiene que ser desplegada y que lo harían mucho mejor si no hubiera obstáculos, esto ocurriría si no existieran las reglamentaciones rígidas impuestas por el Estado. El individuo no se mantiene en pie por sí solo, sino que tiene soportes, que a lo largo de la historia van cambiando. El primer soporte que apareció fue la propiedad. El individuo es el propietario. El no propietario, no es un individuo, ya que no tiene demasiada consistencia. Luego existió otro tipo de soportes, el de la propiedad social. Esto hace referencia a la inscripción en sistemas de protección y derechos sociales, otorgándole al individuo que trabaje, es decir, permitir o desarrollar estrategias personales.

Locke declara que el individuo es propietario de sí mismo y de sus bienes. Es decir, que el individuo no se encuentra bajo dependencia de nadie. Es libre e independiente. Toda la sociedad se reestructura alrededor de la noción de individuo y sus valores. Un actor social que es libre y autónomo de sus propios emprendimientos. Puede apropiarse de los bienes y riquezas naturales, se apropia de la naturaleza. Y cuando no hay tierras que tomar, el propietario se adueña del no propietario y lo hace trabajar adueñándose de sus trabajos. El no propietario trabaja para otro a cambio de obtener un salario, depende del propietario para sobrevivir.

Existe un individuo que podemos llamar “positivo”, el empresario autónomo y responsable que puede correr riesgos y por otro lado existe el proletario “desarmado”, miserable, desoriento, que se hunde en el alcoholismo y la delincuencia. “Clase trabajadora, y clase peligrosa”. Todo se desarrolla como si el primero se nutriera del segundo. Existe una solución paradójica  que consiste en sacar al individuo o propietario del abandono total en donde había sido víctima, inscribiéndolo en colectivos protectores. Es un tipo de construcción de lo social. En primer lugar el derecho al trabajo y a la protección social, que instalaron nuevos soportes de individualidad. Este régimen de protección constituye una suerte de propiedad social que no suprime la propiedad privada pero funciona para los no propietarios brindándoles seguridad. El individuo que no está dentro de la propiedad privada está incluido en la seguridad social, en donde puede establecer su presente y formar un futuro.

Actualmente existen individuos que están separados de los colectivos protectores y están desafiliados de sus antiguas pertenencias. Corren el riesgo de estar completamente desorientados, ya que cada uno es su propio recurso, su propio soporte.

El individuo no está condicionado por el colectivo, sino que, las regulaciones colectivas forman una matriz a partir de la cual, los individuos pueden desplegar su margen de autonomía. El individuo es una conquista de la modernidad, pero es una conquista frágil.

Trabajo y utilidad en el mundo. 

Debemos reflexionar acerca de la relación entre el trabajo y el hecho de ocupar un lugar reconocido en la sociedad. El empleo asalariado es el fundamento  esencial del reconocimiento social, no solamente porque estamos en una sociedad salarial, debido a que esta misma está en crisis y las condiciones de empleo se degradan. La función económica del trabajo no está considerada de manera autónoma. El trabajo está atrapado en una amalgama de valores morales y religiosos tanto como económicos. Tampoco el trabajo es un imperativo categórico para todo el mundo. Las posiciones sociales superiores no solo están exentas de trabajo sino también excluidas del orden de trabajo. Cada vez hay más oficios y profesiones.

El trabajo es verdaderamente un acto social, ya que no puede ser confundido con una actividad privada como el trabajo doméstico, ni tampoco con la actividad singular del oficio. El trabajador ocupa a su manera como productor el espacio público y es una persona pública. El trabajo continúa siendo un factor de alineación, subordinación e incluso de explotación. También, este mismo coacciona al trabajador y es la base que le permite ser reconocido.

Que el trabajo sea escaso no significa que sea menos útil o menos necesario.

La elección del Estado social.

El rol social del Estado hace de la integración del individuo al colectivo una preocupación central. Debe intervenir para afrontar diversas situaciones, debe afrontar los riesgos de ruptura de los lazos sociales o de exclusión. Debe ser garante de la cohesión social. El Estado social es una construcción histórica de la cual debemos poder datar su emergencia y ver bajo qué condiciones se impone. Pero ese  Estado depende en la sociedad que se encuentre tiene diferentes fuerzas y estructuras.

Aquellos individuos que no pueden trabajar por una razón considerada como legítima, están exentos de la obligación de trabajar, pertenecen a la categoría de discapacidad, de invalidez, de deficiencia física o psíquica. También se incluyen a los niños muy jóvenes para trabajar, o a los adultos muy viejos para hacerlo, si están desprovistos de recursos, el Estado social debe hacerse cargo. Existen los “buenos pobres” que merecen la asistencia, ya que tienen buenas razones, se abren paso a la responsabilidad asistencia, y los “malos pobres” que intentan ser asistidos pero deben trabajar. En el caso del indigente que pueda trabajar y no lo hace o que trabaja insuficiente o en malas condiciones, es diferente. No deriva de lo social-asistencial ya que puede trabajar, pero su tratamiento va a ser mucho más difícil de encontrar.

La problemática del socorro concierne a las poblaciones incapaces de trabajar, mientras las cuestiones de la indigencia aptas para trabajar, se plantea a partir de la organización del trabajo. Los socorros no eran permanentes, no tenían un carácter obligatorio y no estaba garantizado por el Estado. Los indigentes aptos para trabajar pudieron insertarse en la esfera de la asistencia. Luego, estas prácticas asistenciales si se hacen obligatorias. El Estado social-asistencial se va profesionalizando y su accionar será bautizado como ayuda social, luego, trabajo social.

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