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Linaje Zvere: Entre la Venganza, los Pactos Divinos y un Mundo Dividido

Emilio Enrique Gomez ArredondoEnsayo20 de Mayo de 2025

674 Palabras (3 Páginas)44 Visitas

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Hace veinte años, el continente fue devastado por la feroz Guerra del Rey Ahogado. Con la muerte de su soberano, Zahari quedó sin líder y la Iglesia tomó el control, imponiendo su teocracia. El conflicto dejó cicatrices profundas, y el rey de Varks, apodado "el ser humano más fuerte", se convirtió en leyenda al enfrentar ejércitos enteros por sí solo. Aquella guerra marcó el fin de los antiguos reinos, y del caos emergieron cinco nuevas naciones: Alderwen, Nariwa, Zahari, Belvian y Varks.

En estos tiempos, los nobles y la iglesia son quienes ostentan el verdadero poder, y lo hacen a través de los Pactos. Contratos entre uno y un supuesto "dios", que aprovechan la fuerza bruta de las personas. Un poder que puede servir para el bien común… o para desatar el caos más absoluto. Los Pactos son como un arma: neutrales, hasta que caen en las manos de quien decide qué hacer con ellos. ¿Un santo o un demonio? La historia lo dirá.

Y aquí es donde comienza mi historia.

Había llegado a Ciudad Central con un solo objetivo más poder. Mi venganza me impulsaba a buscar a William Selwyn, uno de los hombres más cercanos al Rey de Alderwen. Según lo que me dijo Akemi, suele pasar su tiempo libre en los tejados del reino, observando las calles como si fuese dueño de todo. —Suspiré, dejando caer mi cabeza mientras pasaba una mano por mi cabello, despeinándolo—. Ni siquiera sé por qué te estoy contando esto, parezco un idiota hablando solo.

La "persona" a la que me dirigía permanecía en silencio, tan serena como siempre. Luego, hizo un suave ruido, el único que solía emitir, y alzó el vuelo. Solo entonces recordé que era una paloma. No una compañía, no alguien real. Solo un ave que se fue perdiendo entre las alturas mientras yo continuaba mi búsqueda. Desde lo alto del edificio, mi mirada recorrió las calles y, a lo lejos, el palacio real. Tenía una vista despejada, pero no podía sacudirme esa sensación incómoda en la garganta, algo que me decía que me estaban observando. Eché otro vistazo hacia abajo… pero no vi a nadie. Quienquiera que fuera, sabía cómo ocultarse bien.

Abajo, en una terraza de café, un hombre y una mujer fingían una cita. Conversaban, sonriendo, mientras sus ojos no se apartaban de mí. Cada gesto, cada movimiento, lo monitoreaban como depredadores acechando a su presa. El hombre rompió el silencio cuando vio que me movía. —¿Estás seguro de que ese chico es del linaje Zvere? —preguntó, mientras llevaba una taza a los labios—. No parece uno de ellos.

—Sí, es él —respondió la mujer con una sonrisa fría—. Lo necesitamos para el día elegido. Vamos a capturarlo.

De vuelta en las alturas, me senté en el borde de un edificio de once pisos, mordiendo el perro caliente que había comprado. Mi paciencia se agotaba. Si Selwyn no aparecía pronto, iría directamente al palacio real a buscarlo. —Akemi me dijo que él es el único que puede ayudarme a ser más fuerte, para vengarme de todos… —murmuré, con la comida ya insípida en mi boca—. Pero ya me estoy cansado de esperar. Si no aparece antes del atardecer, lo buscaré yo mismo.

Justo en ese momento, sentí una presencia detrás de mí.

Giré lentamente la cabeza, esperando lo peor. Allí estaban: tres encapuchados. Un hombre delgado, una mujer, y un gigante que eclipsaba a los demás. Algo en el aire cambió; un frío intenso me recorrió la espalda. No dijeron nada, pero sus ojos eran más elocuentes que cualquier palabra. Eran cazadores, y yo… su presa.

Pregunte—¿Quiénes son usted? —Digamos que somos mensajeros de Dios—Me respondio el gigante que media casi tres metros—Ya que eres desencinte de los Zvere te necesitamos para el día elegido, ayúdanos a llevar la voluntad de Dios al mundo—¿La voluntad de dios? Lo siento no me interesa nos vemos —Activo mi pacto y unos pequeños rojinegros empiezan a salir de mi cuerpo y empiezo a saltar de techo en techo pero el tipo encapuchado flaco también activa su pacto y me sergui con velocidad

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