Los años sesenta fueron los años del despertar de la juventud

no c mu6 Los años sesenta fueron los años del despertar de la juventud. Fueron los años donde los jóvenes universitarios se rebelaron primero contra lo establecido por los padres y la sociedad, y luego contra los convencionalismos gubernamentales que acotaban la vida estudiantil. En muchos países del mundo se vivió esta revolución social y México no fue la excepción. Pronto la revuelta estudiantil, si así pudiéramos llamarla, se extendió a las principales ciudades del país donde estudiantes tomaron las calles para exigir ser escuchados no solo en su demandas sino en las que la sociedad reclamaba pero que no se atrevía a manifestar. En consecuencia el movimiento estudiantil se masificó y despertó conciencias que desembocaron en la acción del gobierno de Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.

Durante todos estos años esta fecha ha sido el estandarte de los políticos de izquierda, primero de los que participaron directamente en ella y luego por otros que vieron la oportunidad de apropiársela para escalar en las rutas del poder. Sin embargo, con el paso del tiempo cada vez son menos lo que la recuerdan y los actos que anteriormente se celebraban de manera masiva en muchas ciudades prácticamente se han acabado.

2 de Octubre de 1968. Tlatelolco.

Pero no ha sido el tiempo el único culpable de esto. Las ideologías que sustentaban los movimientos de izquierda, se derrumbaron ante el fracaso que supusieron. En busca de libertad y democracia, las corrientes de izquierda, o vanguardistas como también gustaban llamarse, dieron origen a estados y regímenes totalitarios, en los que paradójicamente lo que menos existía era libertad y democracia. Entonces la sociedad, se convirtió en un hormiguero, donde lo que importaba era el trabajo que favoreciera al Estado como ente social y dejaba a un lado las expectativas y anhelos personales. Solo unos cuantos que formaban el aparato del Estado, se veían beneficiados y el resto de la población, carente de privilegios, soportaba no solo duras jornadas de trabajo sino también limitaciones que hicieran que su esfuerzo se tradujera en beneficios para su persona o su familia.

Hoy los movimientos de izquierda carecen de una base ideológica que los sustente, después de los fracaso de las tesis propuestas por Marx y Engels en Europa y Mao Tse Tung en China, no han surgido propuestas que enarbolen las banderas de los más necesitados. Pero a decir verdad, las propuestas citadas tampoco sirvieron de mucho para que una vez que el proletariado llegara al poder sus condiciones de vida mejoraran, al contrario, los líderes que las enarbolaban se convirtieron en los nuevos dictadores, de ser revolucionarios se convirtieron en reaccionarios al igual que sus antecesores. En México, la izquierda, en un principio radical, poco a poco se fue acercando, ideológicamente

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