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Manifiesto De Tiahuanaco


Enviado por   •  16 de Julio de 2014  •  8.368 Palabras (34 Páginas)  •  266 Visitas

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I. INTRODUCCIÓN

El siglo XVIII en los Andes es sinónimo de rebelión. Scarlett O'Phelan registra 140 levantamientos o movimientos rebeldes, entre 1708 y 1783 (1988: 297-307). En esta secuencia, el descontento social generalizado se iba intensificando hasta desencadenar la gran sublevación de 1780, encabezada por Túpac Amaru II, en contra de las presiones fiscales, los repartos y la explotación abusiva en los obrajes, haciendas y minas.

El indio no es un elemento pasivo dentro del proceso de dominación y desarrolla comportamientos colectivos para garantizar su supervivencia social y cultural. Esas estrategias se traducen en conductas de resistencia hacia aquellas condiciones que indujeron la pérdida de identidad originaria y la consecuente desestructuración social. El

proceso de elaboración de modalidades organizativas y conductas consensuadas tuvo diferentes corolarios de acuerdo a las condiciones demográficas e históricas que mediaban en cada situación. Uno de los resultados fue el "pacto" colonial, pero la naturaleza del mismo implicó que los mecanismos coercitivos fueran reemplazados por relaciones dinámicas de entendimiento en cuya base también operaban ciertas formas de oposición.

Las actitudes de resistencia étnica que pulsan el devenir andino hasta el presente, enraízan con los antiguos ritmos de las culturas autóctonas:

La Puna -el otro escenario de la rebelión- albergaba desde tiempos prehispánicos una población de indígenas pastores y agricultores. Sometidos por los españoles desde fines del

siglo XVI, los campesinos puneños fueron lentamente despojados de sus tierras comunales,

proceso que culminó a comienzos del siglo XIX .Hacia la segunda mitad del siglo XVIII, los indígenas de esta zona participaban del fracaso del sistema reduccional y habían pasado a manos de poderosos señores españoles y criollos, que los hacían trabajar en la explotación de las minas y en los lavaderos de oro.

II. OBJETIVOS

1. Objetivo General

 Tomar conciencia sobre el significado que ha marcado las rebeliones indígenas originarios en nuestro país , y la recuperación de los valores y principios socio-comunitarios para el vivir bien

1.2. Objetivos específicos

 Mejorar el aprendizaje de los estudiantes a través de la explicación del tema.

 Motivar a los estudiantes, a través de la práctica de valores como el respeto, solidaridad, responsabilidad para formar lideres

 Fortalecer el conocimiento de los estudiantes en el dominio del tema para así lograr el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo.

III.- JUSTIFICACIÓN Y CONCEPTUALIZACIÓN

Esta lectura de la sublevación comprende un análisis de las significaciones étnicas y políticas que se integran al proceso de desestructuración social de las comunidades prehispánicas, circunstancia que va acompañada de la crisis del sistema colonial. Los diferentes engranajes interpretativos de los momentos de resistencia andina los actores históricos, los aspectos lingüísticos y culturales.

IV. MARCO CONCEPTUAL

1. MANIFIESTO DE LA REBELIÓN DE 1781

1.1.-de noviembre de 1780: El inicio de la Rebelión

Túpac Amaru II encabezó la mayor rebelión que conoce la historia de los países del Tercer Mundo, hasta muy entrado el siglo XX, luego de la ocupación y expansión europea, iniciada a lo largo del siglo XV, con la llegada de Colón a América y de Vasco da Gama a África y Oriente. Organizó y armó a 100.000 americanos originarios contra el poder español, proclamando la libertad y la independencia de América. Su rebelión fue el golpe más fuerte sufrido por el imperio español, desde la invasión a América en 1492.

El jefe del gabinete de Carlos IV, el favorito -de la reina- Don Manuel Godoy, exclamaría unos años más tarde, -Nadie ignora cuánto se halló cerca de ser perdido, por los años de 1781 y 1782, todo el virreynato del Perú y una parte del de la Plata cuando alzó el estandarte de la insurrección el famoso Condorcanqui, más conocido por el nombre de Túpac Amaru .‘El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru da comienzo a la sublevación. Túpac Amaru y el corregidor de la provincia de Tinta, Antonio Arriaga, se reunieron en la casa del cura de Yanaoca, doctor Carlos Rodríguez, para “celebrar el día de nuestro augusto soberano”. Antes de terminar la comida, fingiendo haber recibido un llamado urgente del Cuzco, Túpac Amaru se retiró de la casa del eclesiástico, y oculto en el camino que conducía a Tinta con un grupo de sus partidarios, esperaba el paso de Arriaga de vuelta para el pueblo. “Retirábase (el corregidor Arriaga) después de comer al pueblo de Tinta, y en la travesía que media le acometió Túpac Amaru con alguna gente que le acompañaba. Echáronle un lazo al cuello y lo trajeron de la mula a la tierra, hicieron a un criado que con él venía y presos dos negros esclavos que a alguna distancia lo seguían, fueron todos conducidos a un sitio separado y secreto, y allí detenidos hasta la medianoche en que fueron introducidos en el pueblo de Tungasuca, y encarcelado el corregidor en una pieza o calabozo en la casa de Túpac Amaru. Observose tal secreto en Orden a su situación que absolutamente se ignoraba donde se hallaba el corregidor; a unos se decía que estaba actuando ciertas diligencias de importancia que lo negaban a otra atención.” Túpac Amaru llevó al corregidor a Tungasuca y allí estableció su cuartel general, y no en Tinta capital de la provincia. Los motivos saltan a la vista: la situación estratégica de Tinta es mucho menos favorable que la de Tungasuca, que se halla en la cordillera y es de difícil acceso. De acuerdo con el plan previamente fijado y perfectamente ejecutado, obligó de inmediato al corregidor a firmar una carta dirigida a su cajero, en la que le ordenaba remitirle todos los fondos disponibles y todas las armas alcanzables. La fingida carta produjo su efecto. El jefe rebelde, que necesitaba tan apremiosamente armas, sobre todo de fuego, y dinero, gracias a su ardid obtuvo 22.000 pesos, algunas barras de oro, 75 mosquetes, bestias de carga y mulas. Pero el corregidor no sólo se vio obligado a firmar esa carta; también tuvo que poner su firma bajo la misiva a su dependiente Manuel de San Roque,

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