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Mensaje De Los Obispos Del Estado De México


Enviado por   •  20 de Mayo de 2014  •  1.877 Palabras (8 Páginas)  •  215 Visitas

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Mensaje de los Obispos del Estado de México con motivo de las elecciones del 3 de julio de 2011

El domingo 3 de julio, los mexiquenses viviremos una importante jornada cívica: las elecciones para Gobernador del Estado, tan importante es este acontecimiento que, de la correcta elección de las autoridades, depende el bienestar y progreso de todos los ciudadanos.

Por tal motivo los Obispos de las once Diócesis del Estado, invitamos a todas y todos a vivir los valores de la Democracia, en un ambiente de participación ciudadana, de tranquilidad, de tolerancia y reconciliación, todo ello orientado a la edificación del bien de la sociedad.

Como pastores queremos ofrecer nuestra reflexión tanto a los candidatos como a los electores a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.

Nuestro mensaje consta de tres partes: 1. La situación socio-política. 2. Iluminación desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. 3. Sugerencias para la acción.

I. Situación Socio Política.

Nos preocupa percibir cómo se ha debilitado el tejido social. La fragmentación social, el individualismo y la apatía han introducido, en distintos ambientes de la convivencia social, la ausencia de normas, que tolera que cualquier persona haga lo que le venga en gana, con la certeza de que nadie le dirá nada. Es tan alta la impunidad que actualmente llega al 98%; ya que de cada 100 delitos que se denuncian en México, sólo se resuelven entre dos y tres[1].

Pasamos por una crisis de moralidad, por la ausencia de principios y valores que se manifiesta en incumplimiento de algunas leyes, en la falta de respeto y apoyo a la vida, así como a la integridad de las personas, favoreciendo la mentira y la corrupción[2].

Por otra parte constatamos en nuestra patria un avance en los procesos electorales. Según datos del Instituto Federal Electoral, para la elección del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, en el 2006, de un total de9,155.396 de electores en el Estado de México, el 62.27% participó en el proceso electoral. Sin embargo es necesaria una democracia, más participativa basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo[3].

Como afirmamos en nuestra Carta Pastoral escrita con motivo del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, hay cosas nuevas que marcan nuestra historia y que nos llenan de esperanza, como: la conciencia del valor de los derechos humanos, la preocupación por las minorías, el desarrollo de la mujer, el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, existen nuevos desafíos que brotan de ideas y proyectos que lastiman la dignidad humana, como el abuso de la integridad física de embriones humanos, la destrucción del medio ambiente, la falta de vigencia del estado de derecho, la creciente pobreza y la falta de una maduración adecuada de nuestra incipiente democracia[4].

Ha habido un crecimiento de la violencia que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros y, lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera[5]. Han crecido el crimen organizado y el narcotráfico, que han traído también varias pérdidas humanas, así mismo ha crecido la violencia intrafamiliar[6].

Muchos ciudadanos abdican de su deber de participar en la vida pública. La crisis económica que estamos viviendo ha privilegiado el lucro y la concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, lo que ha producido marginación y exclusión de muchos seres humanos; hoy nos encontramos muchos rostros sufrientes de niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, muchos jóvenes que viven bajo el flagelo de las drogas, los ancianos excluidos del sistema productivo y de su familia, la situación en que viven los presos, etc.[7].

I. Iluminación en el Marco del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.

Los Obispos de la Iglesia Católica, que no nos identificamos con ningún partido político, ofrecemos a los ciudadanos católicos y a los hombres de buena voluntad los principios y criterios que brotan del Evangelio, para que ellos, con plena libertad, decidan de manera responsable sus opciones políticas[8].

a) Importancia de la Democracia.

La Iglesia Católica“aprecia el sistema de la democracia en la medida que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica”[9].

b) Nobleza de la Política.

La política es una de las actividades más nobles en el servicio de los demás, ya que expresa de modo concreto el compromiso efectivo por el bien de toda la comunidad.

El objetivo de la comunidad política es impulsar el logro de una vida más plena, personal y social, de todos y cada uno de los ciudadanos; esto es, procurar el bien común.

c) La autoridad Política.

“Toda autoridad viene de Dios” (cf. Rom. 13,1). Hemos de reconocer que, si bien el poder de los gobiernos temporales (“el Cesar”) no puede identificarse con el de Dios, la expresión de la voluntad del pueblo es señal de que las autoridades así constituidas legítimamente, merecen respeto y obediencia en todo lo que no contradiga la dignidad humana integral[10]. Jesús rechaza el poder opresivo y despótico de los jefes sobre las naciones (Cf. Mc 10, 42) y su pretensión de hacerse llamar benefactores (Cf. Lc 22, 25), pero jamás rechaza directamente las autoridades de su tiempo.(Cf. Ro 13, 1; 1Pe 2, 13).

La oración por los gobernantes, recomendada por San Pablo durante las persecuciones, señala explícitamente lo que debe garantizar la autoridad política, una vida pacífica y tranquila, que transcurra con toda piedad y dignidad (cf. 1Tm 2, 1-2).

d) Importancia del voto.

“El abstencionismo es señal inequívoca de subdesarrollo democrático”. Renunciar al derecho al voto equivale a entregar el país a los criterios a veces no correctos de unos cuantos; por eso, todo ciudadano tiene obligación moral de votar.

El instrumento ciudadano para las elecciones es el voto. Un derecho y una obligación que debe ejercerse con responsabilidad. Este voto debe ser personal, secreto, libre, consciente y razonado. Hemos de tener en cuenta los siguientes criterios fundamentales:

• El voto no debe inducirse a cambio de dádivas o de ofrecimientos de beneficios posteriores.

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