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PROCESOS DE PLANIFICACION REGIONAL EL LEGADO ECONÓMICO DEL PRESIDENTE DUQUE


Enviado por   •  20 de Octubre de 2022  •  Trabajos  •  1.588 Palabras (7 Páginas)  •  42 Visitas

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Vladimir Stiven Forero Ortiz

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PROCESOS DE PLANIFICACION REGIONAL EL LEGADO ECONÓMICO DEL PRESIDENTE DUQUE

1)Elaborar un RESUMEN de la lectura de cada uno de los siguientes siete puntos que contiene el escrito:

EL LEGADO ECONÓMICO DEL PRESIDENTE DUQUE

El Ph.D. en economía, profesor Titular de la Universidad Javeriana en el Departamento de Economía, Cesar Ferrari, redacta el artículo titulado “El legado económico del presidente Duque” el cual es publicado en la revista Razón Pública el 7 de agosto del 2022. En este, el autor relata las políticas tomadas por el gobierno Duque y el impacto que han generado en diferentes indicadores sociales y económicos.

La meta es el bienestar

El estado de una economía se puede evaluar de varias formas. No se debe centrar únicamente en variables tradicionales como inflación y tasa de crecimiento.

Estos resultados deben ser comparados con el bienestar de las personas, ya que el propósito último de la política económica es aumentar el bienestar. El artículo trata aplicada en los últimos años bajo un contexto nacional e internacional.

Pobreza y desigualdad

El bienestar de las personas se enfoca en las condiciones de vida y sus ingresos. Por lo tanto, la evolución de la pobreza monetaria y de la distribución del ingreso reflejan la evolución del bienestar.

Según el DANE, en los últimos años la pobreza monetaria aumentó y empeoró la distribución del ingreso.  La pobreza pasó de afectar a 16,8 millones de personas en 2018, a 19,6 millones en 2021 (Cuadro 1). A su vez, la concentración del ingreso, según el coeficiente de GINI, pasó de 0.517 en 2018 a 0,523 en 2021 (Cuadro 2).

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En 2018, los pobres y vulnerables representaban el 67,4 % de la población, es decir, 32,6 millones de personas; en 2019 esta cifra fue del 67,7 %, es decir, 33,1 millones; en el 2020 llegó al 72, 9 %, lo que incluye a 36,0 millones; mientras que en 2021 se ubicó en el 70,3 % de la población, esto es a 35,1 millones de personas.

Entre 2018 y 2021, los pobres y vulnerables aumentaron en 2,5 millones de personas.  El mayor aumento se dio en 2020 respecto del 2019 (2,9 millones), lo que puede atribuirse a la pandemia; después de ella se dio una recuperación parcial.

El cuadro 2, muestra el coeficiente de GINI y su aumento desde 2017. En 2018 era 0.517, en 2019 0,526, en 2020 aumentó a causa de la pandemia a 0, 544 y en 2021 se redujo a 0,523. Según el Banco Mundial, Colombia se ubica en la quinceava peor posición en distribución del ingreso entre 174 países.

[pic 2]

Empleo escaso: el culpable

Estos resultados señalan como el volumen de empleo es insuficiente para la producción de la economía formal. La pandemia agravó ligeramente esto.

Esta falta de puestos de trabajo conduce a las personas a buscar alternativas en sus propios puestos. Pero como cuentan con pocos medios, su productividad es muy baja, lo que hace que sus ingresos sean precarios y trabajen como informales.

Según el DANE el desempleo promedio anual en 2021 alcanzó el 13,9 % de la fuerza laboral, y la informalidad laboral el 46,9 %.

La falta de ocupación formal es consecuencia, mayormente, de que la economía se enfoque en sectores líderes en el uso intensivo capital e incapaces de producir puestos de trabajo suficientes. Según el DANE, la explotación de minas y canteras ocupa apenas al 0,9 % de los trabajadores del país.

Esto a su vez es consecuencia de que la rentabilidad sea mayor en el renglón de minerales e hidrocarburos, en perjuicio relativo de la agricultura y la manufacturas, que son los intensivos en mano de obra.

El aumento del desempleo responde también a la disminución en el nivel de inversión; por eso se produce poca expansión de capital, y así la economía es incapaz de crecer aceleradamente para producir más puestos de trabajo.

Un país que no invierte porque no ahorra, ni tampoco sabe invertir

La recuperación del 2021(10,7 % de crecimiento del PIB tras la caída del 7 % en 2020), se basó en el aumento del consumo al concluir la cuarentena (estimulado por medidas como el “día sin IVA”) y el uso de la capacidad productiva que había estado ociosa durante la pandemia.

En los últimos años, el consumo aumentó del 84,9 % del PIB en 2018, al 91 %, en 2021. Esto señala un ahorro minúsculo y una tasa de inversión reducida: cayó de 22 % a 19 % del PIB. La inversión extranjera directa impidió que siguiera disminuyendo, esta cubrió la diferencia entre el ahorro domestico y la inversión total.

Es decir, se invierte poco porque existe un nivel de ahorro reducido por un consumo excesivo, y se invierte mal porque los sectores preferidos son los intensivos en capital.

La baja inversión en otros sectores genera una baja capacidad de producción. Y cuando se agota la capacidad instalada ociosa, el crecimiento de estos sectores se reduce drásticamente; que es lo que se puede esperar durante los próximos años si no se reduce el consumo, se recupera el ahorro y, en consecuencia, la inversión doméstica.

Cambiar la estructura colombiana del gasto es tal vez el mayor desafío de política económica de los próximos años.

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El problema de fondo

Finalmente, la pobreza y la desigualdad son consecuencias de invertir en sectores intensivos en capital dados los rendimientos relativos actuales.

 La definición de rendimiento es, en gran parte, consecuencia de la existencia de mercados de crédito imperfectos, que determinan recortes de crédito y aumentos de tasas de interés en mercados que pueden conducir a situaciones de mercado plenamente competitivas.

 Con ello aumentan los costos financieros y los costos totales de las empresas, reduciendo su competitividad. Por eso venden, producen y contratan a menos personas de las que podrían si los mercados crediticios fueran competitivos. Sin embargo, este no es el caso de las grandes empresas y las que producen materias primas, porque se financian internacionalmente, pero contratan a poca gente porque son intensivas en capital.

 El crédito cae aún más ya que la política monetaria se mantiene sistemáticamente abierta a la inflación y esto ha resultado en que los medios de pago (m2) en Colombia en 2020 equivalen a 57% del PBI y en 2021 es 70%.

Por ejemplo, en Corea del Sur, con menor inflación, son del 166% en 2020.

[pic 4]

Como resultado, el crédito en Colombia es limitado y los mercados de capital son casi inexistentes, lo que dificulta el financiamiento de la inversión privada. Según el Banco Mundial, en 2019 el crédito interno al sector privado en Colombia representó 51,5 µl del PIB, mientras que en Corea del Sur fue 151,7%. A su vez, en 2020, el valor de las acciones que cotizan en bolsa en Colombia equivale a 3,7 µl del PIB, mientras que en Corea del Sur equivale a 318%. Cambiar este tipo de política monetaria es urgente.

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