Pené... Y Sin Pensar Pare

Pené… Y sin pensar paré.

Por: Francisco Adolfo Rodríguez Delgadillo

Universidad Autónoma Metropolitana

Departamento de Sociología

Serna, ante la diversa condición sexual

La sangre erguida de Enrique Serna, es una novela que embelesa y hace evidente la entrañable y paradójica relación centrada en los deleites impulsados por el eros. En las lejanas y antiguas tierras de Barcelona se desata la trama erótica de tres hombres que dan comienzo una irreparable y continúa vida de decisiones arriesgadas, las cuales llegan al límite transformando en todo momento su existir emocional. Es la complacencia, el miedo, la culpa, la venganza, el resentimiento, pero, también el deseo, el goce, la satisfacción de la carne y el placer que ofrece la pasión dominada por la lujuria; la que acompaña sin tregua y serenidad, la búsqueda inconsciente del amor y la evanescencia de todo sentimiento de soledad.

Tres varones entrados en la edad de los cuarentas. El mexicano Bulmaro Díaz, el catalán Ferrán Miralles y el argentino Juan Luis Kerlow, sujetos al poder y firmeza de su pene, coinciden ante la esclavitud y falta de autonomía de éste, experimentan las complicaciones provocadas por satisfacer el deseo imperioso de su sexualidad. Mientras que a los dos primeros no les funciona del todo, al tercero le sucede lo contrario. Bulmaro Díaz sometido por los encantos sensuales de una hermosa mulata, desposeído del sentido de gobernabilidad de su identidad, abandonó toda condición real de su existir para ser apresado por los cauces fantásticos de Romelia. Encuentra en ella una forma jovial de vivir, él, a pesar de su poca dignidad, hace hasta lo imposible para sostener una relación imparcial, reducida a labores domésticas y al servicio de los designios de su mulata, obligado a decidir entre lo que él quiere, y hacer lo que le dicta la conciencia de su falo. ¿Hasta cuándo mendigará caricias como siervo? ¿Dejará de convertirse en víctima del alevoso despotismo de Romelia? ¿Podrá huir realmente de sí mismo o de su condición servil peneniana? Al introducirse en la historia resulta interesante conocer las consecuencias en su controvertido andar por Barcelona.

Ferrán, quien sufrió una de las más grandes frustraciones que puede experimentar un adolecente en pleno auge sexual, evidenciado por Judith, la chica con quien pretendía intimarse a profundidad, se da cuenta que le es nada eficiente su virilidad. Intentando levantar el poder que hiciera posible una conexión recíproca de placer, ve el fracaso de aquella acción y así es que se desata una vida involuntaria de falsa castidad atiborrada de complejos, propiciando que su ego lastimado se encuentre por debajo de los suelos, sumergido a su vez en una realidad onanista, que le provoca emociones y sentimientos encontrados. En la edad madura una vez sentenciado por la invalidez fálica y la inseguridad de sí que este hecho le provocaba, acudió con urgente necesidad a la

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