Planteamiento del problema sobre el covid 19
chikitha30Apuntes3 de Mayo de 2020
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Se analiza El COVID-19, tras su aparición en Asia, vive hoy su máximo desarrollo en Europa y todo apunta a que el próximo capítulo se podría escribir en América Latina. ¿Cuál será el impacto del COVID-19, o coronavirus, en América Latina, sus sociedades, sus gobiernos y sus economías? ¿Será muy diferente a lo ocurrido en el resto del mundo o podrá distinguirse algún tipo de respuesta regional, más allá de las limitaciones existentes en muchos países por sus sistemas públicos de salud bastante escasos en recursos? En América Latina está empezando la pandemia de coronavirus que paralizó China entre diciembre y marzo y que está golpeando Europa desde febrero. Sin embargo, visto como se ha desarrollado la enfermedad, todo apunta a que en pocas semanas, cuando China pueda dar por superada la crisis y la UE vea declinar la pandemia, el COVID-19 viva su máxima expansión en una región latinoamericana que, en su parte sur, camina hacia el invierno austral.
La expansión de la pandemia por América Latina va a tener una primera derivada de tipo político, además de las lógicas implicaciones económicas, sociales y sanitarias, en una de las áreas que se va a poner más a prueba en esta crisis: los servicios públicos, especialmente el sanitario. Junto con el estancamiento económico y la existencia de unas administraciones ineficientes y penetradas por la corrupción, el mal funcionamiento de esos servicios públicos (en el área de salud, además de educación, transporte y seguridad ciudadana).
Ante la expansión del brote de COVID-19 en América Latina, la región cuenta con fortalezas y debilidades. Entre las fortalezas destaca el tiempo y las enseñanzas acumuladas en estos tres meses. El tiempo de más se ha tenido gracias a la barrera de contención que han supuesto los océanos Pacífico y Atlántico y la distancia respecto a los hechos que ocurrían en Asia y en Europa. Ese tiempo ha sido precioso para no repetir los errores (se ha acelerado la toma de decisiones drásticas e implementado medidas de estricto control). Existen medidas para detectar, diagnosticar y atender a los pacientes con la enfermedad. Poner un fuerte énfasis en detener la transmisión sigue siendo un objetivo importante al tiempo que reconocemos que la situación puede variar de un país a otro y puede requerir respuestas específicas”.
Dado que la clave frente al COVID-19 no es concentrarse en impedir su inevitable llegada sino en prepararse para limitar su expansión de manera adecuada, una buena respuesta pasa por contar con los medios suficientes: el fortalecimiento de la vigilancia, la preparación de los servicios de salud, la prevención de la propagación y el mantenimiento de los servicios esenciales para ralentizar la transmisión y salvar vidas. Es en esos ámbitos donde la situación sanitaria latinoamericana, muy dispar y heterogénea de país a país, encuentra sus principales puntos débiles. Por las características de la enfermedad, de baja letalidad pero altamente contagiosa, se requieren lugares adecuados no sólo para la atención de los pacientes, sino para su aislamiento.
Venezuela está entre las 20 naciones peor preparadas para afrontar la propagación de una epidemia, mientras que Guatemala, Haití, Honduras y Guyana tienen una alta vulnerabilidad ante nuevas emergencias. El resto de países poseen carencias menos pronunciadas, lo que pondrá a prueba la capacidad de sus sistemas de salud con déficit de camas y servicios de urgencia.
De momento, se estima que esta tendrá efectos moderados en América Latina, especialmente en comparación con Asia, pero esto estará condicionado a la duración y la extensión del contagio y al tipo de medidas que se vean forzados a tomar los gobiernos. América Latina no podrá escapar de una caída de su economía arrastrada por la lenta recuperación de la demanda china, por la fuerte crisis europea y una bajada de la
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