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Procesos Economicos De La Delegacion Iztapalapa


Enviado por   •  16 de Enero de 2014  •  11.425 Palabras (46 Páginas)  •  231 Visitas

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RAZÓN DE SER DEL DERECHO DEL TRABAJO

SUMARIO: I. Introducción.II. La evolución.III. Las relaciones humanas, proyección social.IV. La complejidad de las relaciones.V. La economía y el trabajo.VI. La dinámica social y el trabajo.VII. Relaciones humanas y trabajo.VIII. Trabajo y esclavitud.IX. El trabajo como traba.X. El derecho formal del trabajo.XI. La razón del derecho del trabajo.XII. La continuidad del derecho mexicano del trabajo.XIII. Los antecedentes socioeconómicos del derecho del trabajo mexicano.XIV. Dos escenarios del liberalismo social o social-liberalismo: México y Alemania (1917-1919).

I. INTRODUCCIÓN

La transformación cotidiana de la vida del hombre implica cambios a los que tiene necesidad de adaptarse. Algunos de ellos ocurren lentamente y otros ocurren súbitamente, y un sólo hecho puede generar variadas y múltiples modificaciones en la conducta social, como el trabajo, actividad constante y permanente.

Las inevitables transformaciones incluyen las de carácter intelectual, producto de la razón; razón que sólo el hombre posee y puede manejar. Las transformaciones son entonces propias del hombre con razón que se cuestiona para sí y en sí.

El desempeño del trabajo, como una de las actividades que acompaña al hombre, motiva que desarrolle cultura, haga historia, busque ideales: transforme. La transformación en el desarrollo de las actividades de trabajo tiene diferentes medios de manifestación y origina relaciones que se esparcen por distintos escenarios humanos.

El discurrir del trabajo ofrece la polémica de las relaciones que genera y que de una manera u otra se alejan de los niveles de igualdad jurídica, social, política y económica a que todos los hombres tienen derecho. Los fenómenos sociales como la esclavitud y la subordinación son indicadores de que la cohabitación social exige el establecimiento de reglas obligatorias que normen la conducta en sociedad.

Las circunstancias que hacen que el trabajo, como actividad inevitable, desencadene resultados diversos y constituya uno de los centros más poderosos en el universo humano crean inquietudes acerca de sus ordenamientos, los que para ser eficientes y ofrecer mayor seguridad para conseguir la igualdad, deben considerar al trabajo estrechamente relacionado con la esencia y el comportamiento humano, más allá de limitarlo sólo en cuestiones técnicas, económicas o políticas.

Las inquietudes sobre la complejidad en las relaciones laborales en nuestros días, su evolución y sus efectos en la sociedad nos inclinan a analizarlos, en una primera fase de investigación, para profundizar en el desarrollo de ciertas actividades, subordinadas o no, que se mantienen ajenas a la obligatoriedad del derecho laboral positivo, análisis que corresponderá a una segunda fase de investigación.

II. LA EVOLUCIÓN

Marx afirma al inicio de su obra El dieciocho brumario de Luis Bonaparte que: "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa".1 Así se forma la historia. Hay copias pero no con los mismos resultados.

Y, en cierta manera, tiene razón, tanto hay épocas como personajes que se repiten en el transcurso histórico, no a imagen y semejanza, sino como una simulación, repeticiones que son las metáforas2 sobre las que se hilvanan proyectos, datos históricos sobre los que se pretende justificar el presente y fincar el futuro. Por eso dice Heidegger que a la historia no se le puede exigir exactitud.3

En la historia, las acciones y los modelos se repiten, pero en su ejecución se moldean, toman forma, de acuerdo con las políticas y las ideologías que se imponen cada vez; toman diversas perspectivas conforme al ambiente en que se desarrolla y en consecuencia ofrecen distintos efectos.

De ahí la certeza de que ninguna sociedad pueda copiar esquemas del pasado o modelos contemporáneos de sociedades diferentes a ella y de que en los ciclos de su necesaria transformación haya actitudes que aparenten repetir acciones con la impresión de que vuelve lo anterior.

Cada ciclo o etapa constituye una forma social que para identificarse se denomina de acuerdo con las circunstancias en que se desarrolla, y generalmente se le asigna el nombre de la corriente ideológica de mayor influencia, que caracteriza ese periodo; en ocasiones se agrega un prefijo como neo o post, para destacar el sistema básico que sirve de patrón o de experiencia. Se trata de un molde reformado y ajustado.4

Hay modificaciones consustanciales cuya esencia está preestablecida, a pesar de lo cual las innovaciones le imprimen caracteres distintos. Ocurre igual con las normas que reglamentan las relaciones humanas; el derecho se moldea, se transforma, pero queda, de acuerdo con Montesquieu, lo que él llamó "el espíritu de las leyes". El importantísimo espíritu de las leyes.

Los ciclos históricos obedecen a la evolución biológica y a la evolución social, tesis que sociológicamente, desde Darwin, han sido desarrolladas y y aceptadas. Es totalmente cierto que existe evolución en cada área de la existencia, que fundamentalmente, y de una manera extraordinaria, es perceptible en el ser humano que también evoluciona intelectualmente.

III. LAS RELACIONES HUMANAS, PROYECCIÓN SOCIAL

La evolución del hombre se convirtió en evolución social. La vida se dinamiza constantemente, ello obedece a la permanente interacción de los sujetos; a la obligada relación cotidiana y permanente a la que queda sometido desde su nacer.

La vida ciertamente cumple en todas sus facetas ciclos y, como los átomos mismos, crece, se descompone, se escinde, y se transforma. La transformación ocurre por la mezcla de acciones, es decir, por las relaciones del hombre mismo. Queda claro que el ser humano no puede entablar relación con objetos inertes, en cambio, con las reservas que esta afirmación implica, sí puede entablarlas con aquellos animales que tienen capacidad de respuesta, que es la obediencia. Existen relaciones que no tienen mayor complicación en tanto el hombre aplique su atinado juicio para dominarlos y adiestrarlos no obstante la diferencia de fuerza física que pueda haber.5

Las relaciones principales son que las que se dan entre los hombres mismos por diferentes y múltiples causas que se dispersan por todas las áreas en que aparece el hombre, que están en cualesquiera de los ámbitos en que se desarrolle.

La supervivencia de un hombre sin relaciones sería tema trascendental, causa de gran extrañeza, así fuera especulativa, como el Robinson Crusoe, 6y su incorporación

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