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REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL


Enviado por   •  14 de Abril de 2020  •  Apuntes  •  1.639 Palabras (7 Páginas)  •  121 Visitas

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REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. CARLISMO Y GUERRA CIVIL. CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL.

  1. INTRODUCCIÓN

Durante el reinado de Isabel II se lleva a cabo el establecimiento del Estado Liberal en España, en buena parte gracias a un contexto internacional favorable. Sin embargo, el nuevo Estado tendrá un problema que explica su fracaso: la exclusión de la mayor parte de la población de la vida política, lo que explica el intento democratizador del Sexenio Revolucionario (1868-1874).

  1. LA ÉPOCA DE REGENCIAS (1833-1843)

  1. El problema sucesorio

Fernando VII tiene como único descendiente a su hija Isabel, pero su acceso al trono era imposible por la Ley Sálica establecida en 1713. Ante ello, el rey aprueba en 1830 la Pragmática Sanción, que permite a la descendencia femenina gobernar. Los sectores absolutistas no aceptan la nueva ley, apoyando en la sucesión al hermano del rey, Carlos María Isidro.

Al fallecer el rey en 1833, los absolutistas apoyan a Carlos, mientras que los liberales apoyan a Isabel II. Al ser ésta menor de edad, asume la regencia su madre, María Cristina.

  1. La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que defendía la monarquía absoluta, la sociedad estamental, los privilegios de la Iglesia además del mantenimiento de los fueros, con el lema: “Dios, Patria y Fueros”. El carlismo contó con apoyos de los sectores más tradicionales de España, que temían el centralismo liberal, de pequeños campesinos, en las que la influencia del clero pro-absolutista era muy fuerte, y de la iglesia, la cual temía la abolición del diezmo.  

Sin embargo, los isabelinos tienen sus principales apoyos en las zonas urbanas y de predominio jornalero. Apoyo de parte de la alta nobleza y del alto clero, funcionarios y búsqueda del apoyo de los liberales.

En la dimensión internacional: apoyo al bando carlista por las potencias absolutistas (Rusia, Prusia y Austria) y al bando isabelino por las liberales (Gran Bretaña, Francia y Portugal).

Desarrollo del conflicto:

  • Etapa inicial (1833-1835). Periodo de éxitos carlistas. Carlos regresa de Inglaterra y junto al general Zumalacárregui logran reunir un gran ejército y comienza el dominio de grandes espacios rurales en el País Vasco, pero fracasaron en el asedio de las capitales. En Cataluña y el Maestrazgo se levantaron partidas, base de un posterior ejército regular a cargo de Cabrera. Se trata de una guerra caracterizada por la extrema crueldad en ambos bandos.
  • Segunda etapa (1836-1837). Se caracteriza por los intentos de tomar las capitales del País Vasco, obsesión de los líderes carlistas, que malgastaron las posibilidades de ganar a los liberales. En diciembre de 1836, el general Espartero levantó el sitio de Bilbao.

Las expediciones más destacadas de los carlistas fueron la del general Guergué en Cataluña, la de Gómez, que recorrió durante seis meses todo el territorio, y, sobre todo, la Expedición Real, en 1837, que tras pasar el Ebro, se dirige a Levante y luego a Madrid, en cuyas puertas permanece acampado, en espera de un pacto con Mª Cristina. Sin embargo, todas esas operaciones fracasaron y los carlistas no encontraron nuevos respaldos entre las poblaciones del centro y surpeninsular.

  • Tercera etapa (1838-1840). Fase marcada por el agotamiento de los bandos y la división interna del carlismo. El bando carlista sufrió continuas derrotas. Aún se mantuvo la lucha armada en Cataluña y el Maestrazgo, tras la toma de Morella por Cabrera. La resistencia se prolongó hasta julio de 1840, pero, en realidad, la victoria de los liberales era ya definitiva desde la huida de Don Carlos a Francia y la firma del Convenio de Vergara (1839).  

La guerra acaba con el Abrazo o Convenio de Vergara (1839) entre Espartero y Maroto, en el que se recogía el respeto a los fueros vasco-navarros. En el maestrazgo continúa la lucha guerrillera hasta la derrota de Cabrera en 1840.

  1. La regencia de María Cristina (1833-1840)

En 1834 la regente aprueba el Estatuto Real, carta otorgada basada en la ideología moderada, lo que lleva al descontento de los progresistas.

Surgieron movimientos revolucionarios en 1835-1836 (Juntas Revolucionarias, Pronunciamiento de la Granja) que los llevan al poder, con a Mendizábal como cabeza del Gobierno. Una vez en el poder, los progresistas llevan a cabo una labor reformista: Constitución progresista de 1837 y la Desamortización de Mendizábal de 1836.

  • Desamortización de Mendizábal (1836): se desvinculan las tierras de la nobleza y el clero. En este último caso se expropiaron los bienes del clero regular (comunidades religiosas), vendiéndose en pública subasta. Su finalidad fue atenuar el problema de la deuda, no hacer una reforma agraria.
  • Constitución de 1837: predominio de la ideología progresista (soberanía nacional, amplia declaración de derechos individuales, división de poderes, aconfesionalidad del Estado) pero haciendo concesiones a los moderados (Cortes bicamerales, amplios poderes de la Corona, financiación de la Iglesia Católica por el Estado).

  1. La regencia de Espartero (1840-1843)

Un nuevo movimiento progresista motivado por la Ley de Ayuntamientos provoca la destitución de María Cristina a favor de Espartero. Este proyecto de ley reducía el poder de los ayuntamientos al establecer que los alcaldes no serían elegidos, sino nombrados por los gobiernos.

Gran inestabilidad política por la división de los progresistas y los pronunciamientos moderados. Su mandato estuvo caracterizado por las revueltas encabezadas por generales moderados partidarios de María Cristina: O’Donnell, Narváez.

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