Relato ¿Qué está pasando aquí?

¿Qué está pasando aquí?

Capítulo 1

¡Que tonto. Dios! ¡Que recontra tonto! ¡¿Cómo pude no darme cuenta?! Casi cinco años y yo, sin la más mínima sospecha. Sospechar; ¡que iba a sospechar! No, de nada, Ni de los preparativos de los sabados, ni de las salidas de los domingos que mi mamá hacia con mi hermana mientras yo me quedaba en casa. Dariana… si que no la vi. Era la hija de la señora de la tienda, que ahora no se ni como se llama. Me llevaba tres años de edad y me tenia de bebe. “me cuidaba mucho.” Ella decía que me cuidaba, pero en realidad es que yo era su juguete. Me obligaba a jugar a la maestra, entonces me usaba de. ¡Lindo papel el mío! Pero bueno. Para ese entonces yo tenía 4 años. ¿Por qué cuando uno es pequeño no piensa? Bueno si piensa. Pero derechito, para un solo lado.

En serio, si a uno de chico le dicen que los árboles son blancos, lo tomamos como blanco y ya. Quiero decir: yo era muy wey como para creerme la historia de que mi mamá se había ido de viaje y después iba a volver ¿por qué no? Después de todo no era tan descabellada. Por lo menos era una buena excusa para entender porque nunca estaba.

Y algo así paso. Un domingo de marzo. De eso no me olvidare jamás. El domingo era el día en que papa amasaba pizza. Para nosotros y para vender en la panadería de Cosme. A mi mamá también le encantaba la pizza. Pero que ella trabajara no. Ni siquiera en casa preparando bollos. De eso también me acuerdo. De lo que mamá decía: quería entrar a una tanda y así juntar arto dinero; y de lo que mi papá le contestaba: que para eso estaba el.

Yo estaba en lo de Dari. Tomando leche en la casa de ella como todos los domingos. Era lindo estar allí, Dari me hacía jugar al hijo. Cortaba el pan en rodajas y las untaba con mantequilla. Excelente. Sólo que me hacía comer hasta casi vomitar. Pero era bonito. La mamá de Dari era maestra.

A eso de las seis de la tarde, me llevo a mi casa peinado y perfumado con una colonia asquerosa que su papá usaba para después de afeitarse. En casa estaba papá terminando las pizzas y mi hermana haciendo quehacer. Como se hizo un poco tarde, nos sentamos a cenar: Mary, mi papá y yo solos. Recuerdo perfecto que el a cada rato se asomaba a la ventana y se volvía a sentar, miraba la hora, se paraba y se volvía a sentar. Poner ultimo solo metía las casi pizzas al horno para llevar a entregar.

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