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Resolucion De Conflitos

putayusa27 de Octubre de 2013

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LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

El conflicto forma parte de las relaciones entre las personas, debido a las diferencias de opiniones, expectativas, creencias, valores o deseos que a menudo existen. Por este motivo, aprender cómo afrontar los conflictos es muy importante para poder mantener relaciones sanas con los demás.

El conflicto surge cuando las necesidades de una persona no se están satisfaciendo debido a que otra persona lo impide, generalmente porque sus necesidades están en contradicción con las del otro. Por ejemplo, si un compañero de trabajo no está haciendo su parte, de manera que te está sobrecargando a ti, no se está satisfaciendo tu necesidad de ser tratado justamente. Por otra parte, tu compañero puede pensar que no se está satisfaciendo su necesidad de descansar y de hacer el trabajo a su propio ritmo. Para que el conflicto se solucione es importante conocer cuáles son las necesidades de cada uno y tenerlas en consideración.

Según el tipo de necesidades que estén implicadas, los conflictos se vivirán con emociones más o menos intensas. Por ejemplo, el conflicto suele ser mayor y suele dar lugar a emociones negativas más intensas cuando una persona cree que no se están satisfaciendo necesidades que considera importantes, como la necesidad de ser tratado con respeto, de sentirse valorado, de intimidad, de seguridad, etc. Por el contrario, cuando no ves el conflicto como una amenaza a tu autoestima, tu valor personal o tu seguridad personal, tus emociones serán más moderadas.

La resolución de conflictos es una técnica, ensayada por profesionales experimentados que representan a las partes en disputa a cualquier nivel (individual-interestatal) que ofrecen una vía alternativa para cada parte que desde su punto de vista puede favorecer la resolución del conflicto en todas sus facetas y dominios.

ANTECEDENTES DE LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

El origen histórico de la resolución de conflictos se remonta al origen mismo de la humanidad, comienza con la existencia de, por lo menos, tres personas en el mundo. Por lo que su génesis es la de la vida en comunidad.

Existen fragmentos filosóficos presocrático, como los de Heráclito y Aristóteles donde se ha traducido que el "conflicto es el promotor del cambio y a su vez es consecuencia de este. " y simplemente se necesitan dos seres, ya que el conflicto se caracteriza por la dualidad adversario – adversario. En la actualidad se acepta que los conflictos son de naturaleza humana, ya que en la naturaleza no existen conflictos. Igualmente, un conflicto puede existir entre opciones de una misma persona (conflicto interno) y no necesariamente entre dos adversarios distintos (conflicto externo).

Tras la II Guerra Mundial se dio un gran impulso al estudio del fenómeno antropológico, social económico y político de la guerra, y se fueron modelando distintas teorías que tienen entre uno de sus capítulos la “intervención de terceros". Estos dieron paso a la llamada mediación/transformación/resolución de conflictos como la participación de una tercera persona que promueva la conciliación y el acuerdo autodeterminado por las partes en desavenencia.

TEORÍAS Y ELEMENTOS ESTRUCTURALES DEL CONFLICTO

El estudio del conflicto se ha realizado desde distintas teorías, todas ellas interesantes en las aportaciones que realizan al mismo. De este modo, nos encontramos con aquellas que explican desde la biología el origen de las situaciones conflictivas porque lo conciben como un fenómeno instintivo y natural; y por esta razón, la supervivencia procede de la lucha y de la fuerza, interpretando que cualquier proceso de paz lo que hace es frenar los impulsos destructivos. Desde esta escuela, una posible respuesta al conflicto es la conducta violenta, que evidentemente enmarcada en contenidos biológicos carecería sentido y sólo adquiriría significado como un elemento puramente aprendido.

Otra aportación interesante es la que sostiene la escuela psico-sociológica, al comprender que la respuesta al conflicto, mediante una conducta agresiva y violenta, es fruto del aprendizaje. En ella se integran las teorías de la frustración, que afirman que detrás de toda conducta violenta hay una persona frustrada; sin embargo, el elemento débil de dicha teoría es la supresión del componente de cambio social y por lo tanto, la eliminación de cualquier explicación sociológica. Dentro de la escuela psico-sociológica introduciríamos todo lo relativo a la percepción y a los estereotipos; pues desde estos elementos, el conflicto es explicado por el modo de manejar la información o por sesgos perceptivos, es decir, por la interpretación errónea o sesgada de la información. Toda persona utiliza procesos y mecanismos para conocer a los semejantes y a sí mismos, de tal modo que los procesos psicosociales de percepción y cognición social están presentes junto con los estereotipos o evaluaciones negativas que se realizan de una situación y que pueden activar el arousal emocional y en consecuencia, las emociones negativas. Además, dentro de la escuela psico-sociológica tenemos que considerar las técnicas de simulación porque ayudan a comprender situaciones, analizando el comportamiento de las partes implicadas y la teoría de la negociación, desde la que el conflicto es perfectamente negociable.

La tercera y última teoría es la escuela estructuralista, que entiende que los conflictos proceden de la estructura social. Evidentemente todas ellas aportan aspectos relevantes para aproximarnos a un mayor conocimiento del conflicto, pero nuestro interés se va a centrar en la escuela psico-sociológica y en las diversas respuestas desde ella al problema del conflicto. En cualquier caso, las diferentes teorías comparten que en todo conflicto deben tenerse presente los siguientes aspectos estructurales: las metas, es decir, saber cuáles son los fines que pretenden alcanzar las diferentes partes, y por ello hay que considerar que los objetivos incompatibles afectarán a las consecuencias o resolución del conflicto de un modo más o menos pacífico; el contexto o lugar en que se produce el conflicto también lo determinará sustancialmente; las partes o individuos que intervienen en el conflicto, es decir, saber el número de partes y los componentes de cada una de ellas; las relaciones de poder de las que dependen los recursos que se usen e el conflicto; el patrón o tipo al que pertenece el conflicto; las expectativas, ya que cada parte del conflicto realizará una evaluación del mismo en consonancia al nivel de expectativas mantenidas; los ejes del conflicto constituidos por inclusión, control y afectividad; así, se valora si el conflicto de desarrolla dentro o fuera del grupo, con qué nivel de control o poder y con qué grado de cercanía; la vivencia o percepciones que se ven afectadas por el conflicto y que pueden estar sesgadas por su amplia fuerza subjetiva; el desencadenante o hecho que provoca el conflicto; el ciclo o evolución del conflicto; los métodos o estrategias utilizadas; normas o conductas, fruto de un consenso, que regula el conflicto; estilos de disputa; consecuencias y complejidad del conflicto.

CICLO DEL CONFLICTO

El conflicto es un proceso que contempla diferentes fases, pero que en su desarrollo también tiene presente el sentido cíclico; por eso, en todo conflicto se produce una dinámica de interacción de partes que progresa a medida que los grupos oprimidos tienen conciencia de los conflictos e intereses.

Como ya hemos afirmado, se trata de un mecanismo de funcionamiento cíclico formado por tres fases: escalada, estancamiento y desescalada. En la fase de la escalada se alcanza el momento álgido del conflicto, el estancamiento sucede cuando el conflicto se estabiliza, y por último, la desescalada, etapa en la que el conflicto se reduce paulatinamente. En dichas fases hay que afirmar que la escalada se incrementa en la medida en que intervengan los procesos perceptivos o de manejo de la información y la escalada irracional del conflicto. Es en este primer momento cuando el individuo puede, desde un sólo conflicto, ampliar los problemas, desplazar los problemas hacia las personas, incrementar la competitividad e implicar a otros individuos.

Posteriormente, se llega a la etapa de estancamiento porque ya ambas partes deciden que no desean competir, sino cooperar; de tal modo, que al estar los sujetos en una relación de poder bastante equitativa valoran que carece de sentido continuar actuando desde la competencia, posiblemente porque carecen de estrategias o recursos, porque ya no poseen tácticas competitivas, porque son más los costes que los beneficios o porque se ha eliminado el soporte social. En cualquier caso, el estancamiento no siempre da lugar a la última fase conocida como desescalada; pues el conflicto puede frenarse y repentinamente activarse hacia la escalada.

En la desescalada ya se han alcanzado objetivos comunes y se ha incrementado la interacción entre las partes. Desde el análisis del conflicto según las etapas se pueden estudiar el grado de valor mismo según la madurez de éste; de esta manera, un conflicto tendrá un mayor nivel de madurez cuando se trabaje hacia la cooperación y equidad entre las partes.

Cuando se intenta esclarecer la estructura del conflicto son varios los autores que entran en discusión al respecto, pero sí que parece relevante considerar tres aspectos básicos del mismo: la situación en la que se produce el conflicto, es decir, tener información sobre lo que ha sucedido, conocer el tipo de relaciones que se establece entre las personas o elementos que protagonizan el conflicto, los valores que están presentes y los recursos con

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