ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Si No Quieres Ser Violento

cccamacho16 de Noviembre de 2014

4.807 Palabras (20 Páginas)233 Visitas

Página 1 de 20

No violencia y educación. Si quieres ser no-violento

Juan María Parent Jacquemin

¿A quién le interesa ser no-violento? Preguntémonos primero ¿qué es esto que se llama no-violencia? ¿Cómo se define? ¿A qué se opone? ¿Es para personas comunes o para activistas militantes? ¿Tiene que ver con la injusticia o más bien con los golpes, los asesinatos, las violaciones?…

¿Por qué preguntar acerca de una opción de vida ética? ¿Ser no-violento es igual que ser paciente? ¿O ser tolerante? ¿O ser agresor de los violentos?

A todos estos interrogantes iniciaremos una respuesta.

La palabra fue creada por Gandhi. Desgraciadamente, al traducir el término sánscrito Ahimsa (voluntad de no matar) como "no-violencia", nos encontramos ante una definición que se expresa frente a otra realidad: la violencia. Luego, el término es negativo, lo que le quita mucho de su impacto o importancia. Gandhi abrió un concurso en el periódico que sostenía en África del Sur para solicitar ideas que mejoraran el término. Se adoptó Satyagraha, que quiere decir "fuerza de la verdad". Infortunadamente, tampoco este término llenaba las expectativas porque en todas las culturas se discute sobre qué es la verdad. Finalmente, la palabra no-violencia en castellano y Ahimsa en sánscrito se quedaron a pesar de las dificultades que su uso lleva consigo. Representan todas las acciones que se llevan a cabo con cierta estrategia en pro de la justicia y la libertad.

Definamos para empezar qué entendemos por no-violencia.

• La no-violencia tiene dos vertientes. 1. Vertiente ética, que consiste en esta lucha interior para lograr dominar o eliminar las huellas de la violencia que se esconde en nuestro interior. 2. Vertiente política, que nace en todos los que han desterrado la violencia de sus modales y se encuentran ante la violencia de las personas y de las estructuras. De este descubrimiento doloroso surge la voluntad de una acción política que cambie este estado de cosas.

• Desde un punto de vista filosófico, la no-violencia es la conciencia de la importancia, del valor y del poder de cada ser humano, incluyéndose a sí mismo. La no-violencia es sobre todo una manera de ser, de actuar en el conflicto: una herramienta que permite construir la armonía entre los seres creando en cada uno la dignidad y el respeto profundo del otro. En su Ética a Nicómaco, Aristóteles se adelanta a nuestro descubrimiento cuando desarrolla la idea de frónesis, que se tradujo por prudencia, término que con el racionalismo y el moralismo ha perdido toda su fuerza. La frónesis es "un acto intelectual y moral que efectúa una buena deliberación, un discernimiento de lo conveniente, desemboca en la palabra y la acción oportunas" (Vaillant, 1990: 78). Hoy, desgraciadamente, la palabra prudencia hace pensar en falta de decisión, temor, actitud titubeante; todo esto está lejos del Ahimsa gandhiano o de la no-violencia actual.

La no-violencia puede ser descrita por sus aspectos estratégicos, tácticos y políticos, pero posee igualmente otras dimensiones. En una visión holística, pasa por la comunicación, así como por todas las etapas de la experiencia y de las relaciones humanas.

Una manera de actuar. Se trata de decir no a la violencia. Esa es la primera dimensión de la no-violencia, la más evidente: no golpear al otro, ni maltratarlo y mucho menos violarlo o matarlo. Eso todo el mundo lo comprende. Por lo demás, cuando se habla de no-violencia en los periódicos la expresión significa casi siempre "sin violencia".

En la India los valores de la renuncia, del desprendimiento de las pasiones y la vida ascética parecen ligados a la idea de "no-violencia", de respeto de la vida bajo todas sus formas, de tolerancia. Según Véronique Bouillier, el Satiagrahi "debe desplazarse evitando hacer sufrir o herir alguna criatura, debe hacer de tal modo que todas las criaturas se encuentren en seguridad cerca de él, debe soportar todo con indiferencia y respeto, no debe resentir ninguna cólera contra el que es furioso contra él" (Boullier, 1994: 213). El Ahimsa es de hecho el primero de los cinco grandes votos, de los cinco compromisos mayores al que se suscribe todo candidato sannyasa. Estos cinco votos también son los que profieren los monjes budistas o jains —que hacen del Ahimsa el valor supremo— y constituyen igualmente los cinco yama, las cinco abstenciones que forman la primera de las ocho etapas que llevan al desprendimiento único descritas en los yoga Sutra.

El compromiso que toma el satiagrahi de abstenerse de dañar a todas las criaturas se solemniza en los ritos de entrada en el satiagrayn. Según el vasistha que presenta la primera descripción de estos ritos: "una persona que renuncia debe alejarse de su casa después de haber dado a todas las criaturas el don de la seguridad" (Boullier, 1994: 213).

"El don de seguridad" es la expresión ritual de la no-violencia (Ahimsa). Y el boudayana amplía este aserto con la metáfora del bastón: "una persona que renuncia no debe herir a ninguna criatura con ninguno de los tres bastones, es decir ni en palabra, ni en pensamientos, ni en acciones" (Boullier, 1994: 213).

Parece que la noción de Ahimsa, el "no deseo de matar", forma negativa de una idea positiva, hizo su aparición en los medios ritualistas bélicos, por consiguiente, en el contexto del sacrificio. Se trata entonces de un juego de metáforas y de reparaciones y, luego, de sustitutos de separar la condenación a muerte de las víctimas sacrificiales de toda idea de violencia para escapar así de sus consecuencias temibles.

No obstante, la no-violencia comporta una segunda dimensión, la de la acción, pues para oponerse de modo eficaz a la violencia hay que ser activo, ¡e incluso muy activo! Eso no lo sugiere la noción de no-violencia. Por ello suele ser preferible hablar de "acción no-violenta" o de "no-violencia activa". En resumen, la no-violencia consiste en actuar sin violencia contra la violencia "[…] La no violencia supone servirse de la vida para ganar, mientras que en la violencia amenazas siempre al contrario con la muerte, con su muerte" (Sémelin, 2001: 17).

¿De qué violencia estamos hablando?

Consideramos desde la no-violencia activa dos clases de violencia: La violencia directa y la violencia de respuesta.

La violencia directa es la del patrón que no paga un justo salario; la del comerciante que roba a sus clientes; la del administrador público que desvía fondos públicos; la del diputado que no representa a la población sino que atiende las órdenes de su partido; los impuestos injustos o mal utilizados; las prohibiciones de hablar, de escribir, de opinar, de pensar; el ecocidio y tantas otras.

La violencia de reacción o de respuesta es la de los macheteros de Atenco;1 la de los grafiteros; la del marido que le pega a su esposa; el robo necesario ante la miseria creada por el sistema neoliberal; la corrupción, como forma de hacerse justicia por propia mano.

La no-violencia activa lucha para reducir y eliminar la violencia directa porque es causa de la otra. Para ello tiene una filosofía de la vida basada en la búsqueda de la verdad y de la justicia, se apoya en varias estrategias y cuenta con tácticas.

La no-violencia es una filosofía de la vida, estrategias de acción y tácticas concretas. La palabra no-violencia suele estar acompañada del adjetivo "activa". Se habla de una no-violencia activa porque se corre el riesgo de confundir la no-violencia, ausencia de violencia, como pasividad, pacifismo, renuncia…

La no-violencia es entonces: Una búsqueda y una sabiduría que dan sentido al destino de cada cual y a la historia de la humanidad; una manera respetuosa de vivir y de actuar de los hombres y de la naturaleza y una manera respetuosa de luchar del adversario —que no excluye la presión ni la coacción— y abierta a la negociación y a la reconciliación.

Después de leer esta definición, ¿sigues interesado en ser no-violento? Si respondes afirmativamente entonces vamos a emprender el camino.

Hacia la no-violencia

Es difícil mencionar la no-violencia sin pensar en las experiencias de resistencia que nos han ofrecido la historia y sus líderes, de Gandhi al Dalai Lama. El debate se sitúa generalmente en la eficacia y la legitimidad de los modos de acción estrictamente no-violentos, evaluando al mismo tiempo la pertinencia y el valor del principio de no-violencia. Entre principio ético y prácticas políticas olvidamos muy a menudo un factor que ocupa sin embargo un lugar esencial en el nacimiento y la fuerza de las experiencias históricas de la no-violencia: las organizaciones sostienen y permiten estas movilizaciones, las cuales dan a este principio ético una actualización en la historia.

Algunos lectores aislados de Tolstoï o Gandhi no hubiesen podido ofrecer solos la persistencia de la lucha contra el apartheid durante las decenas de años necesarias para lograr el éxito. Se ha requerido del nacimiento de organizaciones que permitan a las personas con convicciones no-violentas compartir, intercambiar, apoyarse mutuamente, formarse, reflexionar, informar y actuar… La no-violencia es ante todo una aventura colectiva, vivida en la continuidad más allá de los tiempos fuertes de la movilización que le han dado vida (Gamblin, 2005: 1).

Educar en la no-violencia

La relación entre el niño y sus padres se caracteriza por esta noción de reciprocidad. El niño aprende a sonreír porque el adulto sonríe para él. Y la sonrisa "de la madre" es respuesta a la

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (30 Kb)
Leer 19 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com