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TEORÍA DEL CONTROL Y LA RELACIÓN SOCIAL


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2013  •  2.320 Palabras (10 Páginas)  •  264 Visitas

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LA DESVIACION:

La Teoría del Control y la Reacción Social nos establece la necesidad de estudiar el fenómeno social conocido como la desviación. Pero, ¿Qué significa este concepto?, ¿Cómo se origina? ¿Cuáles son las consecuencias que produce dentro del marco socio-legal de las sociedades modernas? Para poder contestar estas y otras interrogantes debemos hacer referencia a los factores que originan la desviación y, poco a poco, profundizar en el concepto teórico y práctico del tema a discutir.

ORIGEN DE LA DESVIACIÓN:

La desviación tiene sus orígenes en la condición social de los seres humanos. Uno de los primeros en analizar la vida del hombre en sociedad fue Aristóteles, filosofo griego de la Antigüedad Clásica. Afirmó que somos sociales por naturaleza: nacemos, vivimos y morimos dentro de un grupo social.

Desde el periodo Pre-histórico el hombre descubrió la necesidad de vivir con seres semejantes a él. Somos las criaturas más inteligentes dentro de la naturaleza, pero al mismo tiempo las más indefensas pues necesitamos de los demás para sobrevivir y desarrollar nuestra humanidad. Los seres humanos se buscan, se unen y descubren la necesidad de desarrollar medios para establecer un orden, para poder vivir en comunidad.

Disponen del lenguaje como medio de comunicación para expresar sus necesidades y también del pensamiento para buscar como satisfacerlas. Podemos trasmitir a los demás nociones subjetivas del bien o el mal, de lo que es justo o injusto y de las cosas que son fundamentales para poder vivir en sociedad.

EL CONTROL SOCIAL:

Existen distintos tipos de leyes, las cuales no son otra cosa que normas impuestas por aquellos que poseen el poder político, ya sea legítimo o no. Entre ellas, según los expertos en los campos de la Sociología y Justicia Criminal, existen normas para establecer el llamado control social. Este consiste en concederle autoridad a unas fuerzas o instituciones creadas por los gobernantes y/o poder legislativo, para evitar que los ciudadanos se aparten o violen las reglamentaciones establecidas.

Según la Lcda. Marta González Rodríguez, en su artículo Análisis del control social desde una perspectiva histórica (2003), expresa que el concepto tiene sus orígenes en “…la segunda mitad del Siglo XIX en los”…Estados Unidos. Se le atribuye a Edgard Ross quien lo utilizó para analizar los problemas relacionados al orden y la organización de la sociedad. No se refería al establecimiento de controles unificadores por parte del estado, sino a un control por parte de la sociedad basada en la identificación de las “necesidades culturales”.

Otros sociólogos de la Escuela Estructural-Funcionalista, como Durkhein, Parsons y Merton, reconocen la responsabilidad del estado con respecto al control social para contener la conducta que por diversas razones no es aceptada. (González, 2003)

Estos conflictos son reconocidos como problemas sociales. Joseph Sheley (1979) los define como situaciones que las demás personas perciben como amenazas. Si se afecta un número significativo de sujetos, estos buscaran la manera mantener su estabilidad social. Se crean las instituciones sociales para darle sentido, coherencia y permanencia al grupo social dominante (la familia, la iglesia, el sistema educativo, el sistema judicial y el gubernamental.

LAS TEORÍAS DEL CONTROL (Y LOS QUE TIENEN MUCHO QUE PERDER):

Las denominadas “teorías del control”, toman un curso analítico opuesto al que se plantearon las restantes teorías de la criminología. En efecto, la indagación inicial, en todas las escuelas, y a lo largo de la historia misma de la criminología, ha sido “¿por qué los seres humanos delinquen?”. Pues bien, las teorías del control invierten la indagación y se preguntan “por qué la mayoría de la gente no delinque?” En definitiva, si todo individuo cuenta con la posibilidad de infringir la ley, por qué la mayoría de ellos las obedecen?

En la criminología clásica, la respuesta estaría dada por el miedo a la reacción social, al castigo. La teoría del control, sin embargo, cree que el miedo a la respuesta punitiva es uno de los motivos que pueden explicar esta conducta de apego a las normas, pero por cierto no el único ni el más consistente en términos sociológicos. Los teóricos de control, en general, argumentan que no existe ninguna explicación respecto a por qué la gente delinque, puesto que todos los seres humanos sufren de la debilidad humana innata que los hace incapaces de resistir la tentación o de abstraerse de cometer una infracción a lo largo de su vida. Si no lo hacen, es porque existen mecanismos de control, que restringen esas conductas socialmente reprochables. Y que esos factores destinados a "controlar", son justamente los elementos que faltan o están fuertemente debilitados en el caso de las personalidades de los delincuentes.

En síntesis, que el individuo no delinque porque tiene mucho que perder, y el delito le depara muchas más desventuras que ventajas. Entre las teorías del control, habremos de recorrer brevemente la formulación de Travis Hirschi, denominada “Teoría del arraigo social”, que se explicita en el libro de su autoría “Causas de la Delincuencia” (1969).Hirschi señala en su trabajo que la criminalidad resulta de una suerte de debilitamiento de los lazos o vínculos que unen a la persona con el resto de la sociedad. Si esos lazos tuvieran la fortaleza necesaria, la idea de delinquir le causaría al individuo un miedo disuasivo respecto del daño que la asunción de una conducta desviada podría ocasionarle en sus interrelaciones sociales. Cuando esos lazos se deterioran o difuminan, por el contrario, es esperable y explicable que la persona delinca. Según Hirschi, hay cuatro ítems que sostienen su teoría del arraigo social.

1) El apego hacia las personas. Sin el, la persona pierde la aptitud para relacionarse con terceros y desarrollar una conciencia social (por ejemplo, el caso de los psicópatas), y por ende el respeto hacia los otros y hacia la autoridad. La ley es él.

2) Identificación con valores convencionales. Cuando la persona comparte y se compromete con estos valores socialmente aceptados (honestidad, laboriosidad, familia, prestigio, etcétera), es bastante poco probable que incurra en una conducta que puede poner en peligro esas conquistas.3) Participación en actividades sociales. Mientras más intensa sea la participación de la persona en actividades sociales convencionales (trabajo, escuela, familia, clubes, grupos de pares), más alejado estará de la tentación de perpetrar conductas delictivas, que sí se verían auspiciadas por el ocio y

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