VIOLENCIA Y SOCIEDAD: REFERENTES DE LA TRANSFORMACION EDUCATIVA COLOMBIANA.
edyemoEnsayo10 de Febrero de 2016
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VIOLENCIA Y SOCIEDAD: REFERENTES DE LA TRANSFORMACION EDUCATIVA COLOMBIANA
Edgardo Yepes Molina
1. RESUMEN
Resaltar las principales transformaciones observadas por la sociedad colombiana desde la mitad del siglo XX y que han repercutido a nivel educativo es el tema principal del presente documento. Los cambios que se describen y que fueron sustanciales convergieron hacia los valores observados en el mundo en desarrollo tales como la esperanza de vida, la alfabetización y la urbanización.
En contraste a la opinión de los escépticos y paradójicamente a la par de un mediocre desempeño económico, violencia, la desigualad y el desempleo que habían alcanzado niveles muy altos tanto históricamente como en comparación con otros países de la región; la educación crece de manera ostensible, especialmente durante los años sesenta, la pobreza disminuye de manera significativa, el rol de la mujer en este escenario mejora ostensiblemente, mucho más que en otros países latinoamericanos y la movilidad social aumenta.
Palabras clave: fecundidad, educación, pobreza, distribución del ingreso y migración.
2. INTRODUCCION
Volcar una mirada al pasado de nuestro país, y específicamente desde el año 1903, luego de cuarenta años de violencia, muestra sin lugar a dudas, cambios sustanciales en todos los ámbitos. En efecto durante este siglo, avances nunca antes pensados a nivel tecnológico, económico, político, social, cultural y filosófico, repercuten en el Diseño de políticas y reformas en materia educativa de manera global.
El documento es un compendio de las principales transformaciones sociales que tuvieron lugar en Colombia durante la segunda mitad del siglo XX y que le dieron un nuevo viraje al sistema educativo nacional que ha querido dar respuesta a la diversidad de problemas de la sociedad.
Muy a pesar de que intelectuales e historiadores colombianos, han negado recurrentemente la existencia de cualquier forma de progreso social argumentando: “(….) incluso que la historia del país está hecha a base de frustraciones y que la brecha en el ingreso por habitante con respecto a los países en desarrollo es abrumadora, se dice que nada ha cambiado”. En un primer momento se hace un recuento del problema de la violencia del país y sus consecuencias devastadoras, se resaltan los cambios en la calidad de vida y en la distribución espacial de la población y culmina con los avances en materia educativa y sus efectos sobre los enfoques y diseños curriculares.
3. SITUACIONES DE ORDEN PÚBLICO QUE PERMEAN PROFUNDOS CAMBIOS SOCIALES AL PAIS
La violencia fue uno de los flagelos sociales más prominentes de la segunda mitad del siglo XX. En le década de los 50, su origen fue político y convocada mayormente en las zonas rurales lo que produjo casi 200 mil muertos (Deas y Gaitán, 1995). Con la llegada de la democracia, la violencia disminuyó y permaneció controlada por casi dos décadas. Pero a finales de los años setenta la violencia se reactiva. Bastaron unos cuantos años para que Colombia se convirtiera en uno de los países más violentos del mundo. En los años noventa algunas ciudades colombianas presentaron índices de muertes violentas de una magnitud casi catastrófica (Gaviria, 2000a)
En ese mismo periodo el país experimenta un fenómeno social de gran trascendencia: el desplazamiento de millones de habitantes rurales a causa de la barbarie, con nefastas consecuencias económicas y sociales. Las demandas de servicios sociales para atender la población desplazada se ha venido extendiendo con los años, con un costo de varios billones de pesos, según los estimativos oficiales mismos, que podrían incluso desbordar la capacidad fiscal de la Nación y las regiones.
El Narcotráfico, fue el detonante de una epidemia homicida jamás antes imaginada y que coincide en momentos que Colombia se consolida como el primer exportador mundial de cocaína. Su impacto en la sociedad a través de su ala de violencia congestiona el sistema de justicia y aumenta la impunidad, lo que redunda, a su vez, en una mayor rentabilidad de muchas actividades criminales conexas. Aumentó la oferta de armas y facilitó el intercambio de conocimiento entre redes de criminales. Y promovió una cultura favorable al crimen (Gaviria, 2000a). Para la historiadora Mary Roldán, el narcotráfico “rompió la tradición, transformó las costumbres sociales, reestructuró la moral, el pensamiento y las expectativas” (Roldán, 2002). En suma, el narcotráfico puso en marcha una serie de procesos de retroalimentación que produjeron, en poco más de una década, una epidemia criminal con pocos antecedentes en el mundo.
A esta panorámica se suma un conflicto armado de varias décadas y considerado el más antiguo de Latinoamérica y del mundo, que comparte con el narcotráfico, primeros lugares entre los flagelos más preponderantes al que se le atribuyen gran parte de situaciones adversas como el desplazamiento forzado, el secuestro, la extorsión, la desaparición, y toda clase de violación de Derechos Humanos, que afecta a la población civil y las principales esferas del Estado: Economía sociedad, cultura, y demografía Nacional
El éxodo a las ciudades capitales, ha venido repercutiendo en la tasa de urbanización. La cual aumentó aceleradamente en la primera parte del período de análisis. Según cifras del DANE (Departamento Administrativo Nacional de estadísticas), entre los años censales 1951 y 1964, el grado de urbanización pasó de 39 a 52 por ciento, un aumento equivalente a una tasa anual de 26 por mil. Entre 1964 y 2005, la urbanización aumentó de 52 a 74 por ciento, lo que equivale a una tasa anual mucho menor, de apenas 13 por mil. La desaceleración fue especialmente pronunciada durante los años setenta y ochenta. Desde mediados de los años noventa el grado de urbanización volvió a acelerase como consecuencia, entre otras cosas, del desplazamiento forzado.
La revolución femenina fue seguramente la transformación más significativa de la sociedad colombiana durante la segunda mitad del siglo XX. Se hizo evidente, por generalizarse el uso de anticonceptivos modernos, en el adelanto educativo y en la vertiginosa irrupción de la mujer en el mercado de trabajo. De igual modo trajo consigo una transformación radical en las expectativas y las aspiraciones de las mujeres colombianas. De manera gradual pero definitiva, las mujeres colombianas comenzaron a valorar más la independencia económica y los logros educativos que las satisfacciones tradicionales de la vida familiar. Los cambios culturales y socioeconómicos se reforzaron mutuamente; por ejemplo, los logros educativos impulsaron el cambio en las aspiraciones, y las renovadas aspiraciones empujaron, a su vez, el avance educativo.
El uso de anticonceptivos por parte de las mujeres en edad fértil pasó de 27 por ciento en 1964 a 72 por ciento en 1995 (Flórez, 2000, p. 55). La generalización en el uso de anticonceptivos ocurrió tanto en las zonas urbanas como en las rurales.
No obstante, resulta paradójico que la urbanización y la transición demográfica estuvieron acompañadas de un importante progreso de la educación. Como suele ocurrir en los procesos acelerados de transformación social, el avance educativo fue causa y consecuencia del aumento en la urbanización y de la caída de la fecundidad. El aumento en el gasto en educación ocurrido a finales de los años cincuenta y a comienzos de los años noventa también favoreció grandemente al avance educativo.
La lucha contra el analfabetismo y la consagración de la Educación como derecho fundamental en la carta magna del año 1991 fue solo el reconocimiento de una de las preocupaciones más sonadas de los gobiernos del siglo XX y en el cual se obtuvieron los avances significativos.
La industrialización de la economía del país, las políticas económicas que se encaminaban al fortalecimiento de la agroindustria, abocaba a cambios sustanciales en las reformas educativas para estar a la par con los países del cono sur del continente. En un primer momento su principal reto era bajar las tasas de analfabetismo del país y lograr con ello el aumento de la movilidad social. Las estadísticas dan fe de los grandes avances que tuvo el país en este comedido.
La tasa de alfabetización pasó de 63 por ciento en 1950 a 93 por ciento en el año 2000. Esta progresión fue similar a la observada en otros países latinoamericanos como Brasil, México y Perú. Durante el período de análisis las tasas de alfabetización convergieron en América Latina (Astorga et al., 2005). En 1950 la diferencia entre Colombia y Argentina ascendía a 27 puntos porcentuales. En el año 2000 se había reducido a 5 puntos. En el mismo período las tasas de alfabetización promedio en América Latina se acercaron a las de Estados Unidos.
A partir de la promulgación de la Ley 115 o Ley General de Educación, que permio, bajo los principios de la democracia y del estado social de derecho, afianzar los procesos de descentralización. Bajo este mismo espíritu la ley de competencias y recursos de 1993, establecieron un nuevo marco institucional del sector, el cual fue refrendado por la ley 715 de 2001. De esa manera, El MEN (Ministerio de Educación Nacional) pasó a definir los grandes lineamientos de política del sector, así como a ejercer la vigilancia del mismo.
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