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Almafuerte


Enviado por   •  13 de Julio de 2012  •  1.727 Palabras (7 Páginas)  •  487 Visitas

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Introducción

Almafuerte, cuyo verdadero nombre fue Pedro Bonifacio Palacios nació el 13 de mayo de 1854 en San Justo, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Su vocación de maestro le llevó, a los 16 años, a dirigir una escuelita en el pueblo de Chacabuco donde, en 1884, tuvo la oportunidad de conocer a Sarmiento y fue docente durante su presidencia.

Sin título oficial, y con métodos muy personales, impartía una enseñanza que por sobre todo abría un panorama espiritual en sus alumnos. Por razones personales abandonó la docencia, y se trasladó, primero a Buenos Aires y luego a La Plata, para dirigir y colaborar en periódicos de la época. Aunque circunstancial, su labor periodística fue intensa y de lucha, transmitiendo su espíritu a la juventud que participó en los hechos revolucionarios de la última década del siglo XIX. Para ese entonces, eran muchos los diarios que recogían artículos y versos de Almafuerte (algunos publicados con otros seudónimos, ya que utilizó varios en su acción periodística).

También fue bibliotecario y traductor de la Dirección General de Estadísticas. Durante su vida adoptó cinco chicos y público dos libros.

Palacios no aceptó ningún empleo público, ya que criticaba a quienes vivían a expensas de los impuestos de la gente, razón que le trajo continuos problemas económicos.

En la ciudad de La Plata, donde pasó gran parte de su vida, Almafuerte falleció el 28 de febrero de 1917, a los 62 años de edad.

Pedro Bonifacio Palacios nació en San Justo, provincia de Buenos Aires el 13 de mayo de 1854, en el seno de una familia muy humilde. Todavía niño, pierde a su madre y es abandonado por su padre, por lo que fue criado por sus parientes.

Almafuerte es el seudónimo con el que alcanzó mayor popularidad, aunque no fue el único que utilizó a lo largo de su vida.

Su primera vocación fue la pintura, pero, como el gobierno le niega una beca para viajar a Europa a perfeccionarse, cambia su rumbo y se dedica a la escritura y la docencia.

En 1870, Siguiendo su vocación y sin título oficial, se dedicó a la docencia: tenía sólo 16 años cuando comenzó a dirigir una pequeña escuela en Chacabuco Ejerció también en escuelas de la Piedad y Balvanera. Poco después se trasladó a la campaña y fue maestro en Mercedes y Salto. Su enseñanza buscaba abrir un panorama espiritual en sus alumnos, más que la mera acumulación de conocimientos. En esta misma ciudad, en 1884, conoce al entonces ex presidente (1868 - 1874) Domingo Faustino Sarmiento. Tiempo después es destituido por no poseer un título habilitante para la enseñanza, pero muchos afirman que en realidad fue por sus poemas altamente críticos para con el gobierno.

Luego de dejar la enseñanza obtiene un puesto dentro de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, y más tarde bibliotecario y traductor en la Dirección General de Estadística de dicha provincia. En 1887, se traslada a La Plata e ingresa como periodista en el diario El Pueblo. Su labor periodística fue intensa y de lucha. Para esa época, muchos diarios ya levantaban artículos y versos de Almafuerte (algunos publicados con otros seudónimos, ya que utilizó varios en su trabajo periodístico). A pesar de esto, su actividad periodística no fue demasiado extensa ya que era poco complaciente con los caudillos locales: sin embargo, desde ese lugar dio una intensa batalla y alentó a los jóvenes de la época, que más tarde participarían del movimiento revolucionario de los ´90. Dicha revolución también llamada la revolución del parque, fue una insurrección cívico-militar producida en Argentina el 26 de julio de 1890 dirigida por la recién formada Unión Cívica.

Almafuerte tuvo cinco hijos adoptivos, lo que marca un gran contraste entre la enorme generosidad que tenía para los demás y la pobreza en la que se vio sumergido casi toda su vida.

En 1894 retoma su actividad docente en una escuela de la localidad de Trenque Lauquen, pero nuevamente es retirado por cuestiones políticas dos años más tarde. A pesar de estos inconvenientes gozaba de gran reputación gracias a sus textos publicados en los diarios.

A comienzos del siglo XX participa un poco de la actividad política, pero a causa de su inestabilidad económica y de que es reacio a aceptar un cargo político, ya que criticaba duramente a quienes vivían a expensas de los impuestos de la gente, no lo hace con mucho entusiasmo.

Entre sus obras literarias mas resaltantes se encuentran: Lamentaciones, (1906); Siete sonetos medicinales, (1907); Evangélicas, (1915); Poesías, (1916); La inmortal; El misionero, (1911); entre otros. A su vez publicó dos libros llamados Avanti y La yapa; más que suficiente para que su obra sea juzgada por personalidades de la talla de Jorge Luis Borges o Rubén Darío, entre otros.

Almafuerte vivió la transición entre el romanticismo y el positivismo, no pudiéndose encuadrar a su obra en un estilo determinado. Sus creaciones manifiestan su propia subjetividad: su dolor ante el sufrimiento humano, sus dudas y su prédica hacia un mundo más luchador y justo. La nota dominante de la producción de Pedro Bonifacio Palacios, sea en verso sea en prosa, es la exaltación de las clases humildes de la sociedad, que Almafuerte llamaba "la chusma de mis amores”.

Al final de su vida, el Congreso Nacional Argentino le otorgó una pensión vitalicia para

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